Estrés post-traumático en el/la Policía

accidenteHace unos días comencé con el tema. A raíz de ahí he recibido una serie de mails pidiendo más información. Al final os he preparado un buen rollo, así que os aconsejo tomar asiento, unas palomitas, etc. No es una visión exhaustiva, pero sí un inicio. La técnica del "debriefing" ha sido muy estudiada, alabada y también cuestionada. Seguramente que con el tiempo saldrán más temas relacionados con el estrés en la actuación policial y de personal de emergencias, y desde otros ángulos.

Lo que me gustaría que tuviérais en cuenta es que, sea cual sea el punto de vista, la idea central es que, hagamos lo que hagamos, tenenos que lidiar con nuestras emociones. No podemos prescindir de ellas, y que el objetivo está precisamente en evitar que nos paralicen, no en dejar de sentirlas.

El tema tendrá tres entregas. Cualquier anotación, comentario, crítica o lo que sea será siempre bienvenido.

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El estrés puede entenderse como:

· Una respuesta a la percepción de una amenaza, cambio o desafío.
· Una respuesta psicológica o física a demandas internas o externas.

Todas las personas tenemos que lidiar con el estrés. Vivir sin estrés es imposible. Mientras que casi todos vemos en el estrés sus aspectos negativos, la realidad es que también los tiene positivos, ya que nos motiva, nos desafía y nos ayuda a cambiar cuando el cambio es necesario (incluso aunque no queramos cambiar). Vencer el estrés nos refuerza personalmente, ya que nos hace experimentar sentimientos de competencia, fuerza y euforia.

El estrés puede presentarse de diferentes formas:

· Agudo (vida corta).
· Crónico (que se experimenta durante un largo periodo de tiempo).
· Acumulativo (procedente de una variedad de fuentes en un periodo determinado de tiempo).
· Demorado (enterrado en nuestro interior durante un tiempo y vuelto a la vida después).

El estrés genera una serie de cambios psicológicos y físicos que afectan según el nivel y tipo de estrés producido. Estos cambios son involuntarios, queriendo ello decir que son reacciones que nuestro cuerpo no puede controlar inicialmente de forma natural.
El estrés post-traumático (TEP) se define como un tipo de estrés que se encuentra en incidentes que son, o se perciben como, de riesgo para la propia vida, pudiendo causar la muerte o daños graves. La persona que se encuentra con este tipo de estrés puede que no sea precisamente la que tiene su vida amenazada. Es el caso de los testigos de un incidente crítico. Por su naturaleza, el TEP es el peor tipo de estrés que puede encontrarse una persona, ya que conlleva una amenaza a la supervivencia de la persona. Ejemplos de estas situaciones son:

· Desastres naturales.
· Accidentes graves.
· Accidentes graves en los que el sujeto tiene la culpa.
· Amenazas a la propia vida por parte de otra persona.
· Una amenaza a la propia vida causada por la traición de alguien en quien confiamos.
· Una amenaza a la propia vida causada por alguien en quien confiamos para nuestra supervivencia.

El TEP es un serio problema en las labores policiales de campo, así como en los cuerpos de intervención en crisis y emergencias. Por desgracia, no siempre se le ha dado la relevancia que le corresponde y que guarda una estrecha relación con el rendimiento y bienestar de las personas afectadas.
Policías y personal de emergencias suelen estar expuestos de forma rutinaria a sucesos traumáticos y presiones cotidianas que requieren una actitud de fortaleza defensiva de adaptación, temperamento y entrenamiento. Si estas situaciones no se resuelven, el trabajo no se puede realizar de forma efectiva. Sin embargo, en ocasiones el estrés es tan elevado que la misma dureza que facilita el funcionamiento en las actividades cotidianas se convierte ahora en un impedimento para esos que ayudan y que ahora necesitan ayuda.
Los policías suelen enfrentarse a sujetos de la peor calaña, asesinos brutales, crueldades y horrores que el resto vemos sólo por televisión. Además de esto, la policía suele ser el foco de críticas y quejas de los ciudadanos, los medios de comunicación, el sistema judicial, los abogados, los servicios sociales, los propios mandos, responsables políticos, etc.
Aunque un policía pueda soportar todo esto con entrega y dedicación, es evidente que existe un punto de ruptura. En un momento dado, este punto de ruptura puede ser cualquier incidente crítico. Los síntomas que comienzan a experimentarse son una respuesta abotargada y enlentecida, dificultades de memoria con pensamientos intrusitos sobre el incidente, irritabilidad, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, dificultades para dormir, ansiedad, depresión, evitación fóbica retraimiento social y, en ocasiones, consumo de tóxicos. Para algunos policías, la ruptura no procederá de un incidente específico, sino que responderá a la acumulación de una serie de estresores a lo largo de su trabajo policial.
Se calcula que la tasa de suicidios en la policía es el doble que el de la población general. Los datos podrían ser mayores, ya que numerosos de estos suicidios no se informan como tales. Los problemas relacionados con el alcohol o las crisis de pareja suelen actuar como catalizador, además del fácil acceso a armas letales. El policía que sufre de estrés puede encontrarse en el dilema de no informar de ello por temor a que le retiren el arma o padezca otros efectos negativos en su carrera.

Los síntomas del TEP

Puede resultar difícil reconocer los síntomas, incluso el policía puede intentar esconderlos mientras trabaja, pero la mayoría los muestra cuando están en casa. Es muy importante que la familia del policía y los mandos estén al corriente de los síntomas del TEP, ya que serán los primeros que podrán animarle a buscar ayuda. El policía, no sólo puede intentar ocultar su problema, sino incluso negar que lo padece. No es como estar resfriado o tener una pierna rota. En mi experiencia con agentes que padecen TEP, la vivencia es la de vergüenza; vergüenza de que los compañeros o la gente les vean de baja y les pregunten qué les pasa. “Si tienes un brazo roto o coges la gripe, todo el mundo lo entiende, pero, ¿baja psicológica? Se piensan que estás loco o que te escaqueas.”
Además, en general, el policía no “se da permiso” para experimentar este tipo de problemas, ya que de él/ellas se espera que responda con “valor, dureza y profesionalidad.” Reconocer públicamente un problema serio de estrés es como reconocer que no se es un buen policía.
Por otro lado, enfrentado a la situación de estrés, el policía puede o no recordar el evento traumático, o persistir en su afirmación de que lo que le ocurre es sólo fruto del estrés laboral cotidiano, cuando en realidad por dentro siente que se va a volver loco.
Otro problema con el TEP es que generalmente suele existir un lapso de tiempo entre la ocurrencia del evento traumático y el inicio de los síntomas. En el caso del TEP agudo el periodo de tiempo es más corto, mientras que la latencia en el tiempo es más prolongada en el caso del TEP crónico (pueden pasar incluso años hasta que sean visibles los efectos del trauma).accidente
Los síntomas que se listan a continuación pueden ser normales durante algún periodo en el trabajo policial. Hay que empezar a tomarse las cosas en serio cuando se pasa de lo “normal” a lo “extremo.” Algunos cambios que debemos observar son:

Intrusión

· Pesadillas intensas
· Paranoia extrema
· Sentimiento de un final inminente, de tener poco futuro por delante

Evitación

· Pérdida de interés en el sexo
· Depresión
· Aislamiento, especialmente de los seres queridos
· Evitar ir a trabajar. Aumento del absentismo
· Evitar ir a lugares que antes se consideraban como especiales
· Disminución en el interés por actividades que antes se encontraban gratificantes, como la gente, deporte, etc.
· Falta de motivación, fatiga constante
· Pérdida de la fe religiosa
· Dormir demasiado
· Adicciones: drogas, alcohol, sexo …
· Antes era muy activo/a en el trabajo y ahora no hace prácticamente nada
· Reducción significativa en la calidad del trabajo.
· Dejar de hacer ejercicio y reducir la higiene personal
· Pérdida de memoria o recuerdo pobre
· Desaparece de casa o del trabajo durante periodos de tiempo

Excitación

· Problemas para dormirse o mantener el sueño
· Irritabilidad
· Empeoramiento de la relación con la Administración/Ciudadanos
· Muestra más desdén/exasperación con sus compañeros, mandos, ciudadanos …
· Más cínico con casi todo
· Explosiones repentinas de rabia o cólera
· Hipervigilancia (paranoia)
· Respuestas de sobresalto exageradas
· Conductas obsesivas (los pensamientos reprimidos se vuelven obsesivos
· Conductas compulsivas (la vergüenza puede fortalecer la compulsión, que puede tornarse en una adicción)
· Comer demasiado (evidencia de incremento de peso)
· Anorexia (evidencia de pérdida de peso)
· Más violento/a
· Más hiperactivo; casi todo el tiempo

Problemas somáticos

· Problemas para orinar
· Frecuentes dolores de cabeza
· Dolor en el pecho
· Dolor de estómago
· Diarrea, estreñimiento, síndrome de cólon irritable
· Incremento en el empleo de antiácidos

Probablemente, sólo seremos testigos de pocos de estos cambios. Algunos se intentarán ocultar por razones obvias, como la adicción. Los síntomas se viven hacia dentro y, generalmente, empeoran con el paso del tiempo si no se tratan. El TEP no desaparece solo.

Superando el TEP

Una de las técnicas más empleadas en el ámbito policial y de la emergencia es la técnica del debriefing (que se traduciría como “informar”, “dar parte” de lo ocurrido). El nombre completo sería Critical Incident Stress Debriefing (CISD) (algo así como “Informar del Estrés durante el Incidente Crítico”). Esta técnica se ha establecido ya de forma rutinaria en los departamentos de policía y emergencias de varios países (Estados Unidos, Inglaterra, etc.) y se emplea en el lapso de tiempo inmediatamente posterior a la ocurrencia y actuación en el incidente crítico.policia herido
El CISD está pensado y diseñado para estimular el procesamiento emocional de los eventos traumáticos a través de la ventilación y normalización de los sentimientos y de la preparación ante futuros acontecimientos. El CISD suele consistir en siete fases estándar:

1. Introducción: La fase introductoria del debriefing comienza cuando el líder o coordinador del grupo presenta el procedimiento del CISD, anima a los presentes a participar y establece las reglas sobre las que operará el debriefing, además de cuidar que se establezca una atmósfera de trabajo libre de críticas. Se recuerda la necesidad de la confidencialidad de todo lo que allí se cuente. Se explican cuáles son las reacciones traumáticas posibles frente a un incidente crítico, explicando que son normales y que generalmente funcionan de forma transitoria. La primera fase ya avanza que lo que sentimos, aunque doloroso, es normal.
2. Esta etapa está centrada en los elementos objetivos del suceso, los hechos. Se basa en preguntas como ¿Quién? Cuándo? ¿Dónde? Qué fue lo que pasó? ¿Cómo pasó? ¿Qué ocurrió después? Estas preguntas y el empleo de verbos como ver, oír y hacer, sitúan el acontecimiento en el nivel cognitivo y permiten construir el relato con un hilo coherente. La pregunta básica es ¿Qué hiciste tú?
3. Denominada “etapa de transición”, permite abordar todos los pensamientos y preocupaciones con relación al suceso y todo lo que se tambalea en el ánimo de los participantes. Cada uno puede expresar su propia interpretación de los hechos. Es una primera toma de contacto con los propios sentimientos experimentados durante el incidente crítico. Una pregunta clave aquí sería ¿Qué pasaba por tu cabeza durante el incidente?
4. Se centra en las emociones e impresiones sentidas durante el incidente crítico. Intentar disociarse de los sentimientos experimentados hace que la persona no tome conciencia de ellos y los trate como algo extraño o algo que no debería ocurrir (lo que cree uno que se espera de él en su profesión). Esto es una mala idea. Es necesario “reactualizar” estos sentimientos como si fuera la primera vez, controlando su intensidad para impedir un desbordamiento inútil y penoso. Aquí es necesario que el coordinador del equipo sepa manejar este tipo de emociones para que los sujetos puedan asimilarlas de forma natural. Aquí una pregunta clave sería: “¿Cuál fue la peor parte del incidente para ti?”
5. Esta es la fase de la información y la normalización de las reacciones que se aborda a modo de diálogo entre el coordinador del grupo y los participantes. Se les pregunta sobre las señales físicas, cognitivas, emocionales y conductuales y los síntomas de angustia que aparecieron (según el caso) (1) en la escena o 24 h tras el incidente; (2) pocos días después del incidente, y (3) que todavía se experimentan en el momento del debriefing. La pregunta sería: “¿Qué has experimentado desde el incidente?”
6. Fase de educación. Se intercambia información sobre la naturaleza de las respuestas de estrés y de las respuestas psicológicas y fisiológicas que pueden esperarse ante un incidente crítico. Esta fase sirve para normalizar el estrés y las respuestas de afrontamiento al mismo. La pregunta sería: “¿Qué has aprendido de esta experiencia?”
7. Fase de re-entrada. Es la que permite volver a la realidad y a la vida cotidiana. Se trata de llegar a una conclusión de consenso sobre todas las experiencias vertidas en la sesión. El coordinador del grupo debería estar disponible telefónicamente por si fuera necesario. La idea es reforzar la solidaridad y los lazos de unión del grupo para tratar de contestar a la pregunta: “¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros la próxima vez que ocurra algo similar?”

Se recomienda realizar el debriefing entre 24 – 72 horas tras el incidente para que la intervención sea más efectiva. Resulta evidente que esta técnica no se encuentra disponible de manera generalizada. La mayor parte de los agentes que padecen algún tipo de estrés traumático a medio largo plazo, como el TEP, recurren a visitar a algún profesional, y ello después de pensárselo mucho. Mi experiencia personal me dice que es en la Guardia Civil en donde los agentes vacilan más a la hora de solicitar ayuda psicológica. Tal vez los presupuestos e ideales sobre los que se sustenta el trabajo entran en conflicto con la naturaleza humana que no puede dejar de sentir como siente.
Se puede ser un buen agente de policía o intervenir en emergencias y experimentar estrés, miedo, angustia, tristeza, etc. Experimentar estas emociones no es el problema. El problema deviene cuando uno no se da permiso para hacerlo, intenta ocultarlo o se castiga por sentirse así. A ello ayuda también una estructura de mando que puede ver en estas reacciones “debilidad” en el agente, sin comprender que lo importante es prestar los apoyos necesarios para que la persona supere su estrés y se reincorpore de nuevo al trabajo más fortalecido y con la sensación de pertenecer a un colectivo que comprende cómo se siente y que está ahí para apoyarlo en tarea tan difícil y dura.

Autor: Fernando Pérez Pacho.
Psicólogo desde hace casi 3 décadas, con título de Especialista en Psicología Clínica. Amplia experiencia en la formación a cuerpos de seguridad y personal de emergencias.

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