Vigo
Piden 2 años de cárcel al encargado de un bar por pisar a un policía antidrogas
Los agentes inspeccionaron el local con un cliente ciego y una niña de 14 años como únicos testigos y no hallaron droga
E.V.PITA
VIGO 15 de octubre de 2012
El novio de la dueña de un bar de barrio de Vigo se enfrenta a dos años de cárcel por oponerse a que cuatro policías antidrogas registrasen la barra del local. El acusado alega que los investigadores no le mostraron previamente una orden judicial. El registro fue realizado en la medianoche del pasado 30 de septiembre en presencia de dos únicos testigos: la hija de la dueña, de 14 años, y un cliente que es ciego y vende cupones de la Once.
El juicio rápido se celebró ayer en el juzgado de lo Penal número 3 de Vigo por un delito de atentado. Los agentes habían recibido una llamada anónima que les informaba de que ese bar, frecuentado por jubilados del barrio, era un punto negro de drogas. Según la versión policial, el encargado, que según ellos parecía ebrio, les insultó cuando le mostraron la placa al entrar y se abalanzó sobre un policía que quería acceder a la barra. Cuando lo esposaron lanzó patadas sin dar a nadie, dio un pisotón a un policía, y al meterlo en el coche policial, lanzó más patadas al aire. Ya en comisaría, el detenido cayó al suelo entre convulsiones, según dice por una bajada de azúcar, pero los sanitarios del 061 que lo atendieron aseguraron que no tenía nada.
Poco después, un antinarcóticos pidió a un cliente que lo acompañase a buscar a la dueña a su casa pero como solo estaba la hija de 14 años, la adolescente acudió como testigo a presenciar el registro junto al cliente, que resultó ser ciego. Los agentes dicen que no sabían que tal cliente era invidente pero este lo confirmó al juez en el juicio: "Solo veo manchas, señoría".
La búsqueda de droga resultó fallida y los agentes lo consideraron un chivatazo falso. El encargado sospecha que la vecina que dio la información es una cliente dominicana a la que él había expulsado días antes.
El juicio quedó visto para sentencia. La defensa alega que el acusado actuó así porque estaba indignado ante lo que consideraba una situación injusta, pues consideraba que la acción policial vulneraba su derecho a oponerse al registro. Y considera "ilógico" que un hostelero insulte a los agentes nada más entrar por la puerta.
La policía toma a un ciego como testigo de un registro en Vigo
Buscaba droga en un bar y también recurrió a una niña para que testificara. «Solo veo manchas», dijo el vendedor de la ONCE que estuvo en la inspección
Escrito por: E. V. PITa
VIGO / LA VOZ 16 de octubre de 2012
La policía antinarcóticos tomó como únicos testigos a una niña de 14 años y a un ciego que vende cupones de la ONCE cuando hacía un registro en busca de estupefacientes en una tasca de Vigo. El asunto fue destapado por el abogado de un acusado en un juicio rápido que se celebró ayer en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo. El regente de un bar se enfrenta a dos años de cárcel por atentado a un policía antidrogas, al que dio un pisotón en un forcejeo para impedir el registro, en el que no se halló nada ilegal.
Los hechos se remontan a la medianoche del pasado 30 de septiembre y tuvieron lugar en una tasca de vinos del barrio de O Calvario. En el juicio, los policías explicaron que acudieron al lugar por una notificación de la comisaría, que a su vez había sido informada por una llamada anónima de una vecina que decía que esa tasca era un punto negro de venta de drogas y trapicheo. El encargado, Jaime A., novio de la dueña, lo negó ayer y aseguró que allí solo van jubilados a beber tazas de vino y a jugar la partida. Sospecha que la informante anónima es una clienta dominicana a la que expulsó del bar por escándalo.
Cuando llegaron los agentes antidroga solo había dos clientes, un jubilado y un hombre de mediana edad con gafas negras, así como el acusado. Este último relató que irrumpieron dos hombres vestidos de paisano y dos policías uniformados que le mostraron sus placas. Querían registrar la barra, pero temía que las placas fuesen falsas y exigió que le mostrasen la orden judicial. La versión de los agentes es que los recibió con insultos como «payasos» y otras lindezas, que los dos clientes dicen no haber oído. El abogado alega que es ilógico que alguien reciba a la policía al grito de «fuera de aquí».
Para los agentes, el encargado estaba algo bebido y sostienen que, preso de la furia, tiró mesas y sillas, por lo que fue complicado ponerle las esposas. Los dos clientes del bar fueron cacheados y no llevaban droga.
Como el encargado se opuso a que un agente entrase a registrar la barra fue esposado. En el forcejeo lanzó patadas al aire y pisoteó el pie de un agente. Fue sentado en una silla y luego cuatro funcionarios lo tumbaron en un coche patrulla. Lo acusan de intentar dar patadas a un policía.
El acusado declaró en el juicio: «Estaba en mi derecho a no dejarlos entrar». Su abogado sugiere que el hombre reaccionó enérgicamente ante algo que no le parecía justo. Los policías replicaron: «No nos dejaba hacer nuestro trabajo, decía que las placas las habíamos comprado en un chino».
Solo ve manchas
Tras el arresto, los antinarcóticos fueron a buscar a la dueña del bar a su casa para que fuese testigo del registro. El cliente de gafas negras conocía el barrio y acompañó a un inspector a la vivienda, pero solo estaba la hija, de 14 años. La adolescente, como representante de la propietaria, y el cliente fueron los únicos testigos de cómo los policías buscaban droga en el bar.
«Fue un chivatazo falso, no hallamos nada», relató al juez un agente. Este niega saber que el cliente que lo acompañó fuese ciego, porque no lo parecía. Pero para probarlo, el abogado le preguntó en el juicio al testigo: «¿Usted me ve? ¿Soy un policía?». El hombre contestó: «Algo veo, pero solo son manchas». Vende cupones de la ONCE.
Ya en comisaría, el encargado del bar se desplomó en el suelo. Aseguró al juez que es diabético, sufrió un bajón de azúcar y se despertó en una ambulancia. Los agentes indicaron que todo fue teatro, como les confirmaron los sanitarios del 061. Añadió que está «casi inútil» del brazo izquierdo, por lo que es imposible que lanzase puñetazos al aire.
Un agente admitió que «cosas así no pasan todos los días», pero no ve nada raro en registrar un bar con una niña de 14 años y un ciego como testigos.