Asesinato de George Floyd
"Estamos desbordados": EEUU se prepara para otra ola de protestasLas autoridades de Minesota no creían que las protestas se recrudecerían por cuarta noche consecutiva, después de que el asesino de Floyd fuese finalmente acusado de homicidio
Argemino Barro. Nueva York
31/05/2020 00:02 - Actualizado: 31/05/2020 00:31
Un sol tórrido cae sobre los manifestantes, que por segundo día han salido en Nueva York a protestar contra la violencia policial y el racismo. “El silencio blanco promueve la violencia blanca”, dice uno de los carteles. La protesta se da en la intersección de las avenidas Ocean y Parkside, en un barrio de mayoría negra, sobre todo africaribeña, de Brooklyn. El 90% de los presentes, sin embargo, son blancos.
“Como persona blanca, de clase media, no tengo que preocuparme de que alguien me presione contra el suelo con su rodilla, por el color de mi piel”, dice Julie Peppito, residente de Brooklyn. “Estoy muy cansada de esto...”, añade, y su voz se quiebra por la emoción. “Quiero ayudar. Y esto es lo menos que puedo hacer”.
Por todas partes se ven referencias a Black Lives Matter (“las vidas negras importan”): un movimiento descentralizado que se fundó en 2013, después de que el policía blanco George Zimmerman, asesino del adolescente desarmado Trayvon Martin, se librase de cargos. Desde entonces, la mayoría de los responsables de muertes similares han evitado la cárcel. Quienes mataron a Michael Brown, Eric Garner, Tamir Rice, Freddie Gray o Philando Catile no fueron procesados o fueron absueltos.
Nada ha cambiado. Ocurre lo mismo una y otra vez. Nadie nos escucha, así que tenemos que hacer más ruido
“Me alegro mucho de ver tantas protestas por todo el país”, dice Sean Cantrell, ingeniero mecánico de Brooklyn. “Nada ha cambiado. Ocurre lo mismo una y otra vez. Nadie nos escucha, así que tenemos que hacer más ruido”. Varios manifestantes piden “abolir la policía” en sus carteles, como Clement, que prefiere no dar su apellido. “Quiero que los policías sean desarmados”, dice, sin querer explicarse.
La policía coloca vallas de seguridad en varias intersecciones del cruce. Nueva York sigue confinado, y los manifestantes, todos ellos con mascarillas médicas, guardan el distanciamiento recomendado. La vecina avenida Flatbush es una sucesión de tiendas cerradas. De repente, un músico de rastas, blanco, con su macuto y la funda de guitarra, se detiene y pinta con espray azul las palabras “No puedo respirar”: el grito de ayuda que durante varios minutos, hasta perder el conocimiento, salió de las gargantas de George Floyd en Mineápolis y de Eric Garner en Nueva York, en 2014.
El viernes, una manifestación delante del estadio de Atlantic-Barclays se tornó violenta: los policías, de todas las tallas y edades, algunos de ellos vestidos de paisano, acabaron golpeando o rociando con spray de pimienta a algunos de los manifestantes. El tumulto se extendió a las calles adyacentes. Un furgón policial acabó en llamas y varios violentos vandalizaron la comisaría de Clinton Hill.
“Tenemos una larga noche por delante en Brooklyn”, tuiteaba el alcalde neoyorquino, Bill De Blasio. “Nuestro único objetivo es desescalar esta situación y hacer que la gente llegue sana y salva a su casa. Habrá una completa revisión de lo que ha ocurrido esta noche. No queremos ver una noche así nunca más”. La noche se saldó con más de 200 detenidos.
Nueva York no fue la única ciudad marcada por la protesta y los disturbios. En Mineápolis, donde estalló la indignación por el asesinato, por estrangulamiento con la rodilla, del indefenso George Floyd, las autoridades detuvieron a 50 personas en otra noche más de protestas. Los 2.500 policías fueron desbordados. “Simplemente son más numerosos que nosotros”, reconoció el gobernador de Minesota, el demócrata Tim Walz. Las calles de la ciudad amanecieron con más negocios chamuscados, entre ellos una gasolinera, restaurantes, una oficina de correos y varios vehículos.
“Lo que veo que ocurre en las calles de Atlanta no es Atlanta. Esto no es una protesta. No es el espíritu de Martin Luther King. Esto es el caos”
En Louisville, Kentucky, siete personas han sido heridas de bala, y en Detroit un joven de 19 años ha muerto tiroteado desde un coche. La policía busca al agresor. En Atlanta varios manifestantes atacaron la sede de la CNN. “Lo que veo que ocurre en las calles de Atlanta no es Atlanta. Esto no es una protesta. No es el espíritu de Martin Luther King. Esto es el caos”, dijo la alcaldesa, Keisha Lance.
“¿Cómo es que todos estos lugares tan mal defendidos están gestionados por demócratas progresistas?”, se preguntó el presidente de EEUU, Donald Trump, en Twitter. “Vuélvanse duros y luchen (arresten a los malos). ¡FUERZA!”. El presidente ordenó a las unidades de policía militar que se preparen para un posible despliegue. La Guardia Nacional ya ha sido activada en Mineápolis y en otras ciudades.
Una de las protestas más ruidosas tuvo lugar a unos centenares de metros de la propia Casa Blanca, donde el presidente dijo haber estado observando. Donald Trump felicitó a los agentes del Servicio Secreto por su actitud calmada frente a los manifestantes, y advirtió de que, si algunos saltaban la valla, “serían saludados por los perros más agresivos, las armas más ominosas”. El republicano dijo, sin ofrecer pruebas, que los manifestantes eran “grupos organizados” que no tenían nada que ver con George Floyd, el afroamericano asesinado en Mineápolis. La Casa Blanca tuvo que cerrarse temporalmente. Docenas de reporteros se quedaron dentro.
Las autoridades de Minesota no creían que las protestas se recrudecerían por cuarta noche consecutiva, después de que el asesino de Floyd, el policía Derek Chauvin, fuese finalmente arrestado y acusado de homicidio en tercer grado. Sin embargo, como ha sucedido en otras ocasiones, esta no es una garantía de que sea juzgado culpable. “Estamos desbordados”, declaró John Elder, portavoz de la policía de Mineápolis. “Creo que nunca hemos visto algo así antes en Minesota. Estamos lidiando con una pandemia y con esta tragedia, y ahora con la debacle resultante”.