Bilbao se inspira en Barcelona para coordinar policías
Compartimos alegrías y penas, miserias y virtudes. Entre nosotros, la transparencia y la sinceridad son obligadas. ', confiesa el comisari de los Mossos d'Esquadra del área metropolitana de Barcelona, Joan Miquel Capell, con 25 a?os de servicio. El mando no oculta que a veces surgen 'roces' entre ellos, pero defiende el modelo porque ofrece 'una visión global de la ciudad' y hace el trabajo más 'cómodo'. 'Somos un matrimonio que no tiene derecho al divorcio, salvo que los que mandan decidan separarnos'.
La 'sala conjunta' de coordinación entre los Mossos, la Guardia Urbana y los Bomberos funciona desde el 1 de noviembre de 2005, cuando el cuerpo autonómico se desplegó por primera vez en la historia en la capital catalana para sustituir a la Guardia Civil. Antes, 700 mossos bebieron de la experiencia de sus antecesores durante varios meses para conocer a los delincuentes que pululan por las calles y no hacer un aterrizaje forzoso. Nació como un modelo 'pionero' y hasta 'extra?o' entre policías, tanto es así que su existencia se conoce ya en toda Europa. Han visitado la sala alemanes y franceses para comprobar cómo superan los típicos recelos policiales a la hora de compartir información o si se enfrentan por llevarse las medallas, como ocurre en muchas ciudades del mundo.
También la Policía bilbaína ha viajado a Barcelona en las últimas semanas para copiar su modelo e importarlo. Ertzaintza y Policía Municipal se preparan para abrir el próximo mes de junio un Centro de Coordinación Operativa inspirado en la versión catalana, que se ubicará en un primer momento en la comisaría de la Ertzaintza de Deusto -donde hay una planta completa vacía-, para luego trasladarse posiblemente a la futura macrocomisaría de Miribilla.
Forzosos
Salvando las distancias, Barcelona tiene dos millones de habitantes y seis más de población flotante entre turistas y visitantes, mientras que Bilbao alcanza las 354.000 almas. Entre mossos y guardias urbanos, los barceloneses disponen de 4.914 agentes. Bilbao supera a la ciudad condal en ratio de uniforme por habitante, pero, en números globales, cuenta con unos 500 ertzainas y 750 policías locales.
En la sala catalana trabajan cien personas a turnos. 'Se piden voluntarios, pero la mayoría son forzosos; la gente joven lo que quiere es estar en la calle, aunque aquí no se van a jubilar, sólo están unos meses', dice la inspectora de los Mossos responsable de la sala, Ana Guitar. En todo momento hay unos quince mossos y diez guardias urbanos, mientras que en Deusto coincidirán un mando por cada cuerpo y tres agentes de base por el día, y dos de noche. Los jefes de servicio de la Ertzaintza y la Policía local estarán continuamente comunicados.
Una línea imaginaria separa la sala por la mitad y divide físicamente a unos y otros. Al lado derecho se encuentran los policías autonómicos, con su uniforme de camisa azul clara y pantalón azul oscuro con gorra de plato azul y raya roja, y a la derecha, los guardias urbanos, con un niki azul oscuro y fluorescente en la parte superior, y la tradicional banda damera. Todos se sientan frente a pantallas de ordenador, en la pared cuelgan varios monitores de televisión que pinchan imágenes de las 200 cámaras de videovigilancia desplegadas por la ciudad; desde Ciutat Bella, hasta la Plaza Catalunya, Plaza Cerdá o Paseo de Gracia... En la última fila se ubican los mandos o 'caporales'. 'Ellos resuelven las posibles dudas de los agentes', explica Ana Guitar. Cada día gestionan 'juntos pero no revueltos' 523 incidencias de media en la ciudad, la mayoría por delitos contra la propiedad y por ocupación de la vía pública'.
Las peores crisis del a?o se vivieron con la 'apagada', el apagón que dejó a la ciudad a oscuras. 'Inundamos las calles de patrullas que iluminaban con los rotativos y nos dividimos; unos las verticales y otros, horizontales', explica el comisari Capell. Los retrasos ferroviarios, las 'manifas' de 'okupas', la celebración de la 'Champions' o la asesina de ancianas en serie también les complicaron la vida. 'Teníamos centenares de policías en la calle, sabíamos que estaba a punto de matar a alguien', confiesa.
'Tienes todos los recursos juntos, es agilísimo. Las grúas llegan rápido y si hay un incendio, enseguida reubicamos a los vecinos. Ahora sería impensable trabajar de manera independiente'. Cada cuerpo mantiene aún su propio número de emergencias hasta que todos sean engullidos por el 112. (092, Guardia Urbana; 088, Mossos; 080, Bomberos...)
En Bilbao coexisten también el 092 y el 112. Hasta el próximo junio, momento en que la Policía Municipal se unirá también al número universal para gestionar las llamadas de emergencia.
La 'pasarela'
En la sala no se escuchan voces. La información se comparte vía informática a través de una 'pasarela', donde se van a?adiendo todos los datos importantes. 'Por ejemplo, cuando nos avisan de un 'tirón', se abre una ficha donde se irá poniendo la descripción del sospechoso, la calle...'. En la ciudad condal hay diez distritos. Cada mesa de la sala se encarga de uno.
En Bilbao existe un protocolo de actuación que divide las competencias claramente entre los dos cuerpos. Básicamente, los municipales se encargan en exclusiva del tráfico y las ordenanzas, mientras la Ertzaintza garantiza el orden público y cubre los delitos más graves. La Seguridad Ciudadana es una competencia compartida, lo que a veces da lugar a duplicidad de servicios e incluso a enfrentamientos entre profesionales.
'La novedad del modelo de Barcelona es que todos tenemos que hacer de todo. Hay una policía titular, pero el otro no se puede desentender, es colaborador. Si nosotros vemos actuar a un ladrón 'in fraganti', le detenemos y luego se lo pasamos a los Mossos, lo mismo que si ellos se encuentran con un accidente; no miran para otro lado, sino que empiezan a llamar a ambulancias...', describe el intendente de la Guardia Urbana, Artur Salinas.
El intendente Capell aconseja a sus colegas bilbaínos 'paciencia; los principios no son fáciles'. Pero, 'si no puedes compartir información, no puedes hablar de seguridad inteligente en el siglo XXI', advierte.