El a?o pasado durante el período electoral el PP hablaba de crisis, de que durante la primera legislatura Espa?a había seguido creciendo por inercia... en fin, todo propaganda. Pego unos párrafos de un libro de economía que repasan hemeroteca. Es curioso ver como se invierten los papeles:
Desde 2002 el Banco de Espa?a ha alertado sobre la sobrevaloración de la vivienda, aunque ha sido demasiado optimista sobre la probabilidad de que fuera ?compatible con una reabsorción paulatina y ordenada?, quizá porque temía pinchar la burbuja. En 2003 The Economist estimaba la sobrevaloración en Espa?a en el 52%. En 2004 el Fondo Monetario Internacional la situaba en el 20-30%. Entre los economistas espa?oles, José García-Montalvo la cifraba en 2003 en un 28.5%, indicando: ?En resumen es muy probable que el mercado inmobiliario espa?ol sea una bomba de relojería esperando a ser detonada?14. No obstante, tanto altos cargos políticos como empresarios negaron repetidamente y hasta fechas recientes que hubiera una burbuja15.
?Eran los responsables políticos conscientes de la burbuja?
El programa electoral del PSOE de 2004 hablaba de apostar ?por un nuevo modelo de crecimiento más sólido que el
actual?. Su candidato a presidente del gobierno decía: ?Como tenemos un modelo económico basado en la construcción y en la hipoteca, las familias espa?olas están hoy más endeudadas que nunca en su historia?. Y el entonces coordinador del programa económico del PSOE afirmaba: ?Esa política de alquileres que proponemos (?) evita que la gente, ante un cambio de expectativas, se ponga a vender y se produzca un desplome de precios, lo cual sería catastrófico?. Ciertamente, el entonces ministro de economía del PP declaraba: ?La verdad es que estamos asentados en un ciclo largo y con pocas incertidumbres. Eso es indiscutible. Y lo importante es que es un modelo duradero?
?Por qué no se intentó atajar la burbuja?
En primer lugar, porque la construcción es un sector intensivo en mano de obra, lo que es importante en un país con
una tasa de paro estructuralmente alta. En segundo lugar, porque un aumento del valor de la vivienda favorece al votante mediano, que es propietario de su vivienda. Y en tercer lugar, porque el sector inmobiliario genera cuantiosos
ingresos fiscales para el sector público, a los niveles nacional, autonómico y municipal. Por ejemplo, en 2004 suponía el 60% del presupuesto (excluyendo pasivos y transferencias corrientes) de la ciudad de Valencia y el 50% del de Ma-
drid19.
El gobierno del PP se equivocó con su ley de liberalización del suelo de 1998. Creía que con más suelo aumentarían las viviendas y bajarían los precios. Craso error. Se compraban y se construían viviendas no porque fueran baratas sino porque eran caras y se tenían expectativas de que lo fueran aun más en el futuro. Así, la ley del suelo echó le?a al fuego de la burbuja, desencadenando una frenética actividad recalificadora gracias a la cual los gobernantes locales veían llenarse las arcas municipales (cuando no sus propios bolsillos)20. Por su parte, los intentos del gobierno del PSOE de fomentar la vivienda protegida y en alquiler y su nueva ley del suelo de 2007 han sido totalmente ineficaces.