La viuda del empresario fallecido en Estepona tras ser reducido por la Policía: "Seguimos sin poder ver su cuerpo"
Historia de Alba Rosado • 23 h • 5 minutos de lectura
La viuda del empresario fallecido en Estepona tras ser reducido por la Policía: "Seguimos sin poder ver su cuerpo"
Cristina Navarro quiere poder reconocer el cadáver de su marido antes de llevárselo a Lora del Río, de donde son naturales, para darle sepelio. Ha pasado ya más de una semana de su fallecimiento. Más información: La viuda del empresario sevillano fallecido en Estepona tras una intervención policial: "Aún no he visto su cuerpo"
4 de febrero 06:50 4 de febrero 06:50 Alba Rosado

Una imagen de la pareja.
Van camino de pasar dos semanas de la muerte del empresario sevillano Juan Antonio Hans Checa y Cristina Navarro sigue sin poder ver el cadáver de su marido. La noche del pasado jueves, 23 de enero, el hombre fallecía en un hotel de Estepona tras ser reducido por hasta ocho agentes de la Policía Nacional que fueron requeridos ante su estado de nerviosismo. Ahora la familia pide que se esclarezcan las causas de su muerte, que califican de "extrañas", pero sobre todo poder dar descanso al fallecido.
El abogado de la familia, Luis Romero, tras la negativa de la jueza del juzgado número 3 de Estepona, ha realizado un recurso de reforma dirigido ahora al juzgado número 7 de Malaga, según ha informado la propia Navarro a EL ESPAÑOL de Málaga.
"A la espera de su contestación, ya que fue presentado por el abogado el día 30 de enero, hoy hemos vuelto a ir al Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga [ya habían ido hasta en cuatro ocasiones antes], donde nos dicen que sin la autorización de un juez, no podemos ver a Juan Antonio, cosa que no entendemos", explica, indignada Navarro, quien junto a su cuñado ha puesto una hoja de reclamaciones en el IML.
Están desesperados. Los últimos días para Cristina han sido toda una pesadilla. El constructor sevillano se encontraba en Estepona por motivos laborales, explica Cristina, ya que allí tenía varias obras pendientes. La noche del jueves 23, el hombre, de 41 años, moría tras ser reducido por agentes de la Policía Nacional, quienes fueron requeridos ante su estado de nerviosismo.
Según ha informado la Policía Nacional, al filo de las seis de la tarde del día de su fallecimiento recibieron una llamada procedente de un restaurante esteponero, el bar Peña. Desde allí, recibieron una llamada porque Juan Antonio estaba generando "problemas". El abogado de la familia, Luis Romero, asegura en un documento enviado a la prensa que este altercado se solucionó "sin problemas" y el hombre fue acompañado al hotel por los agentes.
Así, su viuda explica a este periódico que una agente se encargó de tranquilizar a Juan Antonio, que tiende a sufrir, señala la mujer, "brotes de alucinaciones". Llegó a medicarse por este motivo, pero ya no lo hacía, pues se encontraba estabilizado. "Al parecer, decía que lo estaban envenenando, la policía lo sacó fuera, lo relajó e incluso él permitió que le pusieran las esposas, que después le retiraron", relata la mujer.
A continuación, llamaron a la ambulancia, que en unos minutos se personó allí, aunque Juan Antonio negó la asistencia, ya que decía que se encontraba bien. La Policía trasladó al hombre hasta su hotel ya que en el estado que se encontraba no podía coger su propio vehículo. En este sentido, Cristina cree que debía haber sido evacuado a un hospital, pero no fue así. "Para mí es lo que debían haber hecho, por como se encontraba, pero yo no entiendo de leyes", dice.
La versión de la familia concuerda con la de las fuentes policiales, que indican que el hombre fue localizado "muy agitado y agresivo" y que se logró sacarlo del bar mientras que avisaban a una ambulancia, pero que rechazó toda asistencia médica. Si bien, los agentes añaden un detalle que no figura en el escrito del letrado: "Juan Antonio fue hallado bebiendo alcohol". Así, fuentes policiales manifiestan su sospecha de que pudiera estar bajo los efectos de las drogas, ya que le fue intervenido un envoltorio con "una sustancia pulverulenta, al parecer cocaína".
Al respecto, la hermana del fallecido asegura a este periódico que "en todos los informes consta que tomaba Aquarius" y reconoce que tenían conocimiento de que la Policía halló la mencionada sustancia.
Segundo altercado
A las 21.40 horas, los agentes vuelven a ser requeridos en el hotel donde estaba alojado el hombre, el Ona Valle Romano. Tras llegar, los policías descubren que se trata del mismo varón al que habían atendido por la tarde. "Dado su estado de agresividad y agitación, al fin de salvaguardar la seguridad de esta persona y la de otros usuarios del hotel, efectivos policiales tuvieron que utilizar la mínima fuerza imprescindible para reducirle, con el uso de grilletes reglamentarios. Es en este contexto cuando el hombre entra en parada", indican fuentes policiales.
Los agentes, siempre según su versión, colocaron al hombre en posición lateral de seguridad y comenzaron a practicarle los primeros auxilios: RCP y uso de desfibrilador. Una ambulancia se trasladó también al lugar y los sanitarios se sumaron a la asistencia de Juan Antonio, aunque todos los esfuerzos fueron en vano. Acabó falleciendo y se activó, por tanto, el protocolo judicial.
Minutos antes de su fallecimiento, Juan Antonio estaba hablando con su hermano Javier por teléfono, quien percibe que algo no va bien. Este le escuchó decir lo siguiente: "No me matéis que tengo dos niños muy chiquititos", siempre según la versión de la familia. Conocedora de la circunstancia en la que se encontraba su marido, pues habló también con él, Cristina llama al Servicio de Emergencias 112, aún sin encontrarse allí, alertando que este se encontraba en el hotel y que estaba sufriendo un brote psicótico.
"Lo que él estaba comentando no me parece normal. Así que decido llamar para avisar, les digo que soy enfermera, que mi marido se encuentra en el hotel y pido una ambulancia", explica. Aquel servicio finalmente se anula, según explican desde el 112, aunque el 061 sí que les confirma de que se trata de un paciente psiquiátrico. "Siento que los protocolos deben adecuarse a cada caso y creo que no se hizo así", lamenta Cristina.
Ahora que no puede recuperar a su marido, quiere que se investiguen los hechos, quiere descansar de tantos días insufribles para ella y que su marido pueda descansar en paz. "No puedo llevarme a mi marido sin ver que es él. No entiendo por qué no nos dejan", reconoce. Echa en falta más información "frente a tanto silencio".