La verdadera cara del Solitario: el criminal que mantuvo en vilo a EspañaManuel Marlasca, Lorenzo Silva y el ilustrador Cristóbal Fortúnez firman una novela gráfica que recrea la acción criminal del Solitario y su caída como un vulgar
Foto: 'El Solitario'.
30/05/2020 05:00
El 23 de julio de 2007, Jaime Giménez Arbe, el famoso atracador de bancos conocido como 'El solitario' fue detenido en Figueira de Foz (Portugal) en una operación conjunta entre la policía nacional, la Guardia Civil y la policía portuguesa. Acababa una trayectoria delictiva que había comenzado en 1993 cuando atracó una caja de ahorros en Ademuz (Valencia) llevándose un botín de 468.600 pesetas. Fue la única vez que actuó acompañado. Desde entonces había dejado un reguero criminal por casi toda la geografía española que incluso se había saldado con tres muertos: dos guardias civiles, Juan Antonio Palmero y José Antonio Vidal, asesinados por disparos en Castejón (Navarra), y un policía local, Manuel Ferrandis, que falleció en La Vall d'Uixó (Castellón) después de una refriega de disparos entre policías y el delincuente. Giménez Arbe, de 64 años, que se llegó a ser objetivo número uno y una obsesión para los agentes, cumple hoy pena de prisión. No está previsto que pise la calle hasta que pase los 70 años de edad.
El periodista de sucesos Manuel Marlasca, el escritor de novela negra Lorenzo Silva y el ilustrador Cristóbal Fortúnez han unido sus fuerzas para recrear esta historia criminal que alcanzó también un importante hueco en los medios de comunicación. El resultado es 'El solitario. El caso del criminal que mantuvo a España en vilo' (Random Cómics), una novela gráfica trepidante, que sigue el ritmo de la investigación minuciosa de las fuerzas de seguridad del Estado y cuyas imágenes le dan un plus de interés. Como un largo reportaje aderezado con las técnicas de la narrativa novelesca.
"Sumergirse otra vez en el sumario y ver el detalle de la investigación ha sido muy bonito como trabajo periodístico. Ver cómo se trabajaba desde 1995 hasta 2007, y cómo fue evolucionando la investigación, cómo le van poniendo un nombre, un apellido, una casa, cómo lo siguen, lo escuchan, lo ven, lo persiguen y lo cogen", comenta Marlasca a El Confidencial.
Además del relato, que está en los sumarios policiales y en la hemeroteca de los periódicos, tanto el periodista como el novelista se plantearon dos objetivos con este proyecto. Por un lado, reivindicar a las víctimas y a quienes le persiguieron. "Queríamos llamar la atención sobre los personajes que no llaman tanto la atención. Que no fuera solo la historia de El solitario, sino que este fuera un personaje más, porque aquí hay gente que muere, que sale herida, gente que se dejó muchas horas para impedir que este hombre pusiera en peligro la vida de sus ciudadanos", explica Silva. De ahí que haya una exhaustiva narración sobre empleados de cajas de ahorros que reciben disparos, sobre empleadas que son encañonadas para que abran las cajas fuertes, y sobre aquellos que murieron persiguiendo al atracador.
El hecho de dejar al Solitario fuera del plano principal también es una manera de restarle el aura que él mismo se dio cuando fue detenido identificándose como una especie de Robin Hood que incluso defendió en su propio libro 'Me llaman El Solitario. Autobiografía de un expropiador de bancos", publicado en 2009.
Vulgar chorizo
"Él lo que era es un atracador profesional que solo había cotizado dos días en su vida. Y el dinero de los atracos no iban precisamente a un banco de alimentos ni a una obra de caridad, sino que lo utilizaba para vivir bien. Y, además, ocultaba su dinero porque todo estaba en cuentas de la madre, incluso las propiedades que tenía como la casa de Las Rozas y la nave de Valdemoro también estaban a nombre de la madre", revela Marlasca que piensa que este personaje de expropiador pseudorevolucionario anarquista lo creó "porque le parecería demasiado vergonzoso decir que era un chorizo".
Era un atracador profesional que solo había cotizado dos días en su vida. Y el dinero de los atracos no iban precisamente a un banco de alimentos
Silva también señala que "sus robos eran para vivir bien sin trabajar", lo cual precisamente, como también afirmó un agente en una frase que aparece rescatada en el libro, "no es una manera inteligente de actuar". "En realidad, los delincuentes son personas con déficits sociales, de concentración, de atención… Por ejemplo, la batalla de La Vall D’Uxó fue un fallo suyo, ya que si vas a atracar un banco no puedes aparcar lejos de ese banco y es lo que hizo", añade el escritor. "Los delincuentes son gente bastante vulgar, estúpida, que no tienen ni medio atractivo. Yo recuerdo, por ejemplo, al asesino de naipes, que pensábamos que era nuestro asesino del zodiaco… Y luego era un tipo que la única explicación que dio fue que estaba un día en su casa viendo la tele, se aburrió y salió a matar a alguien. Ahí se le acabó todo el glamour", sostiene a su vez Marlasca.
Aciertos y errores
Lo cierto es que durante la primera etapa de sus atracos a El Solitario le fue bastante bien. Cometió robos por casi toda España, de Galicia a Navarra pasando por Aragón y la Comunidad Valenciana. Eran los años noventa y a Giménez Arbe le bastaba con una barba falsa, una peluca, un arma y un maletín para el dinero.
"Sí, durante mucho tiempo fue muy cuidadoso. Atracaba en pueblos pequeños, en cajas de ahorros, conocía muy bien las salidas de los itinerarios, planificaba perfectamente cada golpe. Y el hecho de que tuviese tanta movilidad hacía muy difícil su seguimiento. Pasa mucho tiempo hasta que se relacionan todos los atracos", comenta el periodista. Todo empieza a cambiar a partir de junio de 2004, cuando mata a dos guardias civiles en Castejón, en Navarra, en un crimen que al principio se relaciona con ETA, pero que enseguida se descarta por el 'modus operandi'. "Ahí se vincula la munición con la que usó en la Vall d’Uxó, y además hay una unidad de acción entre fuerzas de seguridad", sostiene Marlasca.
Pero llegan también los propios errores. El primero, el del atraco de La Vall D’Uxó en el 2000, que lo comete en un banco que está al lado de la sede de la policía local y a una hora en la que coincidían los dos turnos de la policía. Eso da lugar a un intercambio de disparos del que se libra "por su pericia con las armas", insiste Marlasca. Después, comienza a atracar en Madrid, en un terreno urbano que pertenece a la policía nacional, con lo cual ya tiene a los dos cuerpos detrás de él.
Coordinación policial
La detención del Solitario también fue un logro por la coordinación entre policía nacional y la Guardia Civil. En el libro se da cuenta cómo entre ambos van conociendo cada vez más de este hombre del que, al principio, no tenían ninguna idea. De hecho, hasta pensaban que eran atracadores distintos. Pero también cómo durante muchos años no hubo esa coordinación entre las fuerzas de seguridad y el atracador pudo campar mucho más a sus anchas.
Ahora sería muy difícil que se repitiese un caso como el del Solitario, pero las colaboraciones entre policía y guardia civil no son fáciles
"Ahora en todos los delitos hay una mayor coordinación. Ahora sería muy difícil que se repitiese un caso como el del Solitario. Las colaboraciones entre policía y guardia civil no son fáciles. Un día un policía me lo explicaba: los dos somos cazadores y todos queremos llevarnos a la presa. Pero en este caso había un compromiso hasta casi personal. Quien recibe la información buena antes es la policía nacional, quien lo identifica y lo localiza es la Guardia Civil, pero la Guardia Civil llevaban mucho trabajo avanzado y además había matado a dos de los suyos", indica Marlasca. De hecho, en el libro se cuenta que es la policía quien recibe "el confite" —así se llama a los soplos de los confidentes— de que se trata de Giménez Arbe y a partir de ahí el asunto empieza a cobrar mucha más velocidad.
Silva, por su parte, recuerda que todo este asunto de la coordinación cambió en gran parte gracias al caso de Rocío Wanninkhof, a comienzos de los 2000. "Lo que ocurrió entonces fue que la guardia civil encontró enseguida una colilla de marca Royal Crown que fumaban muy pocos nacionales y que podría pertenecer a un inglés. En ese momento Toni King estaba notificado a la policía nacional como depredador sexual por parte de la policía británica, pero como esa información no se compartía la investigación giró en el vacío durante un montón de tiempo. Por eso se forzó que hubiera este mecanismo de coordinación". También hubiera evitado la muerte de otra persona y la estancia en la cárcel durante años de una inocente.
La fascinación del mal
El caso de El solitario abrió los informativos durante varios días después de su detención. Se publicaron crónicas y reportajes en los periódicos. Era un tipo que llamaba la atención: habría atracado por toda España con una peluca y un arsenal de armas durante más de diez años. Se había montado su propio discurso salva pobres. Era magnético para la información. Fascinante.
Sin embargo, tanto Marlasca como Silva echan por tierra este atractivo de lo malvado, que ha dado lugar no obstante a cierta moda por el 'true crime' (en series y libros). "Es culpa de las pantallas, del cine y la televisión. La literatura lleva muchos años tratando el tema. Yo llevo 32 años haciendo sucesos y nunca me he encontrado un asesino atractivo a lo Hannibal Lecter, que bebía Chianti y pintaba la cúpula de la catedral de Florencia", recalca el periodista. "Hay gente a quien le llama la atención por morbo, pero mi interés es más filosófico y de comprensión, de intentar comprender el mecanismo y señalar el fallo", sostiene Silva, quien además insiste en la idiotez que resulta siempre cometer un crimen: "Muchas veces el mal procede, no tanto de la maldad como de la estupidez o de la inconsciencia, la ignorancia, la insensibilidad. Cuando este hombre entra en un banco y no tiene dinero y le pega un balazo de calibre 45 a un empleado… ¿por qué lo hace? Pues porque es un insensato. Porque es un acto grotesco, prescindible, no tiene épica ni valor ni nada". Y ahora, además, tiene para largo en la cárcel.