está demostrado, Tempestad, que las mujeres no teneis el odio tan fino, musicalmente hablando, como el de un hombre, que es capaz, por contrapartida, de percibir muchos más sonidos y de mejor calidad, que una mujer. Esto le produce unas reacciones internas, químicas, que provocan un estado de euforia moderada, que invita a extrovertir sus emociones, a modo de cánticos primaverescos. Es asín. No hay más. Envidia, yo creo.