ASOCIACION DEL CUERPO DE INGENIEROS AERONAUTICOS DEL ESTADO
MARTES, 24 DE JULIO DE 2012
Carta de despedida de España. (Gracias Pedro)
Cuando era pequeño, mi madre me decía "hijo, estudia y trabaja duro, y sobre todo sé honrado, que acabarás siendo recompensado" y yo le hice caso, porque mi madre, a pesar de ser cajera de supermercado, había conseguido sacar adelante ella sola a sus hijos y darles una educación, que fue prácticamente nuestra única herencia.
Así que me apliqué primero en la EGB, luego en el bachillerato y saqué una de las mejores notas en selectividad. Decidí aprovechar al máximo mis cualidades y cursar Ingeniería Superior de Caminos, Canales y Puertos, a pesar de saber que era una de las carreras más difíciles que existían en España. Sufrí de lo lindo, todos mis compañeros eran muy buenos estudiantes (la nota de entrada era muy alta), y mientras que mis amigos de instituto se lo pasaban bien en esa época, yo tenía poco tiempo para otra cosa que no fuera estudiar.
Acabé la carrera en 7 años, un tiempo que resultó ser inferior a la media, pero que me pareció eterno, y empecé a trabajar haciendo proyectos para el sector de la construcción. Durante unos años gané un sueldo muy superior al de mis amigos de instituto, creía que por fin el esfuerzo había merecido la pena, pero mi empresa hacía constantemente cosas ilegales para ganar mucho dinero fácil, dinero que en parte, todo el mundo lo sabía, acababa en manos de políticos corruptos, y el negarme a hacer estas cosas me estaba causando muchos problemas y se estaba creando un mal ambiente con mis jefes.
Dada la insostenible situación, y viendo que acabaríamos pagando todos algún día aquel despilfarro y mala forma de hacer las cosas, pensé que hacer una oposición era una buena salida. Entre otras cosas me atraía la idea de trabajar para el país en lugar de intentar saquearlo para beneficiar a no se sabe bien quién.
En las oposiciones tendría que competir con sólo ingenieros de caminos como yo, por lo que no iba a ser nada fácil. Estudié duro en el tiempo que me quedaba a la salida del trabajo, solía dormir entre 4 y 5 horas cada día y para mí no existieron casi los fines de semana. Se me hizo infernal a pesar de estar acostumbrado a trabajar y estudiar muy duro, pero al cabo de dos años conseguí aprobarla.
Cuando lo dije en mi trabajo, la gente no entendía mi decisión. ¡Iba a ganar 10.000 € menos! (la gente no se imagina lo mal pagados que están los funcionarios). Se acabarían las comidas en restaurantes de lujo con clientes, los pluses de productividad, las cestas y cenas de navidad, el coche de empresa... ¿Por qué valorar la seguridad del puesto de trabajo si las cosas iban viento en popa en la empresa?. No podían entender que yo valorara otras cosas. De todas maneras yo nunca valoré lo mismo que ellos, cuando gané dinero no me compré ni un Audi ni un BMW, ni me hipotequé hasta las cejas para comprar un chalet en la zona norte de Madrid pensando que ése iba a ser mi sueldo toda la vida.
Si aún viviera, mi madre habría estado orgullosa de lo que había conseguido aprobando la oposición, pero desde el principio de conseguir la plaza, por algún motivo, para el mundo pasé de ser un admirado y capacitado currante, a ser un vago.
Yo no noté mucha diferencia en mi capacidad de trabajo, tal vez ahora tenía un horario más racional (que pagué a precio de oro, recordad), pero dado que el personal donde trabajaba había sido reducido en los últimos años y que había mucho trabajo por sacar, seguí trabajando de forma intensa, igual que mis compañeros. La verdad es que alguien que se ha pasado la vida trabajando duro no se convierte en un vago de la noche a la mañana, digamos que no está en los genes o en el carácter más interno de uno, y no hablo sólo de mí, sino de todo licenciado/ingeniero que además se ha sacado una oposición, a los que no considero muy diferentes de mi caso.
Y sin embargo en todos los sitios a la gente le encantaba hablar de los funcionarios y decir que eran unos vagos. Me lo decían especialmente los que no se habían trabajado nada en la vida, éstos eran los más duros con las bromas y las críticas. Al resto les bastaba con un "Tú no, por supuesto, te conocemos y eres un caso especial, pero sé de un caso… bla, bla… y eso creo que es lo habitual". Siempre me acababan metiendo en un saco de imaginarios administrativos que se pasan el día poniendo sellos a no se sabe muy bien qué papeles y tomando cafés en igual proporción, en el tiempo que no están yendo de compras en horario de oficina (¿de dónde habrá salido ese mito?, yo llevo unos años pisando administraciones y jamás he visto a nadie hacer la compra en horas de trabajo, y sin embargo todo el que ha tenido que hacer algún trámite en su vida parece haber visto el caso o que se lo hayan contado).
Me desgañité tratando de explicar que el número de administrativos funcionarios se ha reducido mucho en los últimos años, al igual que en las empresas, al auntomatizarse/informatizarse este trabajo, y que ahora los trabajos meramente administrativos los desempeñaban en gran medida empresas subcontratadas que ponían su personal, y por los que la Administración paga del orden de tres veces lo que costarían como funcionarios, mientras que ellos reciben un sueldo inferior (para eso sirven básicamente las privatizaciones, no penséis que es para aumentar la eficiencia tal y como os cuentan). Los funcionarios actualmente son un grupo muy cualificado, en la que la mayoría son mayoría los médicos y profesores, los policías y bomberos en menor medida, y en sitios como en el que yo trabajo, son mayoría los ingenieros. Desde luego no es la gente más sospechosa de ser vaga.
En fin, que de repente he pasado a ser despreciado laboralmente por la gente, a pesar de ser la misma persona, a pesar de trabajar para ellos en lugar de contra ellos como hacían mis excompañeros, y para colmo, al llegar la crisis, la agresividad de la gente ha aumentado mucho, y mis excompañeros, que ahora se han quedado sin trabajo con el hundimiento de la construcción, ahora envidian mis 1.700 € de sueldo, y me llegan a decir que nos tendrían que echar a todos (yo nunca les desee mal, ¿por qué ese odio de repente?). Incluso los políticos parecen envidiar también nuestros puestos de trabajo, no para ellos en concreto, ya que no sabrían cómo vivir con mi sueldo, sino para sus familiares y amigos, y desde hace muchos años hay una pretensión de los mismos de poder abarcar los puestos altos de la administración que actualmente, por ley, corresponden a funcionarios. No me cabe duda de que si ellos accedieran a esos puestos, automáticamente subirían los exiguos salarios asociados.
Como parece que todo el mundo ahora me odia y me desprecia, y además mis condiciones laborales empeoran cada vez más, especialmente el sueldo, aparte de los recortes que sufre todo español, y viendo que el futuro no va a ser mejor, visto el camino que hemos tomado como país, contacté con un amigo sueco para que echara mi currículum en su empresa, y… ¡me han hecho una oferta inimaginable!. Me comentan que valoran mucho mi gran formación y experiencia profesional y que estarían orgullosos de contar con alguien como yo en su empresa.
Suecia dicen que es uno de los países del mundo en los que la gente vive mejor, es un país muy avanzado en el que sus políticos viven en casas y pisos normales, sin mayores lujos que sus ciudadanos, sin coches oficiales blindados ni palacetes, en el que no se derrocha el dinero en construcciones megalómanas inútiles y en cambio sí se gasta en las personas, que además cuentan con un horario laboral racional y muchas ayudas. Un país, en fin, en el que la corrupción es casi inexistente comparado con España. Así que les he dicho que sí.
Mi madre tenía razón, si uno estudia y trabaja duro, y es honrado, acabará siendo recompensado, ¡pero no en este país!.
Pedro.