Interpol busca al pederasta de Valdemoro que huyó a Japón
Javier García Verdugo, fugado de la justicia y sentenciado por abuso de menores. E.M.
Con una condena de 72 años por abusos sexuales y pedofilia, el monitor Javier García-Verdugo está en paradero desconocido
La Audiencia le absolvió y él huyó antes de que el Tribunal Supremo revisara su caso
QUICO ALSEDO
PABLO HERRAIZMadrid
07/03/2016 02:41
Con una condena de 72 años por abusos sexuales y pedofilia, el monitor pederasta Javier García-Verdugo está fugado, quizá en Japón. El hombre fue arrestado en octubre de 2012 en Valdemoro por abusar de montones de chicos de entre ocho y 15 años. Les grababa desnudos con cámaras ocultas, o les pedía abiertamente que se masturbaran ante su cámara e incluso les animaba a que mantuvieran relaciones con él.
El mes pasado este monitor de ciclismo fue condenado a 72 años de prisión, pero una sentencia absolutoria dictada el año pasado ha permitido que el pederasta se haya podido fugar de España. Según confirmaron fuentes judiciales a este periódico, ya hay una orden internacional de detención e ingreso en prisión contra él, e Interpol está buscándole en la actualidad.
La situación que ha permitido que se escape este condenado, entre otros, por nueve delitos de utilización de menores para la elaboración de material pornográfico, fue un detalle de la sentencia anterior, posteriormente revocado.
En el juicio no se contó como válida la entrada y registro de la Policía en su casa
El pederasta fue juzgado en enero del año pasado, después de más de dos años en prisión provisional, y su defensa alegó que el registro practicado por la Policía había sido ilegal porque el mandamiento de entrada y registro no estaba bien motivado por el juez instructor.
Según esta doctrina de la defensa, las numerosas e inculpatorias pruebas encontradas en casa del monitor no eran válidas porque se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia. Finalmente, la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid aceptó esta idea y absolvió al acusado.
Sin embargo, la Fiscalía de Madrid recurrió el fallo ante el Tribunal Supremo, que ordenó a la Audiencia repetir la sentencia, valorando esta vez la entrada y registro como prueba válida que no vulneraba los derechos del pedófilo.
La nueva sentencia, dictada el pasado mes de febrero, ha sido demoledora: 72 años y dos meses de cárcel por nueve delitos continuados de utilización de menores de 13 años para la elaboración de material pornográfico, dos delitos continuados contra la intimidad, tres delitos continuados de abuso sexual, cuatro delitos de exhibición de material pornográfico y un delito de posesión de material pornográfico.
A esto hay que sumar que en 1994 Javier García-Verdugo ya había sido condenado por hechos similares, aunque en aquella ocasión la condena fue infinitamente más baja: cuatro meses de arresto mayor y una multa.
El problema ha llegado cuando la Audiencia Provincial ha comunicado la nueva sentencia al condenado. Cuando la Policía se presentó en su casa para notificarle, se encontraron con que ya no vivía allí. Según relató su entorno a los agentes, Javier "se había ido a trabajar a Japón" cuando fue absuelto.
Los magistrados han dictado una orden internacional para que ingrese en prisión
Por tanto, no habría que afirmar literalmente que se fugara entonces, pero sí que actualmente se le considera en riesgo de fuga, porque tiene una condena que le obliga a ingresar en prisión y está en paradero desconocido.
La misma sección de la Audiencia que le juzgó y posteriormente condenó ha dictado una orden internacional de búsqueda e ingreso en prisión provisional. El mismo auto de esta resolución es el que explica también que el condenado podría estar en Japón, aunque realmente esto es sólo una suposición y podría darse el caso de que esté en cualquier parte del mundo.
Lo que está claro es que ya no vive en Valdemoro, el municipio donde se centraron sus actividades como pedófilo. García-Verdugo tenía un club ciclista llamado 100 Promesas, donde daba clases de ciclismo a niños de Valdemoro y Ciempozuelos.
Todas sus víctimas eran alumnos de la escuela ciclista, según pudo comprobar en su día la Policía. Durante los registros, aparte de 11 discos duros con todo tipo de pornografía infantil y también material impreso del mismo estilo, los agentes descubrieron un diario en el que el pederasta relataba sus abusos desde el año 1995.
Invitaba a los menores a ducharse en su casa
Tras descubrir su diario, la primera sospecha de los agentes fue que este hombre podría tener muchas más víctimas de las 14 que se identificaron en un primer momento. Las investigaciones sobre él comenzaron a raíz de una alerta internacional de Interpol y Europol sobre García-Verdugo, al comprobar que había comprado pornografía infantil a través de internet. Los agentes especializados en delitos informáticos empezaron a investigarle y pronto comprobaron que podía tratarse de algo más que de un pedófilo. Las sospechas de que podría estar abusando de menores para grabarlos en vídeos sexuales pronto se materializaron. Cuando fue arrestado, se descubrió que el investigado tenía una cámara oculta en su casa, y que aprovechaba la confianza de los niños para grabarles subrepticiamente. Cuando conseguía que los críos se fiaran de él, comenzaba a invitarles a su casa, donde les animaba a que se ducharan después de haber hecho deporte con la bicicleta, y les grababa a escondidas mientras se aseaban. A otros les ofrecía dinero para que se masturbaran delante de su cámara o les invitaba a tener relaciones sexuales con él. Utilizaba tanto el truco de la ducha como el invitarles a comer a su casa, sin que jamás los padres sospecharan nada. De hecho, llegó a estar en cenas con padres de sus alumnos sin despertar suspicacias.
