polémica
El Gobierno francés autorizará el uso de pistolas paralizantes a los policías locales
Antes los agentes deberán realizar un curso, que incluye probar el arma sobre sí mismos
Autor:
Esperanza Suárez | Corresponsal
La ministra del Interior francesa, Mich?le Alliot-Marie, está decidida a reformar la ley para equipar a la policía municipal gala con el Taser X-26, la pistola paralizante que dispara descargas eléctricas de 50.000 voltios a una distancia de siete metros. La polémica rodea el uso de este tipo de arma, denunciada por Amnistía Internacional.
El anuncio será oficial el próximo día 11 durante la Asamblea de Alcaldes, según adelantó el diario Le Monde . El Ministerio del Interior argumenta que tras la ola de violencia urbana durante el oto?o del 2005 fueron muchos los ediles que solicitaron este medio para reprimir la delincuencia.
En el mes de agosto, la unión nacional de agentes de policías locales volvió a solicitar este elemento de trabajo, argumentando, según su presidente, Michel Lecquio, que era ?urgente?.
Para que los 17.000 policías municipales galos puedan usar la pistola eléctrica, el Gobierno tendrá que modificar el decreto que la prohíbe. Los agentes deberán seguir un curso previo de formación que incluye obligatoriamente probarla sobre sí mismos.
El coste
Con la preparación incluida, cada Taser costará 1.050 euros, el triple que un arma convencional, que sí están autorizados a utilizar los municipales que prestan determinados servicios. Ahora mismo la llevan en todo el país 3.000 policías y gendarmes, junto a una cámara que registra imagen y sonido para evitar abusos.
Aunque los sindicatos policiales han acogido la medida como ?una buena noticia?, las opiniones están divididas. Los médicos franceses se muestran cautelosos sobre sus efectos, y las asociaciones humanitarias consideran que no es del todo ?inofensiva?. Lo que está claro es que su efecto es paralizar al receptor durante varios minutos, pero el dolor que provoca es fuerte.
El líder de la Liga Comunista Revolucionaria, Olivier Besancenot, tiene que hacer frente en los tribunales a una denuncia por difamación presentada por la firma que comercializa el Taser en Francia. Dijo públicamente que había provocado muertes en Estados Unidos, en la misma línea de las denuncias de Amnistía Internacional, que las atribuye a aparatos antiguos.