El pederasta octogenario de la línea 134 de autobús, a juicio: "¿Cuánto te mide? ¿Te sueles masturbar a diario?"
El hombre, de 83 años en el momento de la agresión, tocó el pene a un adolescente de 16 años en la penúltima fila del vehículo de la EMT
El menor agredido con su presunto acosador detrás.
Daniel Somolinos
Madrid
Actualizado Miércoles, 9 octubre 2024 - 00:12
Ocurrió el 21 de abril de 2023, en una parada frente al centro comercial La Vaguada. Un joven de 16 años aguardaba a que el autobús 134 llegara para regresar a su casa. Fue justo cuando un anciano de 83 años, "con poco pelo y con los dientes descolocados y amarillos", se le acercó e inició una conversación.
"Pensé que estaba aburrido... Me pareció raro, la verdad, pero no le di importancia", cuenta a este diario el menor, quien en todo momento, agrega, se forzó por ser educado al tratarse de una persona mayor. Al principio, la charla comenzó siendo superficial. Si hacía deporte, que a él le gustaba el judo, que conocía todos los colegios de la zona... Y, en esas, llegó el 134.
El octogenario insistió en numerosas ocasiones en que el chaval subiese primero, gesto que éste agradeció. En aquel momento desconocía las intenciones reales de aquel varón, que esperó a que el adolescente se ubicara en la penúltima fila del vehículo, al lado de la ventana, para ir detrás de él y sentarse en el asiento contiguo.
Ahí relanzó una nueva retahíla de preguntas, que poco a poco fueron subiendo de tono. Tras interesarse por el colegio al que iba o cómo se llamaba, cuestiones a las que el menor contestaba mezclando datos verdaderos y falsos, se lanzó a averiguar su edad: "¿Tienes 12 años, no?".
Pero tras descubrir que realmente tenía 16 años, algo cambió dentro de este octogenario. "¿Cómo? ¿16? Pensaba que eras más pequeño... Y ¿cuánto te mide? ¿Tienes pelos en los cojones?", comenzó a indagar, sin ruborizarse.
El anciano despidiéndose del menor tras haberle tocado el pene.
"Respondía a todo que 'no sé'. También que si podíamos cambiar de tema ya que estaba incómodo. Él decía que aquello era 'normal'", evoca el adolescente, a quien, rememora, aún le quedaba por sufrir la peor parte.
La conversación siguió escalando en intensidad. "¿Te sueles masturbar a diario? Pero ¿cuánto te mide en dedos?", interrogaba el anciano, que ya sólo encontraba miradas huidizas y monosílabos por parte de su interlocutor, y alguna frase suelta como: "Esas cosas no se hablan con extraños".
Justo en ese momento entraron dos mujeres jóvenes en el autobús y se sentaron en los asientos de delante. "Y tú y las chicas ¿qué?", le volvió a preguntar. "Yo no soy de eso, voy a mi rollo, soy de los que se quedan en casa...", replicó el adolescente.
"¿Y no se te pone dura?", inquirió una vez más. Y esta vez, sin dejar que respondiera, dirigió su mano por debajo de la mochila del menor, que tenía posada entre sus piernas, y le tocó "el pene por encima de la ropa", tal y como éste denuncia.
"¿Qué haces?", le espetó sorprendido el adolescente, apartándose como pudo. El octogenario retiró, despacio, su mano y pasó a acariciar suavemente su brazo, sin decir nada más. Acto seguido el hombre se levantó, ya que había llegado a su destino, y se despidió del muchacho con la frase: "Estudia mucho y haz deporte".
El supuesto pederasta, validando su abono.
El supuesto pederasta, validando su abono.EMT
Tras llegar a casa y contárselo a su madre, el menor manifiesta que sólo quería ducharse. Más tarde acudieron a la comisaría de Policía Nacional de Fuencarral-El Pardo a presentar una denuncia, donde su progenitora sugirió a los agentes que las cámaras del autobús muy posiblemente podrían haber captado a su agresor.
Y así fue. Las autoridades, que desde el primer momento se tomaron muy en serio esta declaración, solicitaron las grabaciones de ese día, entre las 17.50 y las 18.50, a la EMT. Allí descubrieron al supuesto agresor: Julián P. M., de 83 años. Le cazaron gracias a que validó su abono transporte justo después del muchacho. Esta tarjeta proporcionó, de manera instantánea, su nombre a la Policía. Por entonces ya constaba una denuncia contra él por un presunto delito de agresión sexual a un menor. Además, las cámaras demostraron que todo lo que había declarado el joven previamente cuadraba.
Agentes de Policía acudieron entonces hasta el domicilio del octogenario, donde le encontraron junto a su mujer y su nieta de ocho años. Se le comunicó que se encontraba detenido como presunto autor del delito ya mencionado, leyéndole sus derechos. Tras ser engrilletado, pasó a disposición judicial. En virtud de los derechos que le asisten, optó por no declarar. Y tras comprobar que carecía de antecedentes, el instructor optó por ponerle en libertad.
El escrito de acusación ya ha sido remitido hace unos días por el abogado del adolescente, el penalista Pedro Resino, que ve claro el caso: "Las declaraciones realizadas por el menor cumplen con los elementos de jurisprudencia que exige el Tribunal Supremo y son prueba suficiente para desvirtuar el principio de inocencia que ampara a cualquier investigado. Pero, además, toda su versión ha sido corroborada por las imágenes captadas por las cámaras del seguridad del autobús. Como acusación particular hemos pedido una pena de tres años de prisión y, en concepto de responsabilidad civil, 6.000 euros. El juicio se celebrará antes de que acabe el año".
Mientras tanto, el adolescente asegura que le resulta difícil "hablar con gente mayor sin sospechar y ponerme paranoico", y desea que "nadie más pase por lo mismo ya que no es nada agradable". Por el momento se desconoce si existen nuevos afectados.