Madrid
Malasa?a: policías y ?camellos? a cien metros Los vecinos denuncian que algunas calles se han convertido en ?guetos? de las mafias de la prostitución y la droga ante la pasividad policial Se quejan de que sólo existe vigilancia en las zonas de los bares de copas
Luis Boullosa
Madrid- El ?crack? ha suplantado a la heroína en las zonas más conflictivas del barrio de Universidad, en el centro de Madrid, y los problemas largamente denunciados por asociaciones vecinales parecen perpetuarse para desesperación de los vecinos. Mientras unas manzanas más allá reina la paz, el control policial y la limpieza de fachadas, sus calles permanecen condenadas al ostracismo y la delincuencia crónica.
La Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad (Acibu) lleva tiempo haciendo ruido y presionando al Ayuntamiento para que esos ?puntos negros? de prostitución y tráfico de drogas mejoren sus condiciones, y sus responsables reconocen que ?algo se ha conseguido?. Pero falta mucho. Afirman que el funcionamiento del Ayuntamiento y de la Policía Municipal es ?excesivamente burocrático? y provoca absurdos evidentes. El primero: mientras las calles de la zona de Malasa?a, en torno a la Plaza del Dos de Mayo anochecen cada día ?protegidas? por un verdadero ejército de agentes, pese a respirar una plácida calma agoste?a, no muchos metros más allá, en la zona de las calles Ballesta y Puebla, por ejemplo, los ?camellos? campan por sus respetos, atrayendo una fantasmal peregrinación de adictos que se alarga durante todo el día. ?Aquí lo que falta es que la Policía patrulle habitualmente. Sólo habría que desviar a unos cuantos de los agentes que están en otras zonas del barrio donde apenas hacen falta?.
Burocracia
Y es que un vistazo a Malasa?a demuestra que, a menudo, los efectivos se pasan la noche en grupos de cuatro en las intersecciones de las calles, ante la falta de problemas. ?El funcionamiento de la Policía municipal?, afirman desde Acibu, es ?manifiestamente mejorable?.
En la calle Puebla lo saben bien. ?Ocasionalmente pasa algún coche o viene una patrulla por denuncias de los vecinos?, comenta una vecina, ?luego se van y todo sigue exactamente igual?. Los traficantes tienen tomada esa calle y la perpendicular, Ballesta, y la gente se siente indefensa. ?A un vecino que se encaró un día con uno le soltaron un pu?etazo en plena cara sin mediar palabra. Los gritos y peleas son constantes, incluso a altas horas, y si alguien sale al balcón a quejarse no es raro que lo apedreen?. La due?a de un negocio confirma esta versión y a?ade más: ?Se pelean constantemente con lo primero que encuentran, botellas, ladrillos... A una clienta mía le pasó una botella a pocos centímetros de la cabeza el otro día, al salir de aquí?. Para más inri, ?a los vecinos de unos bajos de la calle les mean muchas veces en las ventanas, y si las dejan abiertas, intentan robarles lo que puedan?.
Los ?camellos? llevan siempre peque?as cantidades de droga y sus clientes, según otra vecina, ?son como la ONU. Hay alemanes, franceses, africanos, espa?oles... las se?oras mayores pasean siempre por el centro de la calle porque estos se quedan tirados en las aceras?.
Además, los adictos al ?crack? son claramente más violentos que los clásicos enganchados a la heroína. Y lo que manda es el ?crack? (residuo resultante de hervir clorhidrato de cocaína en una solución de bicarbonato de sodio para que se evapore el agua y según muchos expertos, una de las drogas más letales del mercado). Alguno intenta verlo por el lado bueno y recuerda que ?era peor hace algún tiempo, cuando los due?os de la calle eran una banda de rumanos cuyos ?negocios turbios? nadie llegó a entrender del todo.
?No todos son viejos yonquis?, afirman desde Acibu, ?se ve también gente joven y no tan degradada. ?Unos meses así y ya son adictos?. La mayoría del vecindario coincide en que la cosa ha empeorado claramente desde que la plaza de Luna ?se limpió?. Una limpieza relativa, porque tras ascender por la calle Ballesta, plagada de meretrices, se comprueba que la prostitución sigue instalada como algo endémico. En esa calle, Acibu denuncia que ?la comisaría ha dejado de funcionar?. Un testimonial policía intenta convencer al personal de lo contrario, pero según la asociación vecinal, ?antes ya no servía para nada, pero ahora es que está vacía?. En un edificio que resulta ser adyacente a la citada sede policial, se alquilan habitaciones para consumir droga en la intimidad.
salu2