POLITIQUEOS
Por Maite
Paseando por los foros de guardias civiles, te encuentras muy a menudo discusiones sobre política. Alguien deja un mensaje alabando o criticando cierta decisión o postura política y en poco tiempo se lía la marimorena. Aparecen contestaciones, a veces muy duras y derivando en lo personal, que aportan un punto de vista diferente y recuerdan otras decisiones o posturas políticas no tan acertadas o claramente perjudiciales para los intereses de los miembros del Cuerpo. Se produce el contraataque dialéctico con el afloramiento de trapos sucios concernientes al grupo político que, al parecer, defienden los que han criticado el mensaje primigenio y así hasta que salta otro tema más de actualidad y se produce el desplazamiento de comentarios hacia otro punto del foro a modo de espiral sin fin.
Estas discusiones dialécticas, pese a que llegan a ser repetitivas y cansinas, no dejan de aportar en muchas ocasiones un refresco a la memoria, puntos de vista respetables aunque casi nunca compartidos y, sobre todo, un ejercicio de libertad de expresión y de pensamiento que hace unos a?os nos hubiera parecido cuasi utópico. No obstante todo ello no debiera alejarnos de la cruda realidad. Y esta es que durante la historia de la Guardia Civil ningún grupo político, exista todavía o se halla extinguido, halla gobernado o no, se ha interesado realmente por los componentes del Cuerpo. Como mucho se han preocupado de las clases dirigentes y tampoco ésta ha sido una preocupación mantenida en el tiempo sino, más bien, concordante con ciertas situaciones coyunturales que aconsejaban cebar a las ?vacas sagradas? para que éstas ejercieran la presión piramidal necesaria para corregir algunas ?desviaciones? de las escalas intermedias o básicas. O sea que no tenemos nada que agradecer a ninguna sigla política de las que hemos visto desfilar en paralelo a nuestra existencia. Seguramente habrá nombres y apellidos concretos que merezcan nuestro reconocimiento pero, en todo caso, mi opinión es que habría que desligar esos ejemplos de los partidos a los que pertenecían o pertenecen.
Tradicionalmente la Guardia Civil ha ido cambiando en la medida en la que sus componentes ha querido. Si dependiera de ideales políticos, la Benemérita seguiría luciendo el ?morrión?, una prenda de cabeza, antecesora del tricornio, con forma de cono truncado, con visera y sin alas, que usaban las fuerzas del ejército en la época en la que se creó el Cuerpo. Yo creo que ya nuestros antepasados sabían que nada bueno se podía esperar de las decisiones políticas y que cada paso adelante que se daba solamente podía significar una de estas dos opciones: o bien algún interés político salía beneficiado con la decisión o bien se atrasaban dos pasos en algún otro concepto. En todo caso los avances nunca han sido gratuitos. Recuerdo una conversación mantenida con uno de esos compa?eros que pertenecieron al SUGC y en la que me relataba un encuentro con una figura política de renombre hace unos a?os y perteneciente al gobierno de turno. El político en cuestión le vino a decir, no se si como realidad patente o máxima política, que se olvidara de promesas electorales y que si los guardias civiles querían algo deberían luchar por ello, ya que gratis no iban a conseguir nada. Tales argumentos, viniendo de un descamisado de tal envergadura, son suficientemente esclarecedores sobre lo que podemos esperar de la clase política: palmada en el hombro por delante y patada en el trasero en cuanto te das la vuelta.
Debido a ello cuando observo ciertos intercambios de opinión dirigidos a ensalzar o desacreditar cualquier opción política se me dibuja una medio sonrisa en la cara. La lista de agravios sufridos, de desplantes padecidos, de promesas incumplidas, de esperanzas rotas es igualmente larga en cualquiera de las direcciones a las que dirijas una escrutadora mirada. Por contra, el recuento de progresos habidos en la historia del Cuerpo arroja un bagaje escaso si se compara con el de otros Cuerpos similares y claramente insignificante si la comparativa se realiza con cualquier otra profesión o trabajo. Pero quizás lo peor de todo sea comprobar como casi cualquiera de esos tímidos progresos tuvo un coste tan alto que solamente caben calificarlos como victorias pírricas.
Empero no sería sensato abdicar ante el desaliento, al fin y al cabo sería la victoria de los inmovilistas y si se mira bien, casi mejor que sea tan costoso el avance. De esta manera no tenemos por qué agradecer nada a nadie, salvo a nosotros mismos. Lo más rocambolesco del caso es que para continuar con el deseado progreso de la Guardia Civil no queda más remedio que verse las caras con los que deben plasmar los cambios oportunos en las diferentes normativas que afectan al Cuerpo y que son, en definitiva, los políticos. Supongo que las cosas deben ser así, pero maldita la gracia que me hace.
Leyendo un libro sobre la historia de la Guardia Civil me encontré con el siguiente párrafo referente a la política: ?escabrosa asignatura de la que Ahumada se desentendió en su célebre Cartilla?. Mira por donde, a tal consideración, yo me apunto.
Extraído de
www.guardiasciviles.com__________________________________________________________________________________________________________________
Pues eso, que les dén con el rabo de la sartén... A TODOS.-