15 arrestos por el tiroteo de san lázaro
El último detenido en Madrid se sintió aliviado al ver a la Policía de Mérida
17.10.11 - 00:13 -
JUAN SORIANO | MÉRIDA.
Agentes de Policía de Mérida han llevado a cabo un trabajo plagado de dificultades que ha exigido una importante labor de coordinación
Culmina la investigación por el tiroteo en el que murieron dos personas
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http://www.hoy.es/v/20111017/regional/lazaro-sevilla-madrid-20111017.htmlDos meses de trabajo, 15 detenidos en varias actuaciones, operaciones en Sevilla y Madrid, 12 armas intervenidas. La investigación por el tiroteo que tuvo lugar el pasado 3 de agosto en el barrio de San Lázaro de Mérida, que se saldó con la muerte de una mujer de 71 años y su hijo, se ha cerrado con éxito gracias a una labor más propia de la Comisaría Central que de una capital autonómica.
La labor de los agentes de Mérida ha permitido no solo detener a los que se considera autores materiales de los disparos, sino también esclarecer lo sucedido antes, durante y después del tiroteo, lo que servirá a la justicia para exigir responsabilidades.
La investigación rápidamente se orientó a las rencillas familiares como causa del enfrentamiento entre dos familias gitanas. Las dinastías se habían unido por el matrimonio de un chico de unos 28 años y una chica de alrededor de 25, una unión de la que nació una niña. Pero la pareja se separó y cada uno rehizo su vida. Después se reconciliaron, aunque finalmente el joven volvió a romper la relación.
Aunque la ley gitana establece que debe abandonar la ciudad, en principio se aceptó lo ocurrido y se permitió que se quedara en Mérida. Pero la familia de la mujer no estaba dispuesta a soportar algunas cosas. Una noche pasaron ante su vivienda la nueva compañera del chico y la madre de este, lo que se tomó como una provocación. La discusión, con insultos y amenazas, acabó con varios tiros al aire con una escopeta.
Las mujeres se refugiaron en una vivienda de San Lázaro y llamaron a la matriarca de la familia, que se encontraba en Barcelona en casa de uno de sus hijos. Esa misma noche emprendieron camino hacia Mérida para intervenir en defensa de sus parientes. El clan de la chica se entera de que vienen y decide tomar medidas. Entre otras, reunir armas y más efectivos por temor a lo que pueda pasar.
Hacia las 11.00 horas del día siguiente,3 de agosto, llega la expedición de Barcelona con la matriarca, dos hijos y otros parientes. Pero antes de buscar un enfrentamiento directo, la mujer, acompañada de una de sus nueras, acude a un piso de la calle Jarandilla a hablar con la que fue su familia política mientras el resto del clan se queda en una casa del barrio. El encuentro acabó en discusión. Unos niños avisan a los que vinieron de Cataluña de que se está produciendo un enfrentamiento, y cuando se están acercando al piso comienzan los disparos. En un primer momento fallece la mujer mayor, I. V. S., de 71 años, y posteriormente, ya en el Hospital de Mérida, uno de sus hijos, J. V. V., de unos 38. Los dos habían llegado a la ciudad esa misma mañana después de una larga noche de viaje.
Arranca la investigación
La nueva Comisaría de Policía de Mérida, que fue inaugurada a mediados de junio, se encuentra a menos de cien metros del lugar de los hechos. Esto permitió a los agentes acudir al escenario del tiroteocuando aún no habían terminado los disparos. Gracias a esta rápida intervención se pudo rodear la zona y, seguramente, evitar más víctimas mortales.
Primero se detuvo a una persona que portaba un arma. Se trata de un hijo y hermano de los fallecidos, quien además resultó herido y tuvo que pasar dos días en el hospital emeritense. Después se actuó en el bloque desde el que se produjeron disparos, un edificio que presenta una tipología habitual en San Lázaro: distintos portales en un mismo inmueble, con un patio interior y varias salidas y entradas, lo que facilita una huida y dificulta una acción policial.
Pese a estas dificultades, hubo otros siete arrestados, todos del otro clan. A dos se les descubre en el patio después de apreciar que alguien había tirado munición. A otros cuatro en el interior de una vivienda, a la que llevó un rastro de sangre. Y otro más, el padre de familia, se encontraba en el lugar de los hechos. Son todos varones, excepto una mujer: B. M. V., de 28 años (no 50, como se dijo después). Fue puesta en libertad con la obligación de comparecer en el juzgado, pero a comienzos de septiembre fue abatida a tiros en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María, un asunto que también se investiga desde Mérida. El resto ingresó en prisión por presuntos delitos de homicidio, homicidio en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas.
Tras estas detenciones en caliente arrancó la investigación propiamente dicha. Primero en el lugar de los hechos, donde se localizaron más de cien casquillos y vainas. Y después con el trabajo de información. Los resultados no tardaron en llegar. Cinco días después del tiroteo se detuvo a una persona en la localidad pacense de Granja de Torrehermosa, y a finales de agosto a otra más en la capital autonómica. Ambos forman parte de la familia que sufrió las dos muertes.
El resto de arrestos, hasta 15 en total, tuvieron lugar en Sevilla y Madrid, y todos forman parte del clan que no sufrió ninguna víctima mortal el 3 de agosto. La investigación permitió localizar a cuatro implicados en un piso de la marginal barriada de Las Tres Mil Viviendas de la capital hispalense. Funcionarios de Mérida, con la colaboración de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla (intervinieron el Grupo de Homicidios, el de Atraco, el Grupo de Operativos Especiales, la Unidad de Intervención Policial y la Policía Científica), lideraron el 8 de septiembre una intervención que se saldó con la detención de J. D. V. y M. A. D. V., a quienes se considera presuntos autores de un delito de intento de homicidio por su participación directa en los hechos, y de J. S. V. y J. C. V., a los que se imputan delitos de tenencia de armas y encubrimiento, ya que fueron los encargados de acoger a los dos primeros. Además, se registraron cuatro viviendas, donde fueron intervenidas dos pistolas de 9 milímetros Parabellum, un revólver 357 Magnum, tres escopetas, varios cargadores, numerosa munición, un chaleco antibalas, 3.000 euros en efectivo y un kilogramo y medio de joyas. Un auténtico arsenal, cargado y listo para hacer fuego, con el que hacer frente a posibles represalias por parte de la familia rival. El 12 de septiembre pasaron a disposición del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Mérida, encargado de todo el caso, que decretó su ingreso en prisión.
La intervención policial con la que se ha dado por cerrada la investigación llevó a los agentes emeritenses a montar otro dispositivo especial, en este caso en el barrio madrileño de Vallecas. Allí se localizó a la última persona a la que se buscaba por lo ocurrido, F. M. V., de 36 años. Con la ayuda del Grupo de Homicidios y los Grupos Especiales de Madrid, a las 5.00 horas del 6 de octubre se entró en la vivienda, donde se intervino una pistola de la marca Glock, dispuesta para hacer uso, así como un segundo cargador, 11.400 euros, un chaleco antibalas y joyas. Al igual que sus familiares de Sevilla, y ante lo ocurrido en El Puerto de Santa María, temía la aparición de alguien que quisiera acabar con su vida. De hecho, casi se sintió aliviado cuando supo que estaba siendo detenido por agentes de Mérida. Se le acusa de delitos de homicidio y tenencia de arma prohibida.
De los 15 detenidos, 12 siguen en prisión, uno del clan que sufrió las muertes de la madre y su hijo, y once de la otra familia. Es el resultado de una investigación con mucho trabajo de información, una gran labor de organización y una muestra de coordinación de la Comisaría de Mérida.