Tiradores de precisión
Un curso de instructor de tiro de la Policía de la Comunidad enseña a neutralizar a delincuentes sin daños a terceros
M. J. ÁLVAREZ FOTOS DE SAN BERNARDO
Un agente municipal realizando una práctica de tiro en la Academia de Policía Local de la Comunidad de Madrid
«Un vehículo embistió un coche policial y se dio a la fuga. Agoté el cargador disparando a las ruedas sin éxito, y los delincuentes, además de seguir disparando, huyeron. Al final, destrozaron los dos coches patrullas que les perseguían. Hoy actuaría de otra forma», asegura David Martínez, cabo encargado de instrucción de tiro de la Policía Local de Móstoles.
Eso le ocurrió cuando sólo llevaba 24 meses en el cuerpo. Han pasado 14 años desde entonces, y la experiencia,unida a su profesionalidad, le han enseñado a no cometer errores. Él es uno de los 33 alumnos del curso de instructor de tiro que imparte, por segundo año consecutivo, la Academia de la Policía Local de la Comunidad de Madrid.
El mejor curso de España
Está considerado el «mejor curso de España» por los expertos, no en vano, 19 de las 33 plazas corresponden a agentes de otras regiones (Palma de Mallorca, Gerona, Tenerife, Sevilla...). Incluso hay un miembro del Ejército. El cursillo, gratuito, va dirigido a agentes en activo que se encargan de la Seguridad Ciudadana, la seguridad de las personas o escoltas. Forma parte de la formación continúa de los agentes del cuerpo, explicó Agustín Carretero, director gerente de la Academia.
«Es una especie de master; además, para poder acceder a él hay que ser monitor de tiro —está capacitado para dirigir prácticas de tiro en sus plantillas— o, en su defecto, acreditar los conocimientos y la experiencia suficiente en este ámbito», indica Ángel Luis Giménez, coordinador de Operativa Policial de la Academia regional.Hay un regla de oro: utilizar el arma como último recurso, y en caso de tener que hacerlo, el objetivo de todo policía es no producir daños a terceros ni efectos mortales a otras personas y neutralizar al delincuente lo antes posible. Para lograrlo, es esencial, además de emplear la munición y situarse a la distancia adecuada, conocer la trayectoria de la bala,su velocidad así como los efectos y los daños que causa en el organismo, en función de su capacidad de penetración. De todo ello versa la instrucción de tiro para policías, de la que se encargan los cuatro profesores que imparten el curso a 33 alumnos.
Instrucción realista
Usar la carga adecuada «El daño solo lo tiene que recibir el delincuente con el menor número de disparos posibles, y para ello hay que emplear la munición adecuada» Con la titulación de instructor, el agente se convierte en el responsable de tiro de los distintos cuerpos locales de los ayuntamientos y traslada los conocimientos adquiridos, solicita la munición adecuada y colabora en el plan de formación. La instrucción de tiro policial forma parte del último escalón en la materia, tras la técnica de tiro de defensa, tiro táctico —edificios y situaciones complicadas de baja luminosidad...— y monitor.
«El carácter novedoso de esta enseñanza es que es cien por cien realista, es decir, analizamos qué ocurre con los distintos tipos de munición, algo que nunca se había visto hasta el momento», subraya Javier Pecci, responsable de la unidad de tiro de la Academia y ex miembro de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil, similar al de los GEO en la Policía Nacional. Otra de las novedades es «que las prácticas se realizan en una gelatina de uso balístico con una resistencia y densidad similar a la del cuerpo humano, incluidos huesos, músculos y tendones».
Son pruebas reales, alejadas de los bulos que crean las series de televisión. En la práctica prueban con siete tipos diferentes de proyectiles en dos bloques de gelatina puestos de costado —la peor de las situaciones — que simulan los torsos de dos personas. Los dos primeros son los convencionales, usados por los cuerpos policiales: blindado y semiblindado, al ir la bala recubierta de latón. «Son una temeridad en la vía pública por ser muy penetrantes; pueden dañar hasta a tres sujetos ajenos al delincuente y aumentar los daños al no ser compactas por los fragmentos que se diseminan y los rebotes», aclara Pecci.
«Te enseñan a no disparar»
Además, se da la circunstancia de que cada municipio utiliza un tipo de carga diferente. La munición semiblindada es la más nociva y la más mortal, cuando se pensó que supondría una mejora respecto a la blindada. Un ejemplo de ello ocurrió en la Puerta del Sol, cuando un turista perdió el ojo a causa de la esquirla de una bala hace unos meses. «Se trata de que el daño sólo lo reciba la persona al que va dirigido y para ello hay que emplear la munición adecuada; en caso contrario, un sujeto puede recibir múltiples impactos sin conseguir el efecto deseado».
Por ello, este experto, junto a sus experimentados alumnos, abogan porque se homologue la munición para todos los cuerpos locales y autonómicos. A todo ello, añade la necesidad de poder utilizar armas largas en caso de lucha antiterroristas o rehenes, y no cortas, como ahora.
En la región puede mejorar la situación ya que se está ultimando un nuevo reglamento. «En contra de lo que pueda parecer, aquí te enseñan a no disparar. La formación te permite controlar el arma y el nivel adecuado de respuesta», indica José Jiménez, encargado de tiro de San Feliú de Guixols. «Cuando haces uso de ella es porque la amenaza es letal», tercia David Martínez de Móstoles. Imprescindible en la galería de tiro: hacer uso de los cascos. Con cada detonación, el sonido cambia, al igual que las balas: unas se deforman y otras no. Lo mismo sucede con los casquillos. «Lo ideal es disparar de frente, con el arma a la altura de la nariz o de la frente y a unos cinco o seis metros», asevera el profesor.
Hay muchas falsas creencias debidas a la ignorancia, indicó. Entre ellas, la de que los agentes tienen que disparar a extremidades. «Cuando se quiere incapacitar a alguien en casos de grave riesgo para las personas se apunta al abdomen, procurando hacer las mínimas detonaciones. He vivido casos de terroristas que han recibido varios tiros en las piernas y siguen corriendo, y lo que es peor, disparando porque los efectos de las heridas no son inmediatos».