Las parejas jóvenes pierden deseo sexual: ¿qué está pasando?
La hipersexualidad individual merma el interés por las relaciones compartidas
sexo jóvenes
Muchas personas vinculan el desconectar a ver una serie o chatear en el móvil y priorizan estos placeres al encuentro erótico, que exige más esfuerzo Westend61 / Getty
Mayte Rius
Barcelona
15/05/2023 06:00 Actualizado a 15/05/2023 11:15
Las generaciones más jóvenes están normalizando el bajo deseo sexual, le otorgan menos importancia al sexo en sus relaciones de pareja y priorizan el porno y la masturbación sobre las prácticas sexuales compartidas para procurarse placer. Al menos esa es la radiografía que se extrae de lo que los sexólogos cuentan que ven en sus consultas, a las que cada vez acuden más personas jóvenes.
“Los jóvenes, sobre todo de la generación Z, se expresan más libremente sobre cualquier tema, también sobre el sexo, y por eso cada vez son más quienes consultan al sexólogo o expresan al psicólogo preocupaciones diversas relacionadas con su sexualidad”, explican los psicólogos Rafael San Román e Isabel Moreno, esta última especializada en sexología y terapia de pareja.
Que consulten más, dice San Román, psicólogo de ifeel, no quiere decir que los jóvenes tengan más problemas o trastornos de conducta sexual, sino que tiene que ver con que “vivimos en una sociedad que mira mucho al sexo, que habla mucho de diversidad sexual, de identidad, de porno...; hay una presión sexualizadora que hace que algunos jóvenes se cuestionen si su vida sexoafectiva está acorde con ese discurso, si tienen pocas o muchas relaciones, si su consumo de porno es problemático...”
Las nuevas generaciones se han vuelto “comodonas” también para el sexo
Paradójicamente, lo que detectan algunos sexólogos en las generaciones más jóvenes es que dan menos relevancia al sexo y tienen menos frecuencia de relaciones incluso teniendo pareja. “La falta de deseo o de sexo ha sido siempre una de las quejas habituales en las terapias de pareja y cuando proponías trabajar ese área, la mayoría decía que sí; ahora, muchas parejas trabajan la parte de la comunicación y cuando les planteas abordar la sexualidad para fortalecer la relación te dicen que no, que no hace falta, que eso no es tan importante”, explica Júlia Pascual, coordinadora del grupo de terapia breve estratégica del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC) y experta en parejas.
Y precisa que es algo que pasa tanto con hombres como con mujeres y que, en su opinión, tiene que ver con que las parejas “practican una hipersexualidad individual que les satisface y no sienten la necesidad de practicar sexo en pareja y además les da pereza buscar tiempo para entregar placer al otro porque eso requiere atención, delicadeza, cuidado, trabajo... y estamos en una sociedad cada vez más centrada en el yo y donde cada vez cuesta más entregar al otro sin recibir nada a cambio”.
El auge del autoplacer
El autoplacer es una tendencia al alza entre las prácticas sexuales de los españoles, que se masturban con tanta frecuencia o más con la que practican relaciones sexuales en su día a día. Al menos eso es lo que se desprende de la 11ª edición del Barométro Los españoles y el sexo que la empresa Control presentó hace unos días. De las encuestas realizadas a 2.000 personas de entre 18 y 58 años, se desprende que 6 de cada 10 españoles se masturba al menos una vez a la semana, porcentaje idéntico al de los que declaran tener relaciones sexuales con esa frecuencia. Sin embargo, un 10% dice que se masturba a diario mientras que sólo un 3% asegura tener sexo todos los días. El porcentaje es más significativo entre la población masculina: un 16% dice masturbarse a diario y un 4% tener sexo cada día.
Silvia Pastells, sexóloga clínica y terapeuta de parejas desde hace más de dos décadas, asegura que el estilo de vida actual, lleno de estrés y de agobios económicos, hace que muchísimas personas no vinculen el desconectar del día a día a lo erótico sino a otras actividades “placenteras” como ver una serie, navegar con el móvil...
“Nos hemos vuelto comodones, y la conexión afectiva íntima, las charlas tranquilas que pueden propiciar un encuentro erótico afectivo brillan por su ausencia” en la cotidianidad de muchísimas parejas, dice Pastells.
Un problema multicausal
Su colega Lara Castro-Grañén, directora de Placer ConSentido y coordinadora del grupo de trabajo de Sexualidad y Pareja del COPC, coincide en que las largas jornadas laborales llenas de estrés apagan la pasión en la cama, pero considera que no es el único motivo de la disminución del deseo sexual en parejas jóvenes con relaciones sanas.
También pesa, dice, que la educación sexual recibida sigue siendo muy escasa y de poca calidad y que la media de acceso por casualidad al porno está en los 8 años. “Es un dato muy alarmante, porque en ese momento no disponen de suficientes recursos para contextualizar las imágenes que están viendo y eso influye en la construcción de la sexualidad y en sus relaciones futuras”.
Pascual también cree que ese consumo temprano de porno a 8-10 años y sin un acompañamiento que les descubra que lo más importante es aprender a relacionarse y encontrar el placer a través de la comunicación tiene mucho que ver con la falta de deseo.
Ven porno muy pequeñas y al llegar a la edad en que debería interesarles, el sexo les da asco o piensan que es algo violento
Júlia Pascual
Grupo de terapia breve estratégica COPC y experta en parejas
“Cuando llegan a la adolescencia y deberían empezar a interesarles las relaciones sexuales resulta que cada vez hay más -sobre todo chicas- que dicen que es algo asqueroso, una tontería o una práctica abusiva y violenta, porque es lo que han visto en internet desde pequeños, cuando su cerebro no sabía ni dividir por dos cifras”, explica.
Isabel Moreno detalla que ese consumo de porno tiene mucho que ver con la baja satisfacción sexual que viven muchas parejas jóvenes y que ven en consulta. “Se autoexigen comparándose con modelos poco realistas, eso les lleva a sentirse menos capaces, que no pueden alcanzar a satisfacer las necesidades de sus parejas, y la consecuencia es el bajo deseo, ya sea por problemas de disfunción eréctil o eyaculación precoz en varones o de dificultad para llegar al orgasmo o dolor durante las relaciones en las mujeres”.
A ello se suma, dice Castro-Grañén, que algunas personas, sobre todo hombres, enganchados al consumo pornográfico y la masturbación, sienten que las relaciones sexuales con su pareja no les proporciona ese placer, lo viven con culpa y vergüenza y eso repercute en el bienestar de la pareja.
San Román asegura que la mayoría de los jóvenes no tiene un consumo problemático de porno pero, si es su única fuente de información sobre sexo y no tienen claro que se trata de una ficción, eso les genera confusión sobre cuánto ha de durar una erección, cuánto dura el acto sexual, si el orgasmo ha de ser de las dos personas a la vez... “El porno puede ser una herramienta de disfrute, pero no es un documental sobre la conducta sexual humana; en la vida sexual normal suceden otras cosas”, enfatiza.
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Pastells agrega que muchos jóvenes acaban interiorizando que es más rápido y fácil buscar el placer en la pornografía y el autoerotismo que tener que esforzarse en conocer a alguien, en trabajar el vínculo de pareja o lidiar con la frustración de que la relación en la que se ha invertido tiempo y esfuerzo no funcione o no resulte satisfactoria.
“Las personas se están desentrenando en las relaciones personales, en desear la presencialidad sexual en la pareja”, dice Pascual. E indica que en la consulta observa cómo varones jóvenes normalizan el bajo deseo sexual y los problemas de erección o naturalizan tomar viagra para controlar su erección porque, si no, no se sienten capaces de mantener una relación sexual.
La directora de Placer ConSentido, por su parte, pone el foco en la bajada de deseo en mujeres jóvenes “que no han tenido un buen desarrollo y empoderamiento de su sexualidad, no se conocen bien, y cuando la relación ya es estable y el deseo deja de estar vinculado al enamoramiento del principio, van dejando el sexo de lado pero eso les preocupa porque no quieren que su relación se estropee por ese tema, y por eso consultan”.
La normalización de las relaciones homosexuales ha hecho desaparecer muchos problemas sexológicos, según los expertos Getty Images
La radiografía de los sexólogos
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Menos represión, menos problemas sexológicos
La psicóloga y experta en parejas Júlia Pascual asegura que la normalización de la homosexualidad en la sociedad española también se deja notar en las consultas de los sexólogos, de donde han desaparecido muchos problemas de falta de deseo que no eran sexológicos sino de represión de la identidad sexual.
“Ha salido del armario mucha gente, y no solo jóvenes, también personas de 40 y 50 años; empezaron los hombres y después han ido las mujeres conforme el mundo lésbico se ha naturalizado”, comenta. Y asegura que eso ha arreglado de golpe problemáticas y preocupaciones por las que muchas personas y parejas buscaban terapia. “Iban a consulta por problemas con su sexualidad, por falta de deseo, y lo que en realidad tenían era miedo a ser juzgados o vergüenza porque no aceptaban su identidad sexual; ahora esa represión ha desaparecido, muchas personas se han dado cuenta que son bisexuales u homosexuales, lo admiten, y eso hace que tengan menos problemas sexuales”, dice Pascual.
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Mayor diversidad: cada pareja es un mundo. La falta de deseo es probablemente el principal motivo de consulta a un sexólogo, pero no el único. “No podemos generalizar y decir por ejemplo que el sexo tenga hoy menos peso en las relaciones, porque depende de cada pareja y cada pareja es un mundo, hay más diversidad que nunca; y del mismo modo que vemos falta de deseo también vemos mayor interés por aprender a disfrutar del sexo y más apertura hacia otras prácticas como el tantra y el Tao”, asegura Lara Castro-Grañén, psicóloga, sexóloga y directora de Placer ConSentido.
Y lo mismo apunta su colega Sílvia Pastells: “Llegan muchas parejas que quieren mejorar su sexualidad porque el modelo de pareja va cambiando, algunas personas están en relaciones no monógamas y eso hace que afloren inseguridades… Y también hay una búsqueda del placer en el sentido más amplio y hedónico”.
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Empoderamiento femenino. A ello se suma, coinciden Castro-Grañén e Isabel Moreno, que se ha producido un notable empoderamiento sexual femenino. “Cada vez hay más mujeres que acuden a sesiones o talleres de crecimiento erótico con el objetivo de conectar con su cuerpo de forma positiva, soltar las creencias que han heredado y vivir la sexualidad con libertad, como ellas quieren”, explica Castro-Grañén.
Y Moreno apunta que ese empoderamiento y crecimiento erótico se refleja luego en las relaciones de pareja. “Ellas saben lo que quieren y lo expresan más libremente, y ellos quieren que sus parejas se sientan deseadas y transmitirles que sus deseos y necesidades son importantes para ellos, pero no siempre saben cómo relacionarse así sexualmente, porque el porno convencional, su principal fuente de educación sexual, muestra una relación sexual coitocentrista y androcéntrica cuyo objetivo es satisfacer al hombre y donde la mujer es mero objeto de deseo, y eso choca con lo que quieren o esperan de sus relaciones”, dice la sexóloga.