Sobre creyentes, adoradores y fundamentalistasPedro Mascarós Gil 25 de Abril del 2014 Reflexión
Ni tú ni yo conocemos a Juan; tú dudas de que ese Juan realmente exista. Un día tengo un encuentro con él, así que te confirmo que Juan existe. “¿Cómo lo sabes?”, “he estado con él”. Este dato podrás no creerlo y exigir más pruebas que la propia palabra, pero no vas a dar mi explicación por inválida; mi argumento es correcto. Muy distinto es cuando se trata de dios; “dios existe”, “¿cómo lo sabes?”, “he estado con él”.
La Revelación, que sería el conocimiento dado directamente por dios, no es, racionalmente hablando, un argumento aceptable como el dado para Juan. En primer lugar, la Revelación no es posible por definición, ya que en el momento en que un ser , el cual, está fuera del alcance de las ciencias naturales, se comunica con alguien, ya está entrando en juego con la naturaleza, y por lo tanto, se convierte en un ser alcanzable por las ciencias, entrando en contradicción. Pero supongamos que se puede mantener al margen de la naturaleza, y que gracias a su magia, entra en juego por voluntad, entonces llegamos a un segundo motivo por el que la Revelación no es racionalmente aceptable, y es que no hay medios para verificarla de forma independiente del revelado, por lo que entramos en un peligroso juego de autoridad y miedo.
Esto nos lleva, al tema del agnosticismo.
Mucha gente dice ser agnóstica respecto a la creencia de dios; el problema es que agnóstico se es respecto al conocimiento, pero no respecto a la creencia.
Lo racional es ser agnóstico en cuanto al conocimiento para con dios, pues éste no es alcanzable por las ciencias naturales como hemos dicho, por lo que es imposible que sepamos de su existencia, pero no podemos ser agnósticos en cuanto a creencia, es decir, podemos dudar, obviamente, pero si dudamos no tenemos fe, y eso nos convierte, nos guste o no, en ateos.
Ateísmo no implica negar a dios (aunque contiene también esta categoría), significa ampliamente que no eres teísta. Aquí podríamos entrar en el tema de probabilidades; uno podría decir que no tiene fe, pero que hay una alta probabilidad de la existencia de dios, y por lo tanto no se considera ateo; el problema es que así como podemos hacer medible la probabilidad de la existencia o no de agujeros negros, con elementos divinos ajenos a las ciencias naturales, carece bastante de sentido hablar de probabilidades.
La cuestión es que la palabra "ateo" implica también aspectos que no nos gustan, por eso nos buscamos excusas, pero es lo que hay.
Por lo tanto. Respecto al conocimiento podríamos decir: que dios existe (obviamente esto solo es posible por revelación, pero ya hemos visto que racionalmente no es aceptable), que dios no existe (tampoco tiene sentido esta aseveración, en cuanto que dios no es verificable) o que no tenemos ni idea (lo más sensato, agnosticismo). Respecto a la creencia solo tenemos dos opciones nos guste o no, teísta o ateo. Punto.
Entramos ahora, después de estos razonamientos, en el terreno farragoso de los dioses de índole provinciana, es decir, el de las religiones. La definición de “provinciana”, en la segunda acepción de “provincianismo” según la RAE, tiene su origen en el hecho de que de este inmenso universo, estos dioses decidieron acercarse a un grupo de primates de un planeta perdido, a revelárseles e interaccionar; desde un punto de vista antropológico, pensar que algo tan grandioso por definición como dios, haya decidido venir a decirnos que no nos masturbemos, es, por lo menos, vanidoso. El problema, naturalmente, es la contradicción entre lo que es ajeno a las ciencias naturales y al tiempo anda entre nosotros.
Aun cuando podemos coger cualquier de los libros sagrados, e ir refutando toda interacción de lo divino con nosotros, el creyente puede ir retirándose hasta una posición epistemológica de seguridad, es decir, refugiarse en la definición de dios más general. Conforme las escrituras se van convirtiendo en “metáfora”, ésta va perdiendo fuerza hasta que desaparece, normalmente sustituida por otra, donde aun no puede tacharse de metafórico sus datos.
En el caso de nuestra cultura cristiana, nosotros hemos adoptado un personaje, Jesús, al que le vamos volcando nuestra moral conforme avanza; el Jesús de la biblia ya nada se parece al Jesús de la escuela; aquel que tirara a un loco y una piara de cerdos por un barranco, ya no existe, pues este hecho ahora es metafórico; aquel que negara el bautismo a los hijos de una no judía, es ahora un ser universal que ama a todos … y dentro de 50 años, si el cristianismo quiere sobrevivir (a no ser que entremos en otra edad media, cosa que no me extrañaría nada) Jesús tendrá que ser aquel, que de toda la vida defendió el matrimonio homosexual.
Veamos ahora la diferencia entre creer y adorar. La palabra “adorador” suena fea, pero el que va a misa todos los domingos es un adorador, igual que el que va la mezquita, el que ve las procesiones, quiere convencer a sus hijos de que hay que creer sin evidencias, o pertenece a una organización religiosa. Una cosa es ser creyente y otra muy distinta participar de la revelación. Obviamente ser creyente, en sí mismo, no es nada, es como ser ateo, eso son cosas que en principio ni restan ni suman nada a nuestra vida, lo que sí suma o resta es ser un adorador, y al tiempo, es lo que crea interacción con la sociedad.
Un fundamentalista es un adorador 100% coherente con su creencia provinciana. Un adorador común que va a misa los domingos y poco más, es en realidad un adorador de su dios personal, el cual es un reflejo distorsionado del de su religión. Pero un fundamentalista es un tipo que se lo ha creído todo sin vaguedades ni autoengaños; entiende perfectamente que la verdad es la revelación que ha tenido, y por lo tanto todo lo demás es falsedad; solo la verdad se salva, luego por el bien de la salvación hay que eliminar todo lo falso. Su pensamiento terrible es coherente con la verdad absoluta revelada sin evidencias naturales... es por ello que me hace gracia cuando un adorador se escandaliza...siembra vientos…
Por eso, uno ha de preguntarse, que haría, por ejemplo, el bueno del Papa Francisco en una situación extrema...es decir, si el cristianismo estuviera por desaparecer, ¿sería coherente con la necesidad de salvación de los niños y decidiría coger las armas, o anteponiendo la paz mundial dejaría morir su religión? Quien sabe...
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