Aída Nízar será juzgada en Elche por desobediencia y desórdenes públicos
Cuatro empresarios chinos del polígono de Carrús también le han denunciado por un delito de coacciones
28.10.12 - 00:37 - MANRIQUE C. SÁNCHEZ | ALICANTE.
Aída Nízar se sentará en el banquillo de los acusados de un juzgado de Elche por dos faltas, una de desobediencia a la autoridad y otra de desórdenes públicos, a raíz del incidente que protagonizó el pasado 4 de julio en el polígono industrial de Carrús, donde grababa uno de sus estrambóticos reportajes para el programa 'Sálvame', de Tele 5, según han confirmado a este diario fuentes próximas al caso.
En caso de ser condenada, la polémica colaboradora televisiva tendría que pagar sendas multas. Sin embargo, los hechos, de los que este diario dio cuenta en su día, ha seguido un segundo camino en los tribunales, pues cuatro comerciantes chinos le han denunciado por delitos de coacciones.
El rifirrafe ocurrió sobre las dos menos veinte de la tarde del citado día en la avenida de Novelda del polígono ilicitano, adonde Nízar y su equipo se habían trasladado para elaborar un reportaje sobre los empresarios asiáticos que se dedican, mayoritariamente, a la venta de calzado. Las cámaras trataron de tomar imágenes en el interior de una nave sin el permiso de sus responsables y éstos llamaron al 091.
Al lugar se trasladó inicialmente un coche patrulla. Los agentes se encontraron con la reportera en plena grabación. Micrófono en mano, y dirigiéndose a la cámara, Nízar empezó a lanzar sus habituales dardos. «Una vez más, viene la Policía a interferir en nuestra labor informativa sobre los problemas que verdaderamente preocupan a los españoles», arrancó, según recoge el atestado policial, al que ha tenido acceso este diario.
Supuestamente, sus palabras adquirieron de inmediato un hedor xenófobo en una zona industrial más que sensible a esas actitudes y que ya registró, el 16 de septiembre de 2004, graves disturbios que incluyeron la quema de algunos almacenes y mercancías. «Los chinos se han apoderado del polígono con sus empresas de calzado chino quitando el pan a los ciudadanos españoles», clamaba la reportera según recoge el atestado, «y aun estando todo infectado de negros ilegales, la Policía hace la vista gorda».
Los agentes sostienen que alzaba mucho la voz y acompañaba las frases con «aspavientos». Hasta el punto de que llegó a rozar con el micro la mejilla de uno de los uniformados. Lejos de deponer su actitud, continuó «provocando a los policías», quienes aseguran haber hecho «caso omiso» a sus improperios y haberle dispensado «un trato correcto y esmerado en todo momento».
«Si hombre, si queréis me desnudo aquí en medio para quitarme la petaca y los cables», espetó a los agentes cuando le pidieron que dejase el micrófono quieto. Luego, al ser requerida para que se identificara, contestó que tenía el DNI en el hotel y les dijo que sabían «de sobra» quién era. «¿O acaso no veis la tele?», les preguntó.
La reportera también criticó a los agentes por haber «pagado una oposición» para tener su plaza cuando no tenían «ni idea de cómo actuar en la calle». Cuando le advirtieron de que debería acompañarles a comisaría si no se identificaba, se negó y les preguntó quién de los dos era «el poli bueno y el poli bueno», aunque finalmente accedió a mostrarles su pasaporte.
Posteriormente, al ser interrogada sobre lo sucedido en la nave, respondió presuntamente a los funcionarios que no tenía nada que contarles, al tiempo que les instó a ir a «hacerle la pelota a los chinos».
Según los agentes actuantes, Nízar llegó a «incitar de manera subjetiva a la violencia» a un grupo de curiosos que se había concentrado en el polígono atraídos por las cámaras, lo que puso en peligro la «integridad física» de los policías.
Estos se entrevistaron a continuación con el secretario de la asociación del calzado chino en Elche. Zhonglin Liu les contó que unos minutos antes le habían llamado desde varios comercios para informarle de que estaban grabando dentro «en contra de la voluntad de los gerentes y los empleados». Los empresarios afirman que el equipo de 'Sálvame' les había «faltado el respeto» y causado «un perjuicio» económico.
A juicio del abogado de los denunciantes, Aída buscaba un «escándalo» para su reportaje y pretendía «perturbar la actividad comercial» mediante una «conducta coactiva» que le llevó a acosar a empleados y clientes.