Agente de Policía Social

AGENTE DE POLICÍA SOCIAL

(Apuntes para un servicio)

NECESIDAD DE CREAR UNA FUNCIÓN CON NEXO DE UNIÓN ENTRE LA ADMINISTRACIÓN, SERVICIO DE POLICÍA LOCAL, Y LA SOCIEDAD CIVIL, ESPECIALMENTE CON LOS AGENTES SOCIALES LOCALES PARA ESCUCHAR PERSONALMENTE SUS VOCES Y ATENDER SUS DEMANDAS.

Agente policia socialINTRODUCCIÓN

Ante el nacimiento de un nuevo movimiento social global, altermundista, asambleario, participativo y ciudadano influenciado por las nuevas crisis económicas, el aumento de las desigualdades que generan movimientos migratorios, la crisis energética y el deterioro del medio ambiente, los movimientos sociales se enfrentan a la globalización capitalista que impone las reglas del mercado a ámbitos como la economía, la cultura, la  tecnología, el crimen organizado, la democracia y los derechos humanos. Movimientos y organizaciones ciudadanas, no ligados a partidos políticos ni sindicatos, que reclaman más y mejor democracia, resurgen en la esfera local como actores participativos en la vida pública y social. Agentes sociales locales que van cobrando un papel cada vez más significativo a través de entidades ciudadanas organizadas en un amplísimo y heterogéneo frente de movimientos y asociaciones de vecinos, de mujeres, deportivas, juveniles, culturales, de madres y padres de alumnos, de mayores, jubilados y pensionistas, de salud y apoyo mutuo, de inmigrantes, de cooperación al desarrollo, religiosas, movimientos ecologistas, ONG,s, obras sociales, empresarios y comerciantes, consumidores y usuarios,  fundaciones, y un largo etcétera que irá conformando un porvenir sorprendente, ahora activado en iniciativas y demandas de los vecinos en el buen hacer y mejora de los barrios.

Es el nuevo paradigma al que se enfrenta la Administración, el agente social es una parte organizada de la sociedad que, no siendo administración pública, tiene también objetivos de intervención en la sociedad. Los agentes sociales son el eslabón necesario entre la administración y la sociedad civil. La administración ocupa un espacio de intervención cada vez menos exclusivo. La sociedad civil, sus agentes y asociaciones están incrementando progresivamente su presencia en la realidad social, por lo que dicho espacio ha de ir siendo, necesariamente, compartido por las administraciones públicas ofreciendo cada vez más sus servicios acordes a sus necesidades. Las organizaciones ciudadanas en su actividad de presentar quejas, denuncias y poner en tela de juicio ante la opinión pública el funcionamiento de los servicios públicos y, por otra parte, solicitar ayudas, recursos y equipamientos  a los Ayuntamientos como administración más cercana o, atender a los problemas puntuales y demandas de los barrios, ha llegado a cubrir nuevos sectores de actividad en la sociedad civil fomentando de manera evidente la participación ciudadana en la vida pública y desarrollo local. Fruto de esta actividad son los Consejos Territoriales de Distrito, órganos colegiados donde los vecinos acuden con asistencia periódica a las Juntas Municipales de Distrito participando de modo directo con la Administración en la consulta, información y propuestas de la actividad municipal. En este mismo sentido de acercar la Administración y sus servicios al ciudadano, el Cuerpo de Policía Municipal de Madrid viene prestando desde hace unos años servicios proactivos en las Oficinas de Atención al Ciudadano, Agentes de Seguridad Vial, Agentes Mediadores, Agentes Tutores y Vigilancia Integral de Víctimas de Violencia de Género.

En esta urdimbre colectiva que conforma el tejido social activo de los distritos a través de las entidades sociales, reuniéndose con la Administración por medios oficiales formalizados, surge una necesidad cada vez más demandada, que logre quitar hielo, protocolo y deshacer tiempos y espacios de contacto, al margen de las relaciones institucionalizadas de órganos administrativos colegiados. Particularmente en las relaciones con los departamentos policiales formalmente establecidos, donde la imagen proyectada por parte de la institución policial ante la audiencia de ciudadanos asociados a muchos entes sociales reivindicativos o estigmatizados, no es siempre bien agraciada, siendo deseable en este área procurar en lo posible acercar aún más y, con mayor libertad, confianza y dinamismo si cabe,  las interacciones de contacto. La idea pretendida en el proyecto o esbozo, es romper las cadenas del anquilosamiento y rigidez que muestra un perfil demasiado serio y convencional de las oficinas y despachos policiales ubicados en lugares, horarios y parafernalia oficial determinada. Ahora el propósito es que la policía sea quien se acerque al ciudadano en su territorio, sin la solemnidad de la Unidad o destacamento, desprovisto de uniformidad, correajes, armas, talonario de multas, en una actitud de confianza, preparado para  la ocasión, llanamente sin levantar suspicacias o sospechas de ningún tipo, y no al revés.

DENOMINACIÓN: AGENTE DE POLICÍA SOCIAL

CONCEPTO Y FUNCIONES:

Apuntado lo anterior, hablamos del “Agente de Policía Social”, un cometido o función que avanza un paso más en el acercamiento de la Policía al ciudadano, más allá de las funciones que realizan las Oficinas de Atención al Ciudadano, haciéndolo en continuidad y permanencia. Un agente no uniformado, y preferiblemente desarmado. Bien distinto, opuesto y antagónico a la antigua Brigada Político-Social franquista, cuyo nombre oficial era Brigada de Investigación Social, para el control de las materias en la acción política, su prevención y represión, disuelta en diciembre de 1978 con la llegada de la Democracia. El Agente de Policía Social, en su labor proactiva se deja caer en ese espacio social antes indicado, donde no hay establecido de modo permanente y en dedicación exclusiva ningún servicio proactivo de policía como “el amigo que viene a visitar a sus amigos”. Trae noticias nuevas de la Administración a la que sirve como empleado público a las Entidades Sociales del Barrio. Recaba información sobre los acontecimientos, problemas y demandas de la zona recogida por la organización social vecinal, para transmitirla a quien corresponda satisfacerla en una labor  de ayuda, cooperación y participación administrativa, puesto que a un gran porcentaje de la población lo que realmente le importa es si le van a arreglar las aceras deterioradas, el firme asfaltico levantado, el parque donde juegan sus hijos, la acumulación de basuras en la zona, el incremento de personas sin techo asentados en el barrio y como acuden a esos supermercados de los pobres, las basuras, a llevarse un bocado orgánico a la boca. Los lugares casi apropiados por la juventud para tomar el botellón y gritar con todas sus fuerzas sus voces desoídas, las pistas urbanas de competición con vehículos sustraídos, los edificios ocupados, el ejercicio de la prostitución callejera, la venta y consumo de drogas frente a la esquina de casa, y otros muchos asuntos que afectan a los vecinos colectivamente. Estos hechos, cada vez más son denunciados directamente en las asociaciones de vecinos o en un movimiento vecinal de lucha por algún problema local. El  Agente de Policía Social hace de enlace entre los ciudadanos y los servicios municipales, canalizando y acelerando las demandas más urgentes. Asesorando y orientando sobre el modo de proceder ante actuaciones, servicios solicitados, eventos e instancias ante la Administración Municipal y otras, facilitando información amplia y detallada sobre la Carta de Servicios, sus posibilidades prácticas y alternativas, departamentos competentes, teléfonos y personas de contacto. Ampliando así de modo directo la información a los ciudadanos, despertando en ellos el interés, la necesidad y satisfacción por su relación más cercana, útil y amigable. Téngase en cuenta que, en general, no existe en los barrios un servicio ex profeso de  información municipal, encontrándose siempre centralizados. Deja de ser esa idea soterrada de “enemigo”, “espía al servicio del poder sancionador” o de “policía más dañina que el pedrisco”. Sus funciones son específicamente sociales y de enlace con la Administración, no entra en la vigilancia de infracciones leves observadas en el ejercicio de su cometido, o de licencias que se encuentran en procedimiento de solicitud respecto de las sedes o locales de los entes sociales, orientando sobre soluciones a su mejora en la tramitación. Su función es plenamente colaboradora y de ayuda práctica, habida cuenta de que uno de los mensajes dogmatizados en bastantes  asociaciones ciudadanas es poner un freno social al abuso de las autoridades, sus agentes y dependencias, o a la percepción del mal funcionamiento de los servicios públicos donde, después de instar una queja hay que esperar la respuesta de la Administración un tiempo determinado sin conocer las gestiones realizadas y, en cierto sector social, se cree en la existencia de un sistema administrativo de control sobre los ciudadanos, impersonal, arbitrario y recaudador.

OBJETIVOS:

Su objetivo principal es trabajar en un área de actuación específica circunscrita a las asociaciones sociales, fundaciones y movimientos vecinales, manteniendo un contacto permanente en todos estos espacios de interacción social del barrio o distrito, facilitando información administrativa a las personas y colectivos que la requieran, así como hacer  de enlace entre los ciudadanos y la administración en cuanto a sus demandas.

Al no existir ninguna referencia teórica ni experiencia práctica, debe capacitarse mediante la praxis habitual, (recogiendo información en experiencia piloto) para analizar y gestionar necesidades que existan en su área de actuación. Adquiriendo habilidades para el desempeño del trabajo en los marcos culturales presentes en los distintos entes sociales. Conociendo las diferentes pautas de conducta y técnicas de comunicación para desenvolverse de la mejor manera posible, según el grupo o colectivo social con el que contacte e interactúe.

PLANTEAMIENTOS:

El trabajo del Agente de Policía Social debe partir del conocimiento del medio territorial, el contexto, idiosincrasia y las problemáticas en donde los agentes sociales se mueven y actúan.

Este conocimiento de la realidad del entorno donde trabaja se construye progresivamente en un proceso participativo del Agente de Policía Social, en donde debe de alguna manera colaborar en el quehacer diario de las asociaciones, fundaciones o movimientos sociales.

Debe prestar una especial atención a la escucha de los mensajes de los entes sociales, entender su contenido y legitimarlos en compromiso solidario, para defenderlo como propio de un mundo en común donde todos avanzamos juntos.

Tiene que ser capaz de trasmitir confianza en el espacio de interacción, comprendiendo a las personas asociadas, sus demandas y actividades, expresar respeto, aceptación y tolerancia en las costumbres, opiniones, ideas, creencias y prácticas de las organizaciones sociales.

OBJETIVOS QUE DEBEN EVITARSE:

En ningún momento se debe preguntar sobre el número de sus miembros o asociados, sus líderes, directivos o máximos representantes.

No se facilitará ningún test de consulta o sondeo para conocer datos.

No se preguntará ni se interrogará sobre algún punto o asunto que pueda interesar a la Policía o Administración respecto a sus actividades o determinados miembros asociados.

El objetivo más importante es evitar cualquier tipo de control de la Administración, para ello están los estatutos de legalización registrados en el Ministerio del Interior. En concreto, la Policía no indagará, pretendiendo obtener algún dato por nimio que sea sobre estas actividades organizadas y lícitas de la sociedad civil, ni siquiera solicitando los estatutos. Lo contrario, roza la ilegalidad en cuanto a Derechos Fundamentales y Políticos de intimidad, libre expresión de las ideas, de reunión, manifestación, asociación y fundación, entre otros, y esa información es susceptible de ser aprovechada por intereses partidistas en el poder.

En lo anteriormente apuntado, radica el eje de reflexión donde la sociedad civil en cuanto ente político planteando sus denuncias, reivindicaciones y propuestas mantiene una ruptura ideológica con la Administración, investida de poder político, mucho más con la Policía como instrumento calificado en estos círculos de “represiva” al servicio de aquella. Siendo una asignatura pendiente difícil de resolver con las pautas, e instrumentos de control genuinamente policiales, donde se intenta conseguir la relación vendiendo la moto de la seguridad bajo la óptica policial, mensaje rechazado de plano como negativo en este ámbito, por lo que nunca interesó a nadie, y cualquier propuesta en este sentido está condenada al fracaso. Un argumento salido de contexto altermundista, un vacío que se intenta llenar ofreciéndolo en reiteradas  ocasiones sin haber obtenido nunca éxito ni respuesta.

La colaboración de la Policía con los entes sociales no es cuestión fácil, simple o baladí, no es algo que se pueda obtener obligando por ley u ordenanza, repitiendo el mismo argumento catastrofista del miedo o de la inseguridad ciudadana, ni regalando silbatos, gorras, camisetas, alarmas u otros reclamos en la oferta de seguridad. Planteamientos no válidos en una sociedad donde la seguridad y libertad es parte del discurso y la polémica. Por contrario, una relación aceptada con personas comprometidas en estas causas requiere otros medios de acercamiento hacia un bien común donde ambas partes puedan ensanchar la mirada, y las dimensiones del campo de visión se están redefiniendo continuamente.

Insistimos, la ciudadanía activa en la participación social, se configura como una forma de ejercicio político, identificado con valores encaminados a la transformación social, para mejorar las condiciones de vida de millones de personas en exclusión,  cumpliendo con los objetivos del milenio, apostando porque las grandes políticas no vivan de espalda al desarrollo humano en sus diferentes políticas comerciales, laborales, migratorias o ambientales y, desde la conciencia sentida de que otro mundo es posible, priorizan en el desarrollo justo y sostenible, en contra de la globalización, el Estado, su burocracia y aparato administrativo. Organizándose lícitamente desde la defensa ciudadana en la cooperación hacia el interés colectivo, reconociéndose legitimación y soberanía en su ejercicio. En ese proceso clave de lucha ciudadana radican las dificultades de poder acceder la  Policía cuando utiliza acciones reactivas del más fuerte provocando el rearme moral contestatario, mientras cuando se sirve de acciones proactivas que posibilitan la coexistencia de relaciones mutuas puede forjar cimientos de construcción de algo beneficioso en común o articular su desarrollo.

Tal vez un servicio policial de estas características parezca una utopía, fuera de lugar o disparate, probablemente caerá en saco roto, pero tiene que ser defendido como servicio público coherente y viable, esa es su esencia, en ello nos va la vida y las generaciones construyendo entre todos un mundo mejor. La pintada grafitera en el muro decía: “A veces pensamos que lo que hacemos es solo una gota en el mar…, pero sin esa gota, el mar sería más pequeño…”

Autor: José Luis Rodríguez Velasco

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