Pues como dice mi maestro, hasta aquí ha llegado mi trabajo en Patrulleros como moderador. Quiero que quede claro que ha sido un honor y un privilegio absoluto el formar parte del equipo de la mejor página policial que existe (sin desmerecer a ninguna). Que no ha sido para mí una decisión fácil de tomar y que no estoy contento con ella. Sin embargo, fiel a mis convicciones, creo que uno no debe estar a toda costa donde sabe que puede llegar a ser más perjudicial que beneficioso, luchando con armas que no son suyas, y corriendo el riesgo de que la sangre que se vierta no sea la propia.
Cuando Ronin y el webmaster me ofrecieron colaborar con Patrulleros, acepté tanto por lo que significaba que un profesional de la talla del administrador se hubiera fijado en las pobres aportaciones que yo podía realizar, como por lo que comportaba la propia existencia de la página; la presencia tenaz de la verdad, frente a los intentos de censura política; el alarde de profesionalidad de la policía (encarnada en el creador de este sitio), frente a cualquier circunstancia. Demostrando quienes son, de verdad, dignos de llamarse servidores públicos; la honradez y tesón de quienes vestimos uniforme y llevamos placa. Mi trabajo, en definitiva, sería un homenaje al compa?ero que sufría persecución por su lucha en favor de la libertad de expresión y, por extensión, a toda la comunidad policial.
Me avisaron del trabajo que mi papel me llevaría y de que la función no sería fácil porque habría que compaginar que el ambiente del foro fuese respirable, con la libertad de expresión que debía imperar en el sitio. Pensé, sin embargo, que ejerciendo cierto control en la aplicación de las normas escritas y, como siempre había venido haciendo, enfrentando a las opiniones equivocadas, tendenciosas, malintencionadas o que pudieran provocar desinformación, miedo o frustración argumentos, mejor o peor expresados pero siempre fundamentados, mi labor de moderación sería suave. Evidentemente, me equivoqué.
Con el tiempo, mis posturas, que yo creía suficientemente personalizadas y ajenas a contaminaciones externas, comenzaron a confundirse con defensas partidistas. Mis intentos por desviar la discusión política del plano de los partidos hacia visiones legalistas, más acordes con el espíritu profesional de la página, se interpretaron como intentos de defensa de determinados partidos. Comencé a recibir en privado y en abierto, acusaciones incluso de connivencias delictivas, insultos, desacreditaciones, burlas hacia mis ideas y hacia mí mismo. Hubo quien, tras abandonar el foro por no encontrarse a gusto con lo que veían, me aconsejaron hacer lo mismo. No quise, convencido de que la deriva extremada que también para mí resultaba evidente, podía contrarrestarse con la razón, con el sentido común. Volví a equivocarme. Una de mis funciones, la de hacer que el foro fuese respirable, fracasaba y había una nota que discordaba y que provocaba reacciones fuera de toda lógica entre policías. Esa nota, era yo. Con la guerra perdida, manifesté mi deseo de abandonar un campo de batalla donde las perdigonadas podía llevárselas quien sostiene este sitio. No podía permitirme hacer gestos de heroísmo que perjudicasen a alguien a quien admiro profundamente. Se me pidió seguir y lo hice por lealtad a quien depositó en mí su confianza. Pero últimamente la cosa se desbordó. Al nacimiento constante de temas que nada tenían que ver con la labor policial pero que, de manera directa o indirecta (no puedo saberlo) contribuían al enrarecimiento del foro, se sumaron insultos a quienes me apoyaban públicamente, y la acusación de parcialidad en mi labor de moderación. Se llegó a decir que era frecuente el borrado, por mi parte, de mensajes por razones políticas. Estaba claro que la cosa debía terminar.
Así pues, consciente de que mi visión casi monacal de lo que es un policía no era bien tolerada entre un grupo, no sé si numeroso o no, pero desde luego notable de foreros, enfrentados sistemáticamente a cualquier asomo de mi particular filosofía y forma de entender la profesión, sabedor de que mi función como moderador estaba ya contaminada, el temor a que mi presencia perjudicase a una página con la que estoy firmemente comprometido, y el convencimiento de que una página profesional de la calidad de esta, debe de transmitir reflexiones y análisis más profundos de los que podían derivarse de mis discusiones, solicité nuevamente el relevo de mis funciones y mi anulación de la cuenta.
Se me ha concedido el relevo y eso me permitirá, en el tiempo que continúe participando, poder defenderme a mí y a mis ideas sin que mis expresiones, posturas o carga argumental, pueda perjudicar a Patrulleros; me permitirá no tener que hacer un ejercicio de auto moderación que me reste libertad y, sobre todo, me permitirá no tener que leer todos los temas expuestos y, entonces, reducir mi presencia, claramente perturbadora, en la página.
Así pues, muchas gracias a todos los que en público (Alertamedia, Fuyu, Cazaor, Bicho, Pindongo, Mon, r. Monty, Ronin, Cactuss) como en privado, a vosotros no os cito por si acaso, me habéis mostrado vuestro apoyo. A todos, perdón por no haberlo hecho bien.
Mucha suerte al nuevo moderador, Cazaor, quien tiene mejor talante y desde luego lo hará mucho mejor que yo.
Salud y suerte.