lugo
Fitipaldi robó el arma a un policía y le disparó sin saber que no tenía balas
Tomó como rehén a una enfermera del hospital de Lugo y se tiró por una ventana para intentar escapar
Apenas 24 días después de cumplir condena por un homicidio y abandonar la prisión de Pereiro de Aguiar, en Ourense, el lucense Marcos Fernández Pena, conocido por el apodo de Fitipaldi, de 30 a?os y con un abundante historial delictivo, volverá a prisión. Lo hará después de apretar en varias ocasiones el gatillo del arma reglamentaria del policía que se encontraba de guardia en el módulo de presos del Hospital Xeral de Lugo, a quien se la arrebató cuando este trataba de auxiliar a una enfermera. El delincuente amenazaba a la profesional con un gancho metálico que había arrancado de un portasueros.
Lo que desconocía Fitipaldi era que los agentes acceden a las habitaciones del módulo de custodia con el arma descargada. Por esta razón posiblemente salvaron la vida el policía y la enfermera que estaba de guardia en la madrugada del domingo.
El delincuente, después de forcejear con el agente, al que amenazó con el portasueros, consiguió salir del módulo de presos y huyó del hospital tirándose desde la ventana de la primera planta. Como consecuencia del golpe se fracturó los dos calca?ares y sufrió un acu?amiento en una vértebra, lo que lo llevó nuevamente a la sección de custodia del centro hospitalario lucense.
Marcos Fernández Pena llegó al hospital tras haber protagonizado una pelea en la madrugada del domingo. Fitipaldi ingresó en el módulo de presos del Xeral después de resultar herido en una pelea con armas blancas ocurrida en la calle San Pedro, de Lugo. En ella hubo otro implicado, R.?L.?A.?P., de 32 a?os, que se confesó autor de la pu?alada que recibió Marcos Fernández en un costado.
El propio Fitipaldi fue quien requirió la presencia de la Policía Local, a cuyos agentes dijo que había sido apu?alado por tres individuos. Lo acompa?aba un joven de 25 a?os que portaba una navaja con aparentes manchas de sangre.
Marcos Fernández fue atendido en urgencias y posteriormente trasladado al módulo de presos en calidad de detenido por su participación en la pelea, en la que resultó herido en una mano R.?L.?A.?P., de 32 a?os, quien se presentó en el Xeral poco después con una navaja manchada de sangre, preguntando si había ingresado un hombre con lesiones de arma blanca.
No trascendieron las razones por las que Fitipaldi, que apenas llevaba 24 días en libertad, tomó la determinación de huir del módulo de presos, menos de dos horas después de ingresar. Para ello llamó al timbre de la habitación y solicitó ayuda médica, alegando que se le había soltado la vía intravenosa.
La enfermera acudió a la habitación, según algunas versiones, acompa?ada de una auxiliar y según otras, con el policía, que se quedó en la puerta. Cuando la profesional iba a canalizarle la vía, sacó el gancho metálico de entre las sábanas, agarró a la mujer por el cuello y la amenazó con el hierro. Marcos Fernández exigió entonces al policía que le entregara el arma reglamentaria, al mismo tiempo que amenazaba con matar a la enfermera. Le pidió que la dejara en el suelo.
El agente le entregó el arma porque sabía que no estaba cargada, y el delincuente no solo apretó el gatillo en varias ocasiones en dirección al agente, sino que también probó a quitarle el seguro a la pistola al comprobar que no salían las balas.