!!Ayyyyyyyyy,Azkuna,Azkuna.......!!
La inmensa mayoría de espacios públicos carece de vigilantes con armas de fuego
En estaciones de metro, autobus y centros comerciales no las portan porque "pueden crear más problemas que soluciones".
Bilbao. El debate está en la calle. El tiroteo del pasado viernes en la estación de Abando puso la piel de gallina a la sociedad vizcaina, que hoy se cuestiona si los vigilantes de seguridad deben llevar armas de fuego en espacios por donde transitan miles de personas. El propio alcalde de Bilbao, I?aki Azkuna, apostó el lunes por reducir el número de vigilantes armados en los espacios públicos.
Pero lo cierto es que la estación de Renfe y los dos grandes museos son de los pocos lugares públicos de la capital vizcaina cuyos vigilantes utilizan armas de fuego; centros comerciales, el metro, los hospitales de Cruces, Basurto y Galdakao, y estaciones de autobuses como Termibus han optado por que sus guardas no lleven pistolas. Según calculan algunas empresas del sector, el porcentaje de vigilantes de seguridad que trabajan armados ni siquiera llega al 5%, y se concentran en servicios muy concretos, como el transporte de fondos o las entidades bancarias.
Esposas y una porra -defensa, en el argot del sector- son los únicos medios que tienen para enfrentarse a los delincuentes y velar por la seguridad. Si surgen problemas, recurren a la Ertzaintza o a la Policía Municipal. Sus responsables consideran que "no son lugares conflictivos" que justifiquen el uso de armas de fuego y que su mera presencia en un recinto tan concurrido puede derivar en incidentes como el del viernes. "Pueden provocar más problemas que soluciones", defienden desde Metro Bilbao. Tampoco sería fácil que la Subdelegación del Gobierno les diera el permiso para ir armados: el nivel de riesgo tiene que ser muy alto para lo otorgue.
Los vigilantes de seguridad privados de algunos servicios, como el transporte de fondos, están obligados por ley a desempe?ar su trabajo con armas de fuego. Otras, como entidades bancarias o joyerías, pueden solicitar permiso para ello, dependiendo de la peligrosidad o el valor de los objetos a proteger.
Los museos son algunas de esas entidades en las que la autoridad competente -la Subdelegación del Gobierno, en este caso- puede disponer que sus vigilantes sí estén armados. Los dos principales de Bilbao, el Bellas Artes y el Guggenheim, disponen de personal de vigilancia armado. En el caso del primero, Azkuna ya anunció que iba a proponer que se retirara.
Renfe es una "de los pocas" entidades en las que los guardas van armados en espacios públicos, explica el responsable de Seguridad Privada de CC.OO., Txomin Mara?ón. "Lleva más de 20 a?os haciéndolo y nunca han tenido un problema", puntualiza. Sí es más generalizado su uso, prosigue, en entidades bancarias, empresas eléctricas como Iberdrola, "que las utiliza en algunos centros", o energéticas como Petronor. "Hay empresas que por su peligrosidad sí tienen vigilantes armados".
Bizkaia tampoco destaca por un porcentaje elevado de vigilantes con cartuchera. "No es ni superior ni inferior a cualquier otro punto de Espa?a", se?ala Mara?ón. Algunas empresas del sector calculan que ni siquiera el 5% de los vigilantes de seguridad -en toda la CAV hay un total de 4.500- desarrollan sus funciones armados. "Salvo los servicios en los que están obligados por ley a portar un arma, es muy difícil que la Subdelegación del Gobierno te autorice un servicio con armas de fuego. El nivel de riesgo tiene que ser muy alto", afirman desde una de las empresas del sector.
Sólo por la noche A diferencia de la estación de Abando de Renfe, los vigilantes que velan por la seguridad en La Concordia no están armados durante el tiempo que está abierta al público. "Únicamente lleva armas de fuego el guarda que se queda por la noche, cuando la estación está cerrada y no hay gente", se?alan desde Feve.
Tampoco en Termibus los guardas han portado nunca revolver, ni está previsto que lo hagan. "Hemos preferido que sea así", afirman desde la gerencia de la concurrida estación de autobuses bilbaina. "Es mejor no dar pie a que se produzcan otras circunstancias", defienden, en referencia a incidentes como los del pasado viernes.
Una situación similar se vive en Euskotren, donde sus vigilantes realicen sus rondas en trenes, cocheras y talleres sin una pistola a la cintura.
En otro lugar con un gran tráfico de personas y mercancías, como es el aeropuerto, la presencia de uniformados con armas está limitada a determinadas zonas, como pueden ser los puntos de control o el acceso de los proveedores. El personal privado que vigila las zonas públicas, como las de recogida de equipaje, trabaja sin armas.
Metro Bilbao prefiere que sus vigilantes recurran a la Ertzaintza o la Policía Municipal, "que son los competentes", cuando se producen incidencias en el suburbano. "Creemos que el hecho de que lleven armas de fuego puede provocar más problemas que soluciones", se?alan. "Para casos graves tenemos un protocolo de actuación con la Er-tzaintza y las diferentes policías locales".
También centros comerciales como Zubiarte, Ballonti o El Corte Inglés han optado por que su seguridad privada carezca de armas. "En un centro comercial no es necesario, no son lugares conflictivos ni se producen incidentes tan graves como para que vayan armados. Salvo casos muy puntuales, no pasan de peque?os hurtos", explican desde Ballonti. Para los responsables de la galería comercial bilbaina, la propia "lógica en cuanto a seguridad aconseja que no lleven armas".
Los centros sanitarios de Osakidetza, la Universidad de Deusto y algunos campus de la UPV, como la Escuela de Ingenieros de Bilbao, también son espacios libres de armas de fuego. "Consideramos que en este sector no es necesario", se?alan desde el hospital de Cruces. "El personas de seguridad lleva a cabo labores de todo tipo: desde controlar la circulación interior como atender lo que les requieran las personas. Cuando ocurren incidencias más graves se avisa a la Ertzain-tza".
"El control sobre las armas es férreo"
Txomin Mara?on, responsable de esta sección de Comisiones Obreras, no comparte la polémica surgida tras el tiroteo en la estación de Abando ya que, afirma, "habrá habido 1 ó 2 incidentes con armas en los últimos veinte a?os. Que una persona saque un arma y se líe a tiros en una estación es algo que yo no he visto jamás". Sabe de lo que habla; no obstante, ha trabajado como vigilante para Renfe, "y jamás nos ha pasado nada. Y nos hemos estado moviendo por todas las estaciones, por trenes, por rutas largas, rutas cortas...". Destaca el "control férreo" sobre los requisitos que debe cumplir un vigilante para trabajar con un arma de fuego. "Estoy casi convencido que tenemos más controles que la seguridad pública", afirma con rotundidad. "Te exigen penales, que estés limpios; un curso de 180 horas, un reciclaje anual de 20 horas, un examen psicotécnico que tienes que renovar, ejercicios de tiro, exámenes de perfeccionamiento de tiro...". Por eso arremete contra quienes afirman que, hoy en día, le dan un arma a cualquiera. "A cualquiera no; a cualquiera que cumpla los requisitos, afortunadamente. Y es algo que no se puede saltar nadie".