La policía sólo debería utilizar armas eléctricas cuando hay un riesgo vital
EFE , París
Las fuerzas del orden sólo deberían utilizar armas eléctricas en situaciones en que haya "un riesgo real e inmediato" de muerte o de heridas graves, y sólo si otros métodos menos coercitivos no son posibles,
según el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa (CPT).En su informe anual, hecho público hoy, el CPT se pronuncia por que no se recurra a las armas de impulsión eléctrica por ejemplo para las expulsiones de indocumentados cuando ofrecen resistencia, ni tampoco en prisiones u otros centros de detención salvo en casos de motines.
También considera "inapropiado" que los agentes se sirvan de ellas para doblegar la posible resistencia de una persona al ser arrestada o en operaciones de mantenimiento del orden público "a menos que haya una amenaza real e inmediata para la vida o un riesgo evidente de heridas graves".
A ese respecto, recuerda que algunos cuerpos de policía europeo ya han excluido su uso en el control de manifestaciones.
"Si las armas de impulsos eléctricos se convierten en el arma de predilección frente a un comportamiento recalcitrante en el momento del arresto, eso podría tener un efecto profundamente negativo sobre la percepción de los funcionarios de policía por la opinión pública", previene.
El CPT, cuya misión general es supervisar el respeto de los derechos de las personas privadas de libertad en los países miembros del Consejo de Europa, equipara a "malos tratos" el envío de varias descargas eléctricas en breves intervalos a detenidos, por ser un "recurso excesivo e inútil de la fuerza".
Los autores del informe advierten de que dados los "riesgos particulares para la salud" para quienes reciben una descarga eléctrica, se tienen que evitar los disparos contra personas vulnerables (mayores, mujeres embarazadas, niños o sujetos con problemas cardíacos).
En esa misma línea, juzgan "delicado" decidir su uso contra personas en estado de delirio o bajo los efectos de las drogas, en la medida en que pueden no entender las advertencias previas, además de ponerse todavía más alterados.
El CPT se pronuncia por el establecimiento de una serie de protocolos para evitar los abusos con las armas eléctricas, empezando por dispositivos que registren informaciones como el número de disparos, la duración o la intensidad de las descargas.
También aboga por que cualquier persona que haya recibido un impacto de esas armas sea vista por un médico que pueda eventualmente decidir su hospitalización, y que en cualquier caso le expida un certificado si se descartan complicaciones.