Las recetas del alcalde de Badalona contra la delincuencia extranjera
Policía, juzgado, cárcel, expulsión GONZALO ALTOZANO
Xavier García Albiol (PP) se niega a rebajar su discurso de tolerancia cero contra la inseguridad callejera porque así lo aconsejen la corrección política y las coyunturas procesales.
-“No queremos rumanos”. ¿A quién se le ocurrió un eslogan así?
-A los vecinos de un bloque de viviendas de un barrio de Badalona.
-Usted que los conoce, ¿diría que son racistas?
-¿Racistas? La mayoría son gitanos españoles.
-¿Y fue buena idea incluir el cartel en un folleto electoral?
-Se trata de una imagen tomada en una calle de Badalona, no de un montaje con photoshop. Si no podemos reflejar la realidad... En cualquier caso, sorprende que la cuestión gire en torno a un cartel y no a las razones que llevaron a los vecinos a colgarlo. Ese es el debate.
-En el que, por cierto, no entran los ponentes del auto. A propósito, ¿cuál es su valoración del mismo?
-Por una cuestión de prudencia no diré qué pienso, solo que lo acato pero no lo comparto.
-La verdad es que, leyéndolo, cualquiera se lo piensa dos veces antes de hablar de “gitanos rumanos”, no sea que los señores magistrados llamen a uno a declarar.
-Todos sabemos quiénes crean problemas de convivencia en ciertos barrios de Badalona. Pero se ve que decirlo no es políticamente adecuado.
-El auto habla de la dignidad y el honor de tales individuos.
-No dice nada, en cambio, de los vecinos que sufren las consecuencias, cuyo honor y dignidad son los que me importan.
-O sea, que no piensa adaptar su discurso a la coyuntura procesal.
-Seguiré defendiendo lo mismo que en los últimos años y con idéntica contundencia. No voy a dar un paso atrás.
-Ni a mirar para otro lado, supongo.
-Para eso ya están algunas asociaciones de vecinos que, instaladas en un mundo irreal, les importan más las butifarradas y las chocolatadas que los problemas de los ciudadanos.
-Y no es eso, no es eso.
-La seguridad es cosa de todos. De los políticos por supuesto, pero también de los vecinos, y de las asociaciones, y de los jueces... Si alguno de los actores no juega su papel, todo será más lento.
-Le acusarán de lo que sea, pero no de fraude a sus votantes: prometió más policías en las calles y ha cumplido. ¿Funciona la política de tolerancia cero?
-Se va notando. Lo que no significa que hayamos resuelto todos los problemas. Queda mucho por hacer. Tenga en cuenta la situación de que partíamos.
-Datos, datos.
-Los rumanos de etnia gitana representan el 0,3% del censo de Badalona y protagonizan el 25% de las detenciones.
-Eso sí es una minoría 'creativa'.
-Y un problema grave. Hay vecinos que llevan años soportando lo insoportable.
-¿Por ejemplo?
-Ver que un piso se quede vacío, y que lleguen unos señores que le den una patada a la puerta y se metan a vivir, y que la guardia urbana no pueda hacer nada... Eso el ciudadano de a pie no lo entiende.
-¿Y usted?
-Yo, que soy alcalde, tampoco; solo entiendo la indignación de los vecinos.
-¿Qué hacer?
-Hablar con el propietario del piso que se queda vacío -que suele ser una entidad financiera- y proponerle precintar la puerta con una chapa de acero o una capa de hormigón. En año y medio hemos precintado 110 viviendas.
-Esa es una solución concreta a un problema concreto. ¿Y una propuesta más general?
-La única política para los que no se quieran integrar es policía y juzgado y luego cárcel o expulsión.
-Las comparaciones son odiosas, dirá. Pero ¿en qué se parece su programa con el de Anglada y su Plataforma por Cataluña?
-En nada. Yo no señalo a las personas en función de su religión, nacionalidad o etnia. Yo solo señalo a aquellos que crean problemas de seguridad o convivencia.