Puntos de encuentro sexual
La web de los 1.001 picaderos de 'Madrid'Captura de pantalla de 'Mis Picaderos' con comentarios de los usuarios y ubicaciones céntricas E.M.
En 'Mispicaderos.com', los usuarios madrileños comparten ubicaciones discretas para intimar
JOSE M. OSES / LORENA G. MALDONADOMadrid
Actualizado 19/09/201500:56
Lo llaman «picaderos» y suena burdo, pero en el subtítulo lo dulcifican. Son más de 11.268 lugares -públicos- en los que «hacer el amor» en toda España: bienvenidos sátiros y románticos. Madrid ha cogido carrerilla y ostenta el primer puesto de la clasificación de la web mispicaderos.com con 1.019 escondites eróticos, seguida de lejos por Barcelona (513). «Mispicaderos nació en 2009, en Bilbao, cuna del difícil pillar», sonríe Josean Gutiérrez, uno de sus creadores. «Intentábamos facilitar a la gente lugares discretos donde mantener relaciones sexuales, inicialmente en el coche. La idea era que la red creciese por sí misma con aportaciones de usuarios».
Más tarde, incluyeron la posibilidad de añadir comentarios a cada rincón -señalizado en el mapa con un punto de ubicación en el que cuatro pies se entrelazan- «por si desaparecen o surgen dificultades, o para avisar a los demás usuarios de mirones». Las madrigueras madrileñas se han sofisticado -incluso urbanizado- con el tiempo. «Han pasado de revolcaderos de pueblo a cementerios, cines o museos», explica Gutiérrez. Ya no son sólo páramos donde intiman los novios primerizos. Algunos se han convertido en verdaderos puntos de peregrinación del voyeurismo de la capital: es el caso de los aparcamientos techados de El Pardo, el emplazamiento con más comentarios y visitas. En este párking, a media hora en coche del centro, los usuarios organizan tríos, intercambios de parejas y orgías desde el foro de la web. Los hay sin tanto jolgorio, como los aparcamientos de Jaime del Amo -a partir de las tres de la madrugada, cuando se desintegre el botellón- o los de calle Sirio -con vistas a la M-30-.
Los parques son una de las principales atracciones de esta app, aunque sus recomendaciones se centren más en el cómo que en el dónde. Hay vida más allá de La Chopera del Retiro (recurrente casa de citas homosexual): desde el Parque de la Cornisa al de Concha Piquer pasando por el del Oeste, lo crucial es el detalle del matorral espeso o el de la esquina junto a la farola que hace tiempo que no funciona. Otra tendencia -con tintes profanos- son los aledaños de los cementerios de la ciudad. Recrearse en campo santo también vale: los usuarios optan por el de San Martín, el de San Isidro y el de Carabanchel, entre otros, además de por «el silencio y el morbo», por «disfrutar de la vida frente a la muerte», como apunta un adepto.
La oferta cultural para la líbido queda más que representada en el mapa de Mispicaderos. La herramienta invita a visitar, por ejemplo, el Museo Reina Sofía y ver con otros ojos los baños de la tercera planta por los que -casi- nunca pasa nadie. Desde que en marzo cerrara el Cine Duque de Alba -el último X de Madrid, con su «obligada visita al baño masculino»-, el personal ha agudizado el ingenio y ahora se estila el Acteón «o el callejón colindante con Cea Bermúdez, junto a los Teatros del Canal».
La comida, afrodisíaca o no, también parece invitar a los usuarios a idear nuevos platos: el párking del «McPicadero» de la A-6 o los baños femeninos del Burger King de la calle Arenal «a media tarde» son algunos de los más concurridos. En la carta de consejos se subraya la precaución con la videovigilancia y la preferencia por aseos reservados para minusválidos. Tanta barra libre de ubicaciones ha llegado alguna vez a irse de las manos. «Una vez me escribieron un burofax desde el Ayuntamiento de Vaciamadrid solicitando la eliminación de un picadero que alguien había puesto en la casa del alcalde», guiña Josean Gutiérrez. «Otra vez, por lo mismo, desde una residencia sacerdotal, y amenazando con abogados. Me pregunto cómo descubre eso un cura. ¿Tal vez mirando demasiado internet...?».