La Fiscalía pide cárcel para un policía por herir de un tiro al cliente de un pub de Alicante
El agente alega legítima defensa aunque dos amigos del perjudicado, también acusados, rechazan haberle agredido previamente
25.03.11 - 01:00 - M.C.SÁNCHEZ/A.S.MOLLÁ | ALICANTE.
La Fiscalía pidió ayer a un juez que imponga cuatro meses de cárcel e inhabilite para su profesión durante un año a un policía nacional que hirió de un disparo en una pierna al cliente de un pub de Alicante el 17 de noviembre de 2006. El Ministerio Público considera que incurrió en un delito de lesiones por imprudencia al sacar su arma reglamentaria pese a estar fuera de servicio, tras verse envuelto en un altercado con la víctima y otros dos ciudadanos polacos.
El tiroteado no compareció ayer a juicio y ha sido declarado en rebeldía, aunque ha expresado su voluntad de sentarse también en el banquillo de los acusados. Sus amigos y el policía exhibieron en la vista versiones contradictorias.
El funcionario, José Manuel S.B., sostiene como el fiscal que Marcin S.P., Jaroslaw M.J. Y Marek K.K. le golpearon, lo tiraron al suelo y patearon dentro del Brujas Café, en la calle Ecuador, cuando les recriminó que anduvieran alborotando y que el primero se quitara la camiseta para mostrar unos tatuajes de estética neonazi. Al caer, se le disparó el arma y un balazo acabó incrustado en la pared.
Un cliente ajeno a la discusión secundó ese relato. «Se identificó con la placa y les pidió que sacaran la documentación, pero se abalanzaron sobre él y le estuvieron dando patadas», explicó. La camarera, en cambio, declaró justamente lo contrario: «No sabía que era policía y no le pegaron. Fue él el que sacó el revólver y ellos, valientes, se le echaron encima». Como se contradecía con su primera declaración en el juzgado, el fiscal acusó a la testigo de mentir y anunció que actuaría contra ella por falso testimonio.
Los tres polacos, que se enfrentan a sendas penas de 15 meses de prisión por atentado contra la autoridad y lesiones, huyeron del pub y el agente salió en su persecución. Efectuó algunos disparos al aire -ni los testigos ni los acusados se ponen de acuerdo en el número, ni dentro ni fuera del local- para ordenar que se detuvieran y Marcin, el de los tatuajes, se le encaró.
«Se encabritó y se vino hacia mí tras tirarme la camiseta y yo disparé al suelo», mantuvo el policía, cuya abogada pide la absolución por la eximente de legítima defensa. «No, no, apuntó al cuerpo y disparó», opusieron Jaroslaw y Marek.
El fiscal asegura que no ha quedado acreditado ese extremo, aunque otro policía que acudió al lugar del incidente unos instantes después no vio marca alguna del proyectil en la acera.
Por su parte, una vecina que estaba asomada al balcón testificó que el agente procesado apuntó al pecho de su contrincante. Luego accionó el gatillo y Marcin «se derrumbó» ensangrentado.
Los peritos de balística tampoco pueden discernir si la víctima recibió un balazo o una esquirla del cartucho por efecto de un rebote contra el suelo.