«Si nos necesitas, llámanos»: Una generación de la Policía Local de Calp se jubilaPolicía Local de Calp
JOSÉ LUIS LURI
Nueve agentes ponen fin a cuarenta años de servicio público en los que han sido testigos de los profundos cambios físicos y sociales de la villa del Penyal
En los años ochenta, el parque móvil del cuerpo se reducía a dos motocicletas Ducati
Plantilla de la Policía Local de Calpe, finales de los años 70. Fuente: Juan Moreno Marín.
En un éxito conjunto de las organizaciones sindicales, el pasado mes se publicó finalmente en el B.O.E. el Real Decreto 1449/2018, de 14 de diciembre, que posibilita el anticipo de edad por coeficientes en la jubilación de los policías locales. Esta medida, tan necesaria para el colectivo como para la ciudadanía en general, permitirá rejuvenecer a las fuerzas que deben velar por la seguridad pública local. Se estima que este decreto afectará a un millar de policías sólo en el ámbito de la Comunidad Valenciana. Cabe subrayar que durante los pasados diez años no se han creado nuevas plazas en el cuerpo de la Policía Local de toda España.
Esta nueva disposición legal presenta una especial incidencia en Calp. Son nueve los policías locales que accederán a la jubilación anticipada en estos días, tras acumular algunos de ellos casi cuarenta años de servicio público ininterrumpido en la población. Estos miembros históricos de nuestras fuerzas de seguridad han sido actores y testigos de los profundos cambios físicos y sociales que ha experimentado Calp durante las últimas cuatro décadas.
Uniformidad de la época y primer vehículo policial (Antonio Mirete), finales de los años 70. Fuente: Juan Moreno Marín.
Principios de los ochenta del pasado siglo. Los escasos efectivos que formaban la Policía Local de entonces se hallaban bajo el mando de su miembro más antiguo, Vicente Llobell García, de Teulada. Los jefes de las fuerzas locales, considerados oficialmente en aquel tiempo como cabos, se nutrían de individuos procedentes del ejército. En el caso de Calp, la incorporación paulatina de nuevos policías en edad juvenil, entre veinte y veinticinco años, elevó el número de efectivos hasta una docena. Estos jóvenes de entonces componen la generación policial que ahora se jubila, la generación que en su día formó la primera plantilla de mayor preparación para el ejercicio profesional y las relaciones humanas derivadas de su función.
La falta de medios y equipamiento ha supuesto siempre un importante déficit material a la hora de prestar los distintos servicios de seguridad. En la década de los ochenta, bajo la jefatura de Felipe Moreno Rojo, el parque de vehículos de la Policía Local se reducía a dos motocicletas Ducati, a las que se incorporaron posteriormente dos Sanglas y un Land Rover. El ayuntamiento adquirió también una furgoneta 4L, de color blanco, que fue bautizada por la voz popular con el nombre de «La lechera». Con estos contados medios comenzaron los servicios de patrulla y vigilancia dentro de un entorno ciudadano de conductas conocidas, en el que los vecinos gozaban de la asistencia de una policía muy cercana.
Policía Local. Traje de gala de 1974. Fuente: Juan Moreno Marín
El propio talante de los responsables municipales de aquel tiempo alentaba en la Policía Local un espíritu de compañerismo, de solidaridad y colaboración a la hora de tutelar al cuerpo y coordinar los servicios prestados por el mismo. En el seno policial se conserva una especial estima por el recuerdo del concejal de seguridad ciudadana de aquellos años, Constante Ivars Such, cuyo estilo de respeto y conciencia política en el desempeño de este servicio público merece hoy la memoria de su ejemplo.
Aun así esta década no fue fácil para las tareas policiales. El retén se hallaba situado en los bajos del actual ayuntamiento. Los calabozos, en ocasiones compartidos con detenidos de la Guardia Civil, se componían de tres celdas que el juzgado de Dénia ordenó cerrar por su mal estado de seguridad e higiene. La situación de hacinamiento se manifestó en detenciones de hasta diecisiete personas bajo la vigilancia de un único agente de guardia. Fueron años en los que el consumo de drogas, especialmente, heroína, desencadenó graves problemas sociales en España, y por ende en Calp, por los costes humanos que produjo y la delincuencia derivada de su tráfico.
Inauguración de las nuevas dependencias policiales. Fuente: Juan Moreno Marín.
Posteriormente, con el grado de sargento, dirigió la Policía Local Carlos Manuel López Gómez, de Benidorm, por un espacio de dos años, hasta la incorporación del actual jefe, Manuel Eguillor Mestre, a finales de la década. Esta nueva jefatura coincidió con la entrada de una amplia remesa de jóvenes agentes, hombres y mujeres que elevaron el número de efectivos locales a una cuarentena. Esta fuerza se constituyó en un cuerpo policial modernizado, de una media de edad muy joven, que encontró en los compañeros veteranos que ahora se retiran el factor de experiencia necesaria para su mejor desarrollo y formación.
La edad media de la plantilla actual de la Policía Local de Calp ronda los cuarenta y cinco años, por lo que parece oportuno el inicio de un proceso de renovación corporativa que incorpore savia nueva tras las merecidas jubilaciones que ahora se producen. No debemos olvidar que la profesión policial presenta unas particularidades que otras no tienen, y es una actividad expuesta al riesgo y exigente en cuanto a presencia y operatividad. La dedicación policial obliga a una vida de entrega, sin condiciones previas en cuanto a disponibilidad y horarios. Las funciones del agente conducen a enfrentar situaciones límite, a empatizar con desgracias ajenas, e incluso a superar circunstancias que ponen a prueba sus recursos físicos y psicológicos. La profesión de policía conlleva además un estilo de vida de sacrificios que implican a todos los miembros de su familia. Estas cesiones personales sólo pueden ser asumidas si se posee una verdadera vocación de servicio.
Policía Local. Misa de la patrona, 1998. Fuente: Juan Moreno Marín.
Con estas líneas, deseamos rendir un homenaje de reconocimiento y gratitud a los hombres que, durante cuatro décadas de dedicación y buen hacer, velaron por la seguridad y bienestar de los ciudadanos de Calp. Ellos son:
ILDEFONSO OGAYAR BARRERAS, agente
FRANCISCO ROMERO CABAÑAS, oficial
PRIMICIO SOTOS GARCÍA, agente
MANUEL RODRÍGUEZ PEREA, agente
JUAN MORENO MARÍN, oficial
MANUEL MORALES FERNÁNDEZ, agente
PEDRO MOYA MORENO, agente
FRANCISCO GARCÍA GUTIÉRREZ, agente
MIGUEL VERDÚ MOLL, agente