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06-09-2008
Entrevista con Juan Luis Rodríguez, especialista en Psicología Clínica y de la Salud
?La irresponsabilidad y el negocio están sustituyendo al equilibrio. A estas alturas Kyoto debería sonar a cliché de políticos poco democráticos?
Salvador López Arnal
Rebelión
Juan Luis Rodríguez es especialista en Psicología Clínica y de la Salud. Ha sido asesor en los Gabinetes de las Consejerías de Asuntos Sociales y Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Colaborador de Attac Sevilla, escribe en medios digitales independientes,
www.rebelion.org entre ellos.
Iniciaba usted un artículo reciente ??Depositamos la culpa en los ciudadanos mientras seguimos ganando dinero?.
www.rebelion.org , 27-8-2008) se?alando que según Andrew Simmns -News Economics Foundation- ?al planeta le quedan sólo 100 meses [apenas 8 a?os, el 2016 por tanto] si queremos tener una probabilidad muy razonable de evitar un cambio climático fuera de control?. ?No es alarmista? ?Cree usted que podemos hablar ya de cambio climático fuera de control?
?Desde cuando los científicos del IPCC vienen transmitiendo un mensaje de aviso en este sentido?. ?Han sido alarmistas? El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático se formó en el a?o 1988 a partir del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas y de la Organización Metereológica Mundial. Desde entonces, y debido a los datos que desde estaciones meteorológicas de todo el mundo venían registrándose, así como por la presión de destacados climatólogos y científicos ambientales, este suborganismo de Naciones Unidas comienza su trayectoria. Y desde entonces su tarea ha sido esa; alertar a la comunidad internacional de una serie de acontecimientos y valores climáticos que hacían saltar todas las luces rojas.
?Es alarmista el Climate Project de Al Gore, para el que ha tenido capacidad de recaudar millones de dólares (incluido lo que él ha aportado de su fortuna personal)? ?Son alarmistas las gráficas fotografías de la descongelación del Polo Norte, o las de los glaciares de la Patagonia argentina o la casi desaparición de la genuina capa de hielo del Kilimanjaro, entre otros fenómenos?
?Son alarmistas los miles de colectivos, asociaciones, ONGs en todo el mundo que proporcionan todos los días en sus páginas web cascadas de datos científicos, entrevistas a científicos, asesores climáticos, profesores universitarios y figuras de primer orden en esta materia, que no dejan de apuntar y avisar en torno a las transformaciones que está sufriendo nuestra atmósfera?
?Es alarmista la NASA?. ?Qué fotos esperan que aparezcan en sus archivos los se?ores que están tomando las decisiones energéticas e industriales en los principales países emisores. ?Qué tipo de tragedia están esperando que sea fotografiada vía satélite?.
Si llegamos a la conclusión de que no hay motivo de alarma y sí de tranquilidad para que continúen haciéndose las cosas como hasta el momento, entonces tendremos que llegar a la conclusión de que se están despilfarrando ingentes cantidades de dinero público.
Pero usted sabe muy bien que existen voces disidentes en este ámbito, gentes que niegan o matizan la responsabilidad del calentamiento del planeta a los gases de efecto invernadero. Le cito algunos de estos autores: Carl Wunsch, Richard Lindzen (ambos del MIT), Roy Spencer (NASA), Frederick Singer (ex director del clima de Estados Unidos), Paul Reiter, del Instituto Pasteur, Tim Ball, de la Universidad de Winnipeg. Incluso Patrick Moore, cofundador de Greenpeace sustenta esta tesis.
Los argumentos, estudios, datos, resultados de programas informáticos sobre comportamiento y composición atmosférica y científicos que mantienen la tesis opuesta son mucho más numerosos, completos y sostenidos en el tiempo.
Citemos también a Bush hijo, que ofreció dinero a aquellos científicos que pudieran demostrar que no había motivos para preocuparse por el cambio climático.
Llevémoslos a Pekín o a Mexico D.F. y hagámoslos respirar su tóxica atmósfera en forma de densa neblina.
O que argumenten que las últimas plagas de medusas que han sido estudiadas por oceanógrafos en sus trayectorias (las cuales son altamente sensibles a la temperatura, tal como se difundió en su momento en los medios de comunicación públicos y privados), así como la disminución en el Pacífico Norte de los fitoplacton productores de oxígeno en un 30% en relación a los a?os 80, se deben a un enfriamiento en las temperaturas globales.
Puestos a ello, que desmonten toda la logística teórica en torno a los planteamientos de gases efecto invernadero, su efecto, emisión, proporción en la atmósfera en los últimos 100 a?os, etc, para llegar a la reflexión de que al final están enfriándonos.
Mire, que el grosor en la capa de hielo ártica haya disminuido en la proporción en que lo ha hecho, una capa de formación que los especialistas datan de millones de a?os, no es una cuestión transitoria de uno o dos períodos estivales especialmente duros. Estas gruesas capas responden a acumulaciones de temperaturas en el hemisferio norte y el resto del globo. Ellas poseen mecanismos de autorregulación, esos mecanismos han sucumbido y ese calentamiento sostenido ha ido disminuyéndolas progresivamente (en pocas décadas). Citemos a quienes conocen ese campo de trabajo, como por ejemplo a Jörn Thiede, Director del Instituto de Investigaciones Polares Alfred Wegener y presidente del SCAR ( Comité Internacional de Investigaciones Antárticas). Su equipo ha datado la disminución en un 20%-30%. Que le expliquen a él que no se debe fundamentalmente a la quema de hidrocarburos.
?No ha habido otros momentos de la historia del planeta en los que la atmósfera terrestre ha superado las 387 ppm (partes por millón) de dióxido de carbono?
Según las teorías de etapas o eras en la formación de nuestro planeta y su atmósfera pues parece que si. Incluso mucho más. Pero opino que aquí la cuestión es otra. Hablamos de presencia humana, intervención humana y peligro para nosotros y otras muchas especies, así como posibilidades de superar un modelo energético y socioeconómico.
Usted se?ala en su artículo que en la actualidad esa cifra aumenta cerca de 2 partes por millón cada a?o. ?No ha servido entonces para nada el protocolo de Kyoto? ?Es papel mojado, acuerdo para tranquilizar falsariamente las consciencias?
Las ?élites? de los principales países productores no se acogen al mismo (digo las élites porque la consideración de las opiniones públicas de esos países están en desacuerdo con las posturas oficiales). La irresponsabilidad y el negocio están sustituyendo al equilibrio. A estas alturas Kyoto debería sonar a cliché de políticos poco democráticos. El mensaje es inducir la creencia de que por encima de Kyoto no hay nada, y cualquier ciudadano con algo de conexión en estos asuntos puede intuir que Kyoto tal vez no llega ni a la categoría de alivio sintomático.
?A qué cantidad debería ser reducido el CO2 en la atmósfera? ?Cómo cree usted que puede conseguirse de forma urgente esa reducción?
Los técnicos en la materia hablan de 350 ppm ?cómo máximo?. Pero permítame que le conteste a esta pregunta con otro sentido: ?a cuántas ppm están dispuestos a llevarnos? Parece ser que a todas aquellas capaces de anteceder a alguna crisis seria (los afectados ambientales en la actualidad no son suficientes, por ejemplo aquellos 100 millones de europeos tocados por los efectos que acompa?aron a la ola de calor europea de 2003). Ejerzamos como ciudadanos y digámosle a los políticos que viven extraordinariamente de esta materia que aporten las soluciones que justifican sus puestos. Un líder es ante todo una persona que propone soluciones en beneficio de los grupos sociales a los que supuestamente representa, y no alguien que retiene esas soluciones debido a que los magnates de la energía tienen aún mucho que ganar. ?De qué tipo de lógicas estamos hablando?. Tenemos que volvernos conscientes del camino que se está forzando. Y del tipo de personas que continúan ?macrolucrándose? con el modelo.
?No podría ocurrir que esas reducciones necesarias conllevaran un cambio en nuestra formas de vida, producción y consumo? ?Cree usted que las ciudadanías de los países industrializados están por esa labor?
Lo que parece obvio es que si las cosas continúan ignorándose y los gobiernos prosiguen en su actitud stand-by con respecto a algo tan serio pues ?quién puede establecer previsiones sobre la magnitud de las consecuencias?.
Con respecto a la ciudadanía, la desinformación mediática es grandiosa. Los medios de comunicación no transmiten los datos que deberían transmitir, en beneficio del interés general y el conocimiento público, pero ?qué vamos a descubrir de la función social que vienen desempe?ando los medios mayoritarios en los asuntos clave? La información está en manos de varias grandes agencias en el globo y la capacidad de tergiversación tiene ejemplos indignos, tanto en asuntos civiles como en el terreno militar. Forma parte del modo en que hacen ?política? aquellos que quieren mantener su posición, ocurra lo que ocurra.
Déjeme se?alarle una paradoja: hablamos, en general, de reducir los gases de efecto invernadero y, por otra parte, producimos masivamente pantallas que generan un gas que aumenta ese efecto. ?Qué sentido tiene seguir esa línea de producción tan irracional? ?Para qué producir cachivaches tan poco ecológicos y tan anti-ambientales?
El asunto central es una cuestión energética. El modelo de hidrocarburos, la fuente combustible fósil debe ser sustituida, y debe incrementarse el ritmo en que se está haciendo. Ese debería ser en la actualidad el auténtico motivo de peligro y alerta internacional.
La fiesta del consumo desproporcionado en la que se ha educado a la población es aprendizaje observacional inducido por los medios, la publicidad y el cine (con fines comerciales), y son esos mismos medios los que tendrán que ser utilizados para modificar los modelos.
Permítame que le ponga un ejemplo. Un gran todoterreno chupador de combustible es un vehículo altamente deseable por muchísimos jóvenes espa?oles. En países europeos como Alemania o los nórdicos, y en EE.UU., la acción ciudadana y los mensajes (en medios de comunicación y campa?as directas) de grupos ambientales, llevan a muchos jóvenes a desvalorar y rechazar este tipo de vehículos por la asociación que se está estableciendo entre ellos y el impacto ambiental que producen.
Los grandes consumistas, ostentadores y detentadores de? todo, deben llegar a ser vistos como lo que son: personas que producen da?o ambiental gratuito. No modelos a seguir, sino personas que contribuyen día a día a que las cosas estén un poco peor.
Resumo alguno de los datos de su artículo: con el ritmo actual de deforestación, todas las selvas tropicales en el globo habrán sido extinguidas en 2090 (un modelo sostiene que a la Amazonia le quedan 50 a?os, que más del 50% de la Selva de Papua Nueva Guinea puede quedar consumida en el 2021), el desierto del Sahara avanza a una velocidad de 45 km. Anuales (en Nigeria el desierto invade cientos de kilómetros cuadrados anuales). El calentamiento global, se?ala usted, ha abierto la ruta marítima que bordea el Polo Norte. ?Cuál es la fiabilidad de estos datos? ?No crean alarma social innecesariamente?
Los datos y las fuentes están en dicho artículo. Es responsabilidad de los políticos que nos dirigen responder a los datos que los principales centros de investigación climatológica y ambiental del mundo están arrojando semana tras semana. Lo que debería crear alarma social es la dejadez y la negligencia. Lo que crea alarma social es un abandono administrativo como el ocurrido tras Katrina. Lo que no se debería permitir es que la alarma social venga como consecuencia de próximos desastres.
Pero nuestras clases políticas están entrenadas en permanecer tranquilos y transmitir calma aunque las circunstancias digan todo lo contrario. Y acudirán a hacerse la foto como salvadores tras problemas que precisamente se están produciendo debido a esa pasividad absolutamente interesada.
Si en Espa?a, como usted apunta, la sequía extrema amenaza al 37% del territorio nacional, ?por qué un Gobierno que se dice sensible a estas cuestiones ha tardado cinco a?os en aprobar el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación, sin dotación presupuestaria por otra parte, iniciativa que desde 2003 estaba en manos del ejecutivo, momento en que la sequía ?sólo? hacía peligrar al 31% de la superficie nacional? ?Por qué no tomó cartas en el asunto una ministra como Cristiana Narbona?
En Espa?a el 30% del agua se pierde en la red de distribución. Los sistemas de regadío en regiones como Levante y Murcia siguen utilizando entre sus técnicas el encharcamiento (altamente ?desaprovechador? del agua aparte de ser un sistema con siglos de antigüedad). En muchísimos municipios del país aún puedes ver inmensos surtidores regando zonas verdes a las dos de la tarde, cuando la evaporación hace que se pierda de un 20% a un 30% (y más) del agua utilizada.
Y en Espa?a, el modelo promotor y constructor, panacea del empleo, ha conducido a auténticas zonas monstruo que el tiempo pondrá en su lugar (como ocurrió en la costa del sol), cuya mera gestión y coste ecológico nos llevan a los datos que conocemos. El expansionismo de los campos de golf (hectáreas y hectáreas en Andalucía de devoradores de agua con sus pozos ilegales absorbiendo hectómetros y hectómetros de las aguas de nuestro subsuelo) para que 500 ?se?ores? de categoría ?turismo de calidad? le den golpes a una pelotita, unido a lo que han venido siendo las políticas forestales que ya conocemos en la gestión de incendios que han permitido que miles hectáreas ardan mientras ciudadanos de todas las regiones salían al paso en programas de radio denunciando que el negocio inmobiliario estaba detrás del incendio de su pueblo (hasta el extremo en que se anunció una ley que impediría el uso del suelo quemado con fines urbanístico hasta pasadas décadas),pues?
Después de ocurrido todo esto (y sigue ocurriendo), preguntarse por qué han retrasado dicho plan o por qué no se han tomado cartas en el asunto, pues le diría que cartas si se han tomado, pero ya vemos en que dirección.
?Por qué se han reducido en un 50% las fuentes de producción de oxígeno a nivel global?
Entre las principales causas, por la deforestación, la contaminación (incluidos sus diversos tipos), la creación de gigantes núcleos urbanos (fabricados más desde el punto de vista comercial que humano), la disminución de fitoplacton en los océanos.
También usted recuerda que el pasado mes de mayo, representantes de los gobiernos de EE.UU. y Canadá se reunían en una cumbre con Dinamarca, Noruega y Rusia ?para tratar un eventual reparto que se antoja muy provechoso. El deshielo va a facilitar el acceso a enormes yacimientos vírgenes de gas y petróleo, así como rutas comerciales por el Ártico que reportarán sustanciosos beneficios?. ?Están demenciados nuestros gobernantes? ?No son capaces de mirar más allá de sus narices?
Sinceramente, y le respondo sin ningún tipo de reservas, más que nunca los ciudadanos no tenemos dimensión del tipo de demencia a la que nos estamos refiriendo. En lo ecológico, en lo económico y en lo bélico.
Habla usted de los problemas de salud humana en los grandes núcleos urbanos, problemas ?que están sufriendo millones de ciudadanos en todo el mundo, debido al 50% de reducción del oxígeno disponible que están experimentando las grandes ciudades en los países desarrollados y en vías de desarrollo?. ?Cuáles son los principales problemas de salud que afectan a estos ciudadanos? ?No es ello contradictorio con el aumento de la esperanza de vida en muchos de estos países?
Fundamentalmente problemas respiratorios, problemas en la piel, problemas en el sistema inmune, problemas en la gestación humana, enfermedades en el aparato digestivo, etc.
Obviamente es lógico pensar que a medida que los datos ambientales empeoren, dichas afecciones correrán de la mano en cuanto a su intensidad.
No olvidemos un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2007 que examinaba las relaciones entre clima y salud pública, el calentamiento de la Tierra tiene influencia directa en alrededor de 150.000 muertes anuales y cinco millones de enfermos en todo el mundo.
Al margen de la esperanza de vida, los datos están ahí.