Dos historias de la Policía en NavarraCuando la policía está ahí, pero parece que no llega.
Desde luego que si en Navarra hay problemas de seguridad no será por falta de tipos de policías: municipales, forales, nacionales y guardiaciviles. Si estuviéramos en una isla y necesitáramos un servicio mínimo de policía, se requerirían al menos 3 policías en turnos de 8 horas para garantizar la presencia policial 24 horas al día. Eso, naturalmente, si sólo tenemos un cuerpo policial. Si en esa misma isla tuviéramos 4 tipos de policías necesitaríamos 12 policías. Incluso coordinando perfectamente (cosa complicada en la práctica) las diversas policías necesitaríamos un mínimo de 4 policías o alguna policía no tendría ningún agente en plantilla. En el límite del absurdo podríamos tener, por ejemplo, 4 clases de policía con 2 policías en plantilla ninguna de las cuales podría garantizar un servicio de 24 horas, cosa que ya hemos visto que se podría conseguir con 3 policías.
Es decir, que está claro que la complejidad puede ser, suele ser, enemiga de la eficiencia.
Algo de esto debe haber cuando el Gobierno de Navarra propone que algunas policías municipales pasen a integrarse en la Policía Foral. Todo ello sin entrar en lo que a veces cobran o trabajan los policías en virtud de la foralidad, la nocturnidad, la peligrosidad y el Principio de Arquímedes. Un estudio del mismísimo SUP revelaba hace no mucho que en España hay más policías que en cualquier otro país de nuestro entorno y que, si homologáramos las cifras, en España sobrarían unos 73.000 policías. Estamos hablando de un coste de más de 2.000 millones anuales de euros. Por lo demás, salta a la vista que no necesariamente hay más seguridad por haber más policías. Aunque en esto buena parte de la responsabilidad la tienen políticos y jueces.
El caso es que todos estos datos los podemos ilustrar con dos historias verídicas y recientes sucedidas en Navarra.
Se requiere presencia policial para que actúe una grúaUn coche tiene de madrugada un pequeño accidente en una localidad cercana a Pamplona. No hay heridos, pero hace falta una grúa para retirar el coche de la cuneta. La grúa, sector privado, tarda 15 minutos en llegar a la localidad. El conductor de la grúa, sin embargo, indica que no puede retirar el coche sin presencia policial porque hace falta cortar un carril y señalizar adecuadamente la maniobra a los conductores. Se llama a un número de emergencias y se explica la situación. De este número se deriva a los afectados a otro número en donde se vuelve a tener que explicar la situación. El tiempo va pasando. En este segundo número se explica a los afectados que la policía tal o el cuerpo cual no está disponible en esa zona a esa hora, que el cuerpo tal o la policía cual no tiene unidades en las cercanías y que se pasa la llamada a la policía municipal de la localidad de al lado. Al cabo de 25 minutos llega una unidad de la policía local del municipio de al lado explicando que no tendrían por qué atender la llamada pero que lo hacen por sentido del deber, insisten en ello reiteradamente. En el tiempo de espera transcurrido hemos forjado una amistad eterna con el conductor de la grúa que nos ha hablado de su vida y nos enseña las fotos de sus hijos. Afortunadamente no nos estaban apuñalando o violando cuando hemos llamado a la policía.
Unos gamberros patean una puertaLocalidad a 38 kilómetros de Pamplona. Mes de julio. Madrugada. Unos menores de edad cargados de entusiasmo laicista patean la puerta de la casa parroquial de la localidad causando algunos desperfectos. El párroco y otra persona salen de la casa y con cierta intrepidez retienen a uno de los gamberros. El resto huye como si al párroco lo acompañara toda la Guardia Suiza armada con nunchakus. El párroco llama a un número de emergencias y relata la situación. De ese número le derivan a otro número. El párroco llama al otro número y vuelve a relatar la situación. Por suerte el chaval no opone resistencia ni sus compañeros vuelven con palos y piedras para arrancarle la cabeza al cura. Cuando llega la Policía Foral han pasado más de 20 minutos desde la primera llamada. Sin embargo, existe una casa cuartel de la Guardia Civil a 500 metros del lugar de los hechos.
Es de suponer que historias como estas se repiten a centenares por toda la geografía navarra y que por tanto existe un problema. En el caso de que le estén violando y no se encuentre en una calle céntrica de Pamplona, si necesita ayuda urgente quizá lo más útil sea llamar a Telepizza.
Policías no es que nos falten, pero eficiencia es hacer más con lo mismo o lo mismo con menos. A eso también se le podría llamar economía.
Lo que está claro cuando a uno le están clavando un puñal es que le da lo mismo que quien venga a ayudarle lleve gorra, boina o tricornio, pero que venga rápido.