El TS culpa al Estado de un siniestro con dos muertos porque ?el asfalto era deficiente?
Obliga a la Administración a indemnizar a la viuda de una de las víctimas con 116.458 euros, a sus hijos con 18.408 y a los hermanos del otro fallecido con 11.645 ? Una tercio de la red viaria se encuentra en mal estado y necesitaría una inversión de 4.000 millones
R. Ruiz
Madrid- La culpa la tiene la carretera y, por extensión, el Estado. El asfalto no estaba en buenas condiciones y fue lo que provocó dos muertes en accidente de tráfico. Así que la Administración deberá responder de los dos fallecimientos. Es la conclusión a la que ha llegado el Tribunal Supremo que ha resuelto a favor de un recurso presentado por familiares de las dos víctimas del siniestro que se produjo en Marmolejo (Jaén) el 14 de mayo de 1998.
Francisco M.G. y Francisco C. se accidentaron en el kilómetro 336,400 de la N-IV al atravesar una balsa de agua que se formó en la calzada a causa de la lluvia. Uno de los conductores hizo ?aquaplaning?, perdió el control del coche y colisionó con otro que circulaba por la vía. Los dos fallecieron por el impacto del golpe.
El atestado de la Guardia Civil constataba, además, que ?en el lugar donde se produjo el accidente hay un tramo de unos 50 metros de longitud en el que el asfalto presentaba deficiencias en su contextura y el agua fue lo que motivó que se formara una ligera balsa de agua en dicho punto kilométrico?.
Así, el Alto Tribunal da por probado que la carretera ?presentaba deficiencias? y concluye que la ?culpa? de su estado la tiene, ?en su integridad?, la Administración. El Supremo acepta, de este modo, el recurso interpuesto por los familiares de las dos víctimas contra una resolución del Consejo de Ministros, que admitía, aunque sólo en parte, la reclamación de indemnización que presentaron. Establecía para los herederos una indemnización del 50 por ciento del total solicitado por entender que existía una concurrencia de culpas entre el deficiente estado de la calzada y una conducción inadecuada de los perjudicados.
Sin embargo, la sentencia del Supremo concluye que, debido al estado del asfalto, ?no cabe exigir al perjudicado que asuma los perjuicios derivados del da?o sufrido en un cincuenta por ciento sobre la base de atribuirle una inadecuada conducción?. Así que el Estado deberá indemnizar a la viuda de Francisco M. G. con 116.458,69 euros y a sus dos hijos, con 9.704,89 euros cada uno, y a los tres hermanos de Francisco C., con 11.645,87.
La mala situación de las carreteras espa?olas ha sido objeto de denuncias constantes por asociaciones de tráfico y automovilistas. El último informe de la Asociación Espa?ola de la Carretera concluye que la situación de las vías espa?olas ha empeorado en los últimos dos a?os de tal manera que un tercio se encuentra en estado de conservación deficiente y precisaría de una inversión de 4.000 millones para alcanzar una calidad óptima.
Así, las carreteras dependientes del Estado que precisan una mayor inversión son las de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía y Catalu?a. En lo que se refiere a la red dependiente de las comunidades autónomas, las peor paradas están localizadas en las mismas autonomías a las que habría que a?adir Galicia, Aragón, Asturias y Murcia.
Firme deteriorado
La Asociación Espa?ola de la Carretera (AEC) cree que al menos se necesitarían mil millones anuales para mantener el estado actual de las vías porque el firme se ha deteriorado un 5,5 por ciento en los últimos a?os. Un 35 por ciento del total de la malla tiene pavimento en ?estado deficiente? y una tendencia similar se observa en las carreteras gestionadas por las comunidades autónomas. El 32 por ciento del total de la red autonómica se encuentra en una situación que no es la óptima. La AEC calcula que mantener el firme en buen estado requeriría una inversión de 3.696 millones. De esta cantidad, la Red del Estado precisaría de 1.187 millones y la Red Autonómica, 2.509. Además, estima que sería necesario reponer 325.000 se?ales. El presidente de la asociación, Miguel María Mu?oz, cree que ?en Espa?a no necesitamos muchos más kilómetros de autovía, sino carreteras más anchas, más preparadas y con más servicios. El énfasis ha de ponerse en la conservación, aunque sea más lucido cortar cintas?.
Otro informe reciente de RACC, presentado en marzo pasado, constata que más de la mitad de las vías no protege al usuario en caso de accidente. Las autopistas y vías de gran capacidad no ofrecen tanta seguridad al usuario en caso de accidente, como en principio podría pensarse. Muy al contrario, los elementos que incorporan para minimizar la gravedad de los da?os en caso de siniestro, es decir, las barreras de protección de las que disponen, medianas, intersecciones... (lo que se conoce como ?seguridad pasiva? de la vía), dejan bastante que desear. De hecho, el 52,2 por ciento está por debajo del nivel óptimo. Es la conclusión a la que llegó RACC después de evaluar más de 14.000 kilómetros de la red espa?ola en la primera exploración que se realiza en las vías de gran capacidad. El 27,9 por ciento de estas carreteras tienen obstáculos rígidos a escasa distancia de la vía, lo que en caso de colisión agravaría más las secuelas, o bien no tiene sistemas de contención aunque por alguno de sus márgenes haya un terraplén.
A esta circunstancia se une que el 11,5 por ciento de la red de gran capacidad también presenta deficiencias en las medianas que separan los dos sentidos de circulación, lo que evitaría colisiones frontales. La Rioja, Toledo y Lérida son las provincias con mayor proporción de tramos peligrosos en caso de accidente. Cinco autopistas y autovías rápidas con origen en Madrid se encuentran en el ?top ten? de las peor valoradas de Espa?a. En el grupo de cabeza de las peores se encuentran la AP-68 entre Bilbao y Zarazoga, la A-5 (Madrid-Extremadura) y la AP-4 (Sevilla-Cádiz).
En otro estudio reciente, RACE constataba que en Espa?a hay 101 puntos de riesgo alto o medio alto, que suponen el 13 por ciento de las carreteras espa?olas, a causa de intersecciones conflictivas o malas condiciones por su infraestructura.
salu2