El general Mena hizo mucho más que eso. En su discurso puede leerse literalmente:
"es nuestra obligación alertar de las graves consecuencias que podría conllevar la aprobación del Estatuto de Catalu?a, en los términos en que está planteado, tanto para las Fuerzas Armadas, (como institución), como para las personas que las integran, en tres aspectos verdaderamente preocupantes para nosotros." Empezamos a levantar las orejas porque cuando un general opina de política, siempre se sabe como empieza pero nunca cómo acaba, y, efectivamente, el general nos da la razón cuando dice:
El primero es el concepto de nación?La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación espa?ola, patria común e indivisible de todos los espa?oles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas?. Atención que empieza a coger carrerilla.
"El segundo es el de la lengua." Ya está, ya va gustandose
"El hecho de que en una Autonomía sea exigible el conocimiento de su lengua particular es una aspiración desmesurada" Ya está, ya sólo mira hacia adelante, ya no hay quien lo pare y comienza su curso de filosofía político social:
"que obligaría en las Fuerzas Armadas a regular los destinos a esa Autonomía de la misma forma que actualmente se regulan los destinos en el extranjero. Es decir, que los destinos a Catalu?a, País Vasco y Galicia estarían supeditados a la voluntariedad de los militares que quisiesen acreditar el conocimiento de la lengua que fuese exigible en cada Comunidad." Con un par, si se?or, se inventa un modelo virtual de asignación de plazas, pero no importa porque este es su momento y va a rematar:
"El tercero está relacionado con la justicia. Las Fuerzas Armadas están desplegadas en todo el territorio nacional. La actual independencia de los Tribunales de Justicia de las Autonomías crea graves problemas en las Fuerzas Armadas al producir sentencias dispares para hechos similares que, (sin estar incursos en el ámbito estrictamente castrense, cuyo tratamiento corresponde a la jurisdicción militar, según el artículo 117, apartado 5 de nuestra Constitución), afectan al régimen interior de las Bases, Acuartelamientos o Establecimientos militares y a las expectativas profesionales de cada uno de los componentes de las Fuerzas Armadas. Este problema se agravaría mucho más con la aparición de poderes judiciales autonómicos, independientes del Estado."Ahí lo lleva, mi general, poderes judiciales independientes del Estado. Y lo dice sin despeinarse como si se hubiese leído el Estatuto (como suele pasar, se lo han contado o decide contarlo, mal. Eso no existe) pero claro en aquella época juega con la ventaja de que, todavía, no lo sabemos.
Después de poner los pelos como escarpias a la concurrencia (el hit parade del momento era el temazo "Espa?a se Rompe", del genial compositor de bulos Eduardo Zaplana), va y dice:
"Afortunadamente, la Constitución marca una serie de límites infranqueables para cualquier Estatuto de Autonomía." " De ahí mi mensaje de tranquilidad." Aparte de que este hombre tiene un concepto rarísimo de inspirar tranquilidad, co?o y para decir eso ?hay que meter tanto miedo?. No puede ser, aquí hay truco
Et voil?, aquí está la traca final. Una inocente cita constitucional:
"Pero, si esos límites fuesen sobrepasados, lo cual en estos momentos afortunadamente parece impensable, sería de aplicación el articulo 8? de la Constitución: ?Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército de Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de Espa?a, defender su integridad y el ordenamiento constitucional?. Él piensa que lo ha logrado. Que ha dejado claro que un hombre con muchas armas puede causar el impacto de anta?o. Sin embargo, la ha cagado. Tanto la sociedad civil como el mando militar, están mucho mejor preparados e informados que anta?o, pero sobre todo, ambos no tienen ningún intrés en que ningún chulo de playa les amenace. Este mandamiento constitucional, sirve para evitar que agentes externos vulneren la integridad y el ordenamiento constitucional. El ejercito no puede defenderlo de cambios desde el interior, por dos cosas: Una, porque sería la soberanía popular, representada en Las Cortes la que, decidido el cambio, lo llevaría adelante (?es que mi general, pensaba echar el ejercito contra quienes no entendiesen la Constitución como él la entiende?, y otra, porque el ejercito no es un ente autónomo. No es más que un medio que el estado tiene a su disposición para anular la amenaza de la que hablaba mientras se columpiaba. Es decir, esa defensa sólo la podría hacer siguiendo instrucciones del Gobierno.
Así pues, al golpista de pacotilla le invitaron sus propios compa?eros, a marcharse a casa, que la edad no perdona.
Salud y suerte.