Hartas de ver mujeres estupendas, delgadas y lívidas sobre la alfombra roja, verde o negra de cualquier estreno; ésas que marcan clavícula, que tienen el vientre plano de tanto gimnasio o 'folleteo'; ésas que consideran al vómito el estribillo de la canción de su vida; ésas que ni siquiera se permiten un bocado de lujo en el restaurante de Ferrán Adriá -sin que ello suponga un desfalco a cualquiera de sus cuentas- y viven condenadas para siempre a la ensalada y la Coca-Cola Light?
De pronto, un hombre guapísimo viene a elevarnos la autoestima y a recordarnos que las mujeres somos guapas y atractivas, incluso si sólo podemos contar con un 'hulla-hop' como cinturón.
Olé por Pierce Brosnan, mi eterno Remington Steele, que sigue tan enamorado de su mujer, Keely Shaye Smith, como el primer día, aunque ésta considere más importante embutirse en una faja bien tirantita antes que ir a la 'esteticienne' de turno de las estrellas de cine en los momentos previos a un 'photocall'.
Yo que, como muchas, soy una esclava del sándwich de pavo sobre el teclado del ordenador desde hace muuucho tiempo, si bien ahora me viene de lujo el marmitako de mi madre, valoro mucho este tipo de cosas.
Porque yo, hace unos cinco a?os, también fui gorda, gordita, para ser exactos, pues por una serie de circunstancias que no vienen al caso, me puse 15 kilos encima. Pero cierto es que por aquel entonces tenía unas curvas de órdago que ahora echo de menos. Sobre todo, aquellas que definían un pecho turgente del que hoy carezco.
También es verdad que, aunque mis pectorales eran generosos, jamás llegué a utilizar mi canalillo para guardar monedas de un euro, proeza que seguro practica Keely, que no duda en ponerse un espantoso colgante, suponemos que cuajado de brillantes, para ser la envidia de todas.
El actor y su esposa en el estreno mundial de 'Mamma Mia'. (Foto: REUTERS)
El actor y su esposa en el estreno mundial de 'Mamma Mia'. (Foto: REUTERS)
Dí que sí, linda, que con tu escotón estás tremenda en el buen sentido de la palabra. Que no hay nada mejor que lucir sin complejos tu sobrepeso, igual que Caritina Goyanes el día de su boda. A los vestidos que has elegido, les pongo alguna pega, quizás son un pelín 'demodé'.
Así que, si usted admite consejos, tome nota: en H&M hay ropa de tallas grandes estupenda. Y, ahora bien, si puede permitírselo, púlase el sueldo de su marido como James Bond en dise?adores que por fin se acuerdan de las más rotundas, entre otros, el mismísimo Jean Paul Gaultier. Ya sabe, la 'visa' puede ser muy bella.
?Ah! Y un par de acotaciones más, aunque parece que, afortunadamente, jamás las obvia: olvídese de algunas túnicas a lo Mocedades, de desterrar el color negro del fondo de armario y de pensar que el estilo sólo lo tienen las 'fashionistas' tísicas.
La elegancia, querida mía, es una actitud, es? un gesto. Es el don de conseguir mucho con muy poco. Y eso, y que me parta un rayo si no estoy en lo cierto, no es sólo privilegio de delgadas.
