'Mi hijo fue a denunciar el robo de su bici y le detuvieron'
Olga R. Sanmartín | Madrid 29/05/2009
"Me llamo Salma, soy de Marruecos. Al despertar una ma?ana a las 9.00 horas, mi hijo vio que le habían robado su bicicleta y fue a denunciarlo a la comisaría de Alcorcón. Allí le pidieron los papeles y, al no tenerlos, lo llevaron directamente al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), del que salió, pasados los 40 días, con una orden de expulsión que por el momento ha impedido que le den el arraigo".
El testimonio de Salma se une a otras 66 denuncias de ciudadanos inmigrantes residentes en Madrid que, en los últimos meses, han sido víctimas de redadas masivas y sistemáticas por parte de la Policía Nacional simplemente por ser extranjeros.
Personas como Mamadou, de 22 a?os, acorralado el pasado 12 de marzo a la salida de la estación de Príncipe Pío por seis coches de Policía y dos furgonetas -"la imagen daba mucho miedo, parecía un operativo por terrorismo o algo similar"-, o como la ecuatoriana Mama Luisa, apresada en la estación de Méndez Álvaro: "Me hicieron quitar toda la ropa y, así, desnuda, durante media hora nos insultaron, a mí y a otras mujeres latinas que estaban a mi lado. Después de 24 horas detenida, salí en libertad con una orden de expulsión".
La cacería policial sigue en el Metro, en las estaciones, a la puerta de las embajadas, de los juzgados, de los locutorios, de las asociaciones, de los restaurantes frecuentados por inmigrantes... Lo han denunciado hoy dos ONG la Asociación de Sin Papeles de Madrid y Ferrocarril Clandestino en un multitudinario acto en la plaza madrile?a de Lavapiés.
Las identificaciones "programadas" han proseguido incluso después de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, asegurara en febrero que había dado órdenes de ponerlas fin. En concreto, la mitad de las 67 denuncias se refiere a hechos acontecidos después de ese mes. Una decena de ellas son por malos tratos.
Porque estas ONG aseguran que, además de estos "controles selectivos racialmente orientados", que obedecen a cupos ordenados por los mandos, se dan "malos tratos físicos" -"empujones, golpes, ordenar hacer flexiones...?� y ?psíquicos? �?burlas, insultos..."-.
"También se ha informado con mucha frecuencia de las malas condiciones físicas de las comisarías; por ejemplo, en relación a la escasez de alimentación, frío y carencia de mantas o prendas de abrigo, restricciones en el acceso al cuarto de ba?o y hacinamiento", explica el informe elaborado por Ferrocarril Clandestino que da cuenta de todas las denuncias.
Nino Trillo, el abogado que se ha encargado de tramitarlas, recuerda que "no hay ninguna ley en el Estado espa?ol que ampare la persecución racial que está manteniendo el Ministerio del Interior".
"La situación diaria es grave e insostenible, los inmigrantes están dejando de salir a la calle, pasan los días encerrados y las noches en vela o con pesadillas sobre comisarías", sostiene Marisa Pérez, de Ferrocarril Clandestino.
Así, Zaira, de 31 a?os, se ha quedado sin trabajo porque no se atrevía a abandonar su casa tras su segunda detención. María tiene miedo de ir a recoger a su hija al colegio, porque la Policía espera a los padres en la puerta para pedirles los papeles. Degen fue arrestado en el portal de su casa, tres días después de ser detenido y puesto en libertad. Pasó tres noches en comisaría y sólo le dieron galletas y zumo durante este tiempo.
La situación, según han denunciado otros colectivos, es similar en otras ciudades espa?olas, como Valencia, Barcelona o Sevilla.
"?Cuándo va a parar esto?", se pregunta el sin papeles Malik. "Nos piden que aprendamos castellano, que vayamos a los juzgados, que tengamos un trabajo... pero se nos persigue justo allí donde vamos a hacerlo".
Los citados colectivos van a pedir una reunión con Rubalcaba para "acabar inmediatamente con esta situación".