SERPICO/ Reflexiones de un agente de calle sobre la policía de primera y de segunda
19 diciembre, 2014
Un joven agente, Jorge, se ha lanzado por segunda vez y me manda, por Facebook, esto: “Por lo general sólo podemos ver una parte de los policías en su puesto de trabajo. Son los que están la calle “disfrutando” de las incidencias meteorológicas, tratando con gente buena y gente mala. Sinceramente en esta profesión la mayoría de las veces no es sólo dar información al turista o indicar una dirección a alguien que se ha perdido. Tienes que ir donde los demás no se atreven, desalojos, incendios, peleas, fallecimientos…
Estamos expuestos a todas las enfermedades conocidas, desde el ébola, pasando por la tuberculosis, o el sida. Nos llaman el Samur y bomberos cuando tiene problemas. También situaciones especialmente desagradables, accidentes de tráfico, familias destrozadas, agresiones sexuales… De verdad, hay que hacerse duro por dentro.
Además tienes que ser un experto conductor, arriesgando demasiado la mayoría de las veces. Tienes que llevar armas y saber usarlas, estar pendiente de que tus actos, por una u otra causa, no traspasen ningún límite legal que pueda llegar a hacerte perder el sustento mensual que llevas a casa, incluso perder totalmente tu trabajo, o ir a la cárcel. Asuntos internos, gestión disciplinaria, y la Justicia se encargan de ello. Y recuerdo que el código penal es especialmente duro con nosotros.
Todo esto que no es poco, detrás de un escritorio, o en ciertas unidades, que solemos llamar “cuevas”, no pasa. Es lógico. Ni trabajan en la calle, ni llevan arma.
Hay policías de primera y segunda, por ejemplo en los tipos de jornadas de trabajo. Tomamos como referencia el personal de oficinas (aunque hay otros), que prácticamente no hace fines de semana, ni festivos al estar cerrada la Jefatura en esos días. Tampoco tienen problemas de llegar tarde a casa, porque, por ejemplo estén atracando una tienda, o que te llamen el día de antes porque hay un evento imprevisto y no puedes librar, y toca hacer encaje de bolillos para dejar a los niños a ultima hora.
Estos agraviados policías que se encuentran patrullando nuestra ciudad también se encuentran con dificultades a la hora de ascender. En otros cuerpos sí se premia esos años en la calle, en forma de puntuación de meritos. En Policía Municipal de Madrid no.
Y hablando de ascensos. Menos mal que se ha reducido un poco la práctica de dejar estudiar en horas de trabajo. Era privilegiar a unos pocos (favor con favor se paga), sobre todo a los puestos que no tienen que salir a la calle. Esto un día tras otro suponen muchas horas de estudio…
Luego pasa lo que pasa. Al ascender te sacan de tu puesto de oficina, y te colocan en un puesto operativo en la calle. ¿Y ahora? Después de años en una “cueva”, ahora viene el miedo, miedo a todo lo anteriormente expuesto, y claro no salen a la calle. Aunque mejor no salir y se evita complicar la vida a alguien porque hablamos de jefes con decisiones y responsabilidad sobre policías, decisiones que en la calle son rápidas y vitales. Extrañamente alguno se salva del perfil.
Finalizada esta recopilación de diferencias entre policías, y algo más, pueden sacar sus conclusiones de porque no importa a los que debiera, que existan estas diferencias laborales entre policías iguales. Quizás saquen su rédito a todo esto, a costa de unos pocos policías de segunda.
Y no quiero inventar nada, ya esta todo inventado, solo fijarnos en policía nacional, con sus múltiples cuadrantes y complementos específicos, según su puesto, o turno de trabajo, y a cada uno lo que le corresponde.
Lo que esta claro es que con este sistema que crea policías de primera y segunda, no habrá una buena policía para Madrid.
Aprovecho para felicitar la Navidad especialmente a los policías y mandos que trabajan estas fiestas.
Jorge