ESPA?A
Sábado, 16 de octubre de 1999
ENRIQUE BACIGALUPO / MAGISTRADO
Un juez que siempre coincide con el PSOE
Quienes le conocen, le aprecien o no, si algo no discuten es su preparación y su alto nivel técnico jurídico como magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. Pero, también, quienes le conocen, le aprecien o no, no llegan a entender cómo no se abstuvo de juzgar el denominado caso Lia?o, por la decena de factores directos e indirectos que le contaminaban en este caso.
Enrique Bacigalupo, sin embargo, ha optado por jugársela. Tirar su prestigio jurídico por tierra, y vengar aquella putada -según sus propias palabras- que en su día le hizo el ahora juez condenado, tal vez porque no le votó para la presidencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, cuando Lia?o era miembro del Consejo General del Poder Judicial.
Pero, además, Bacigalupo (Argentina, julio 1938) culmina con esta condena a Gómez de Lia?o toda una trayectoria que, más bien, convierte su tendencia progresista como juez, en servilismo a los intereses del PSOE.
Y es que, se mire como se mire, las coincidiencias en los últimos a?os con los intereses del Partido Socialista son demasiadas. Desmontó el caso Filesa cuando se encargó de su instrucción, reduciendo a tan sólo siete los 39 imputados que había se?alado su antecesor en la investigación, Marino Barbero.
Y, meses más tarde, se desmarcó de la mayoría de la Sala Segunda del Tribunal Supremo con el voto particular más visceral de todos, en defensa de la inocencia de José Barrionuevo y Rafael Vera en el caso Marey.
Previamente, su voto se unió a quienes pensaban que el ex presidente del Gobierno Felipe González, ni siquiera debía ser llamado como testigo en la investigación de este secuestro, por no estigmatizarle.
A todo ello hay que unir que en sus círculos de amistades, antiguas y nuevas, es conocida su clara tendencia de izquierda pero, sobre todo, su animadversión al Partido Popular y a las opciones de derecha.
Todos estos ingredientes, cobran mayor intensidad en el caso ahora juzgado. Su amistad y sus relaciones hasta profesionales con el abogado de la parte querellante, Antonio González Cuéllar, fueron admitidas por el letrado y más que probadas por este periódico.
En concreto, hasta cinco documentos pudo aportar EL MUNDO para demostrar que Enrique Bacigalupo remitía clientes al abogado de Jesús Polanco, el presidente del Prisa.
Pero, cuando se desvelaron estos vínculos, el magistrado ya había convertido este caso en una cruzada personal, en la que no se planteaba ni de lejos una posible abstención.
Su gran interés en la vista oral, su entrega constante de notas durante las sesiones al presidente de la Sala, Gregorio García Ancos para que incidiera en los interrogatorios a los testigos una vez terminados los turnos de las partes, sus apuntes que coincidían casi siempre con los testimonios más desfavorables al ahora ex juez, hacían presagiar el fallo.
Ayer, antiguos amigos del juez no lo reconocían en este fallo contra Lia?o. Preferían recordar a aquel colaborar del gobierno de Hector J. Cámpora en Argentina, que se exilió a Alemania tras el golpe de Estado, y al que juristas de gran prestigioso le abrieron las puertas de la judicatura en Espa?a de par en par. Sin embargo, ahora veían más bien a un hombre ?ambicioso? y ?vengativo? pero, sobre todo, a una ?mala persona? volcada por unas siglas políticas.
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Por otra parte, hablando de la sentencia, aunque sea una "desobediencia leve" Falta, art. 634 del C.P., podría proceder detención por no dar domicilio (se niega a identificarse). Aunque detener por falta........
Saludos cordiales.