Los incidentes de odio al colectivo LGTBI descendieron en 2021 por tercer año consecutivo en la Comunidad de Madrid
NACHO MARTÍN
@NachoMartin_
Madrid
Actualizado Miércoles, 20 julio 2022 - 01:31
Las asociaciones piden calma y prudencia con los datos y sostienen que hay que mantener la alerta
Testigo directo Crónica desde el corazón del desfile del Orgullo: "Aguantaremos hasta que salga el sol"
Desfile El rey de las carrozas del Orgullo Gay: "Nos piden de todo. Un año se casaron en un autobús"
Tras el Orgullo, toca hacer un análisis más profundo sobre la situación actual de la comunidad LGTBI en Madrid. La asociación Arcópoli, que elabora desde 2016 un informe anual sobre las agresiones de todo tipo sufridas por el colectivo, ha realizado otro estudio similar para la Consejería de la Familia con datos de 2021. En ellos no contabilizan sólo los casos constitutivos de delito, sino también cualquier otro que, motivado por la LGTBIfobia, no suponga un ilícito penal ni administrativo. Y es que hay ocasiones en que determinadas actuaciones, a pesar de ser muestras claras de rechazo u odio, son difíciles de catalogar como delito. Es por ello que desde la asociación siempre hablan de "incidentes de odio".
Según Arcópoli, en 2021 se produjeron en Madrid 191 incidentes por LGTBIfobia, lo que supone un descenso del 26% respecto a 2020. Son las cifras más bajas desde 2016, primer año en el que Arcópoli elaboró su informe, en el que se contabilizaron 240 casos. El número de incidentes alcanzó su punto máximo en 2018, cuando se registraron un total de 345. Desde entonces hemos encadenado tres años consecutivos en bajada.
Carmen García de Merlo, presidenta del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), pide prudencia a la hora de analizar estos datos. «El año pasado empezamos a normalizar las cosas, pero hemos estado mucho tiempo metidos en casa, con movilidad reducida y teletrabajando por la pandemia». Para ella, los datos de 2022 serán claves para valorar correctamente en qué situación estamos.
Paralelamente al descenso de agresiones, se ha producido un importante incremento en el porcentaje de denuncias. Según Arcópoli, en 2021 de las 191 agresiones se denunciaron 85. Es decir, un 44'5% de los casos. Es la cifra más alta desde que tienen registros, aunque más de la mitad de incidentes continúan sin denunciarse.
Para García de Merlo, la clave es que la gente está ahora más concienciada que nunca, conoce que hay recursos para actuar y decide hacerlo. A pesar de ello, afirma que las denuncias son solo «La punta del iceberg». Por debajo hay multitud de micro agresiones diarias que no son denunciadas porque las víctimas sencillamente se han acostumbrado a vivir con ellas.
Los datos de Arcópoli son sorprendentes. Desde la Federación Estatal LGTBI+, que está formada por más de 50 entidades de todo el país, Laura González, vocal de delitos de odio, afirma que: «En nuestros propios estudios y los del Ministerio lo que se ve es que siempre ha habido un aumento. Por lo general la tendencia no es a la baja, sino todo lo contrario». Aunque no va en consonancia con el resto, el trabajo de Arcópoli, que cuenta con el apoyo de la Comunidad, se ha convertido en todo un referente, y goza del suficiente crédito como para dar credibilidad a sus datos a pesar de la evidente dificultad de recopilarlos.
En 2021, de los 18 tipos de incidentes que Arcópoli distingue, el más común fueron las agresiones verbales, que supusieron el 40% del total, seguidas de las agresiones físicas (22%) y los daños a la propiedad (11%). Además, recopilaron la orientación sexual de las víctimas en 164 de los 191 incidentes. En ellos, el 76% eran gays, que siempre son los más castigados. Para González se juntan dos razones que explican este hecho. Por un lado, está relacionado con la visibilidad de la comunidad gay, que probablemente será mayor que la de otros colectivos. Por otro, que el hecho de que un hombre sea afeminado está mal visto. aún La discriminación viene entonces de dos vertienes: homófoba y machista.
Como siempre, la mayoría de incidentes se produjeron en la calle (41%). Pero 2021 ha servido para consolidar definitivamente a Internet como uno de los lugares más problemáticos. González explica que las redes son el caldo de cultivo perfecto para difundir mensajes de odio. «Se junta el anonimato del agresor con la facilidad para llegar a mucha gente. Luego se pueden retirar, pero el daño ya está hecho».
EL FUTURO PASA POR LA JUVENTUD
Desde COGAM afirman que la clave está en la educación, especialmente de los más jóvenes. Es por ello que llevan desde 1994 acudiendo a colegios a dar clases. Aclaran que no lo hacen para «convertir a los niños en gays o lesbianas, sino para explicar una realidad y que se conozca y tolere». Nunca habían tenido el más mínimo problema. Hasta el año pasado, cuando varios alumnos expulsaron a los voluntarios de las aulas en dos colegios distintos. Según explican, es en estas clase de situaciones cuando se dan cuenta de que, a pesar de los avances, en algunos aspectos la situación se ha recrudecido.
«La sociedad española ha sido muy igualitaria, siempre ha rechazado la discriminación», afirma Laura González, que explica que no van a levantar el pie del acelerador. «Vamos a estar a la par y luchar contra este tipo de delitos y discursos. Y tenemos que empezar a actuar ya. Vamos con esa actitud: ser conscientes de los problemas que tenemos y pelearlos».