MADRID | Denuncia ante la policía Secuestran a un hombre a punta de pistola en Velázquez
Denuncian que dos encapuchados obligaron a un hombre a entrar en un maletero apuntándole con una pistola
Una persona denunció el pasado viernes un intento de secuestro en la calle de Velázquez de Madrid, informan fuentes policiales. El testigo aseguró haber visto a dos encapuchados meter en un vehículo a un hombre a punta de pistola.
Los hechos tuvieron lugar hacia las 15.30 de la tarde del viernes, en la confluencia entre Velázquez y Diego de León.
El hombre habría sido obligado a la fuerza a entrar en el maletero del coche, un vehículo de alta gama según los investigadores.
No hay más datos acerca de la identidad de los posibles secuestradores, ni de su presunta víctima. Los primeros iban encapuchados.
La llamada telefónica resonó en la comisaría de Salamanca el pasado viernes, hacia las 14.45 horas: dos encapuchados acababan de secuestrar a un hombre a punta de pistola en pleno cruce de Velázquez con Diego de León, en el corazón del Madrid rico, el barrio de Salamanca.
En un visto y no visto, dos tipos aguerridos, ocultos los rostros, habían metido a la fuerza, amenazándole con una pistola, a un hombre en el maletero de un Mercedes Benz de color negro.
La posibilidad de un secuestro exprés comenzaba a dibujarse cuando, zas, otra llamada. Una controladora de la ORA también lo había visto: dos encapuchados, pistolas, una bolsa en la cabeza de la víctima, entrando en el maletero a la fuerza.
La noticia, que se publicó en ELMUNDO.es el pasado domingo, y el lunes por la mañana alguien, en la Colegio de Registradores, sito justo en el cruce entre Velázquez y Diego de León, se la pasó a José Manuel Conde, que allí trabaja como informático.
– Mira, un secuestro... ¡Aquí mismo, el otro día!
Y José Manuel, 37 años, quien se casa el próximo día 27, pensó: "Coño, ¡si es mi despedida de soltero!".
La idea fue de David, uno de sus colegas: "Primero elegimos Tarifa para la despedida, pero como la gente iba cayendo cambiamos a Segovia. Lo que pasa es que teníamos que ver cómo llevarle, y se me ocurrió eso, lo del secuestro". Y así es como la Policía terminó investigando un secuestro de broma que era, en realidad, el arranque de una despedida de soltero.
"Paramos el coche al otro lado de la calle y lo primero que hicimos fue ponernos los pasamontañas", cuenta David, que ejecutó la operación junto con otro amigo.
Juegopeligroso
"Nos aseguramos de que el Colegio de Registradores estaba allí y nos pusimos a esperar a que José Manuel saliera del trabajo. Cuando nos vieron, salieron los de seguridad a preguntarnos qué demonios hacíamos allí. Les explicamos que era una broma, pero no nos quitamos los pasamontañas. Se acercaron dos o tres personas a ver qué pasaba, y luego había varios en un kiosko mirándonos y riéndose", dice.
Total, que José Manuel sale finalmente y "nos lanzamos sobre él... Y durante 20 minutos el tío se lo creyó, se acojonó. Le esposamos y ahí ya empezó a reírse. Le pusimos la bolsa en la cabeza y le metimos a empujones en el maletero... ¡Hasta tuvimos que sacar maletas del maletero! Imagínate qué chapuza de secuestro...".
Ahí fue cuando al menos dos personas vieron la escena y no se percataron de que era una charada: "Tuvo que ser ahí. Y mira que, cuando le metíamos en el coche, unos de un bar nos dijeron: 'A ver si os va a salir cara la broma'. Alguien nos tuvo que ver desde lejos, y malinterpretarlo".
Condujeron a José Manuel "un par de calles" en el maletero y, en el semáforo de Ventas antes de entrar en la M-30, "nos dimos cuenta de que teníamos sacarlo de allí".
Nueva escena: un encapuchado se baja de un Mercedes negro en medio de un semáforo en rojo, abre el maletero y de él, como si de 'Pulp fiction' se tratara, sale un tipo con una bolsa de plástico en la cabeza que casi no se tiene en pie. El encapuchado la abre la puerta de atrás y le dice: "Hala, sube". El reo no atina: "Tuve que bajarme y meterle a empujones".
El lunes, los tres descubrieron que la despedida de soltero había terminado en comisaría... pero de una manera singular. "Cuando leí la noticia en ELMUNDO.es y me di cuenta de que éramos nosotros flipé un poco... Rápidamente llamé a la Policía y expliqué. No les hizo mucha gracia. Me hicieron ir a la comisaría de la calle Príncipe de Asturias y me dijeron que con esas cosas no se juega, que es peligroso... La verdad es que tienen razón, pero, ¡en fin!", se ríe David.
La peña es imbécil.