En el súper con el ?plan Sebastián?
Dejarse llevar por la recomendación del Gobierno e ir a comprar productos espa?oles puede ser una gran ocasión para ejercitar la paciencia, pero es difícfil lograr el objetivo, pues lo que abundan son productos extranjeros o sin el etiquetado adecuado.
LUIS MIGUEL DEL BARRIO | MADRID
Viernes, 23-01-09
La primera, en la frente: un móvil Samsung, es decir, de Corea del Sur, está anunciado justo en la misma entrada del supermercado al que hoy me dirijo en busca de productos espa?oles. Vale 19 euros, pero me regalan otros 100 euros de saldo, con lo que la cosa me parece interesante, sobre todo porque mi móvil me ha dado el aviso de que a punto está su saldo de agotarse. ?Compro el Samsung C260V? Como el encargo que me han dado es el de una compra simulada, es decir, una de esas de anotar con papel y lápiz los posible gastos, pero sin pasar por caja finalmente, pues no me cuesta nada y me lo apunto, aunque no me olvido del principal encargo: ?Una compra figurada de productos espa?oles por valor de 150 euros y otra similar de extranjeros por el mismo valor?. Toca, por tanto, preguntar por un móvil similar al Samsung, pero espa?ol: ?Pues no me quedan, oiga?, es la respuesta del empleado.
De la India a Disney
Me olvido del móvil y doy el siguiente paso: ?Qué familia no necesita un cojín en su salón? Me acerco a ver el surtido de cojines y decido apuntarme en mi cuaderno de comprar uno por valor de 8 euros. Me gusta mucho, y sobre todo el hecho de que su exterior sea cien por cien de algodón, amén del magnífico precio. Hay, sin embargo, un problema: lo han fabricado en la India, gran país y al que admiro, pero hoy toca comprar de aquí, de Espa?a, que dicen que el Gobierno así lo ha aconsejado y mi tarea es seguir las instrucciones y disfrutar si es posible.
Rebusco más y encuentro otro cojín de 10,90 euros, también un precio bueno, pero en la etiqueta no consta la procedencia. No puedo, por tanto, comprarlo, aunque lo apunto en mi lista, que al fin y al cabo poco dinero me gasto con ello.
Paso luego a ver una toalla de tres euros: preciosa, de verdad, ésta sí que seguro, ya, que me la quedo, que me la apunto, vaya... Pero nada: resulta que es de Francia. Enamorado por su color azul celeste me decido entonces por el albornoz de ni?os (23,90 euros), y resulta que es de Disney...
A la vista de cómo corre el reloj y de que no tengo todo el día para esta compra tan accidentada, pido ayuda a una dependienta: ?En esta sección no hay productos espa?oles? ?No tengo ni idea, oiga?. Corre por mi cabeza la idea de ir a hablar con Atención al Cliente, decir allí que soyperiodista, que tengo que hacer un reportaje sobre la compra de productos espa?oles y que necesito, por favor, que alguien del súper me acompa?e.
No me olvido del principal encargo: ?Una compra figurada de productos espa?oles por valor de 150 euros y otra similar de extranjeros por el mismo valor?.
Olvido la idea de inmediato, consciente de que lo que me han encargado es que pulse la ?realidad real? del espa?ol que quiera hacer caso del Gobierno. Paso, pues, a la sección de ropa, y por fin veo una etiqueta que me salva el reportaje: ?Todo a 30 euros?, y doy por hecho que entre tantas prendas alguno habrá de Espa?a, aunque lo cierto es que miro y remiro las etiquetas y yo no encuentro nada más que ?made in China? y ?made in Bangladesh? y ?made in la India?... Y hoy, eso ya es seguro, que me echan del trabajo, que veo que ni sé ni puedo realizar el encargo que me han dado a primera hora. ?Y eso que yo había oído que lo mejor de la profesión de un periodista es que cuando vas al trabajo nunca sabes de qué vas a escribir al día siguiente!
Es evidente que al autor de esa frase nunca le mandaron comprar productos espa?oles y escribir sobre ellos, sobre cada uno de ellos, sobre sus precios, sobre sus colores, sobre sus beneficios anticrisis...
Decido que no hay mal que por bien no venga, y me doy cuenta de que hoy tengo una gran oportunidad para practicar la virtud de la paciencia, y todo gracias al Gobierno, aunque a veces me paralizo porque aún no sé qué escribiré cuando me quedan apenas unas horas para el cierre y tengo la compra sin hacer. Camisetas, 6 euros; forro polar, 12 euros; camisa, 8 euros.... y así una larga lista, pero a continuación, la famosa muletilla que traen las etiquetas extranjeras con las que me topo: fabricada por ?Cool Think Licensing?, dice ésta.
Jamón, aceite y cava
Menos mal que me encuentro de nuevo con ofertas; esta vez de zapatos: ?Todos a 12 euros?; ?Todos a 15?; ?Todos a 25?; ?Todos a 30?... Me aferro a estas consignas como a mi salvación definitiva, sobre todo cuando, después de mirar y remirar, observo que en uno de ellos, debajo de la suela, dice así: ?Hecho en Espa?a?. ?Me salvará esto del despido? Creo que no. Por eso me voy hasta ?el bellota?, y decido comprar lo que es un kilo, que es tanto como apuntar de un batacazo nada menos que 95,90 euros en el haber de Espa?a. Si a eso le uno el cava catalán (14 euros) y el aceite de oliva virgen extra de Baena (4,25), salgo casi airoso de este trance, aunque bien es verdad que el encargo era de 150 euros.
Es lo que tiene no poner remedios a tiempo...