Ese también es un argumento tramposo porque cuando se anunció la inclusión de la asignatura y su contenido, esos sectores que he mencionado, sin conocer los textos, pusieron el grito en el cielo por cuestiones obvias. Una vez conocidos los textos y, por lo tanto, desactivado el razonamiento antiguo, lo que se promueve es la peligrosidad de la obligatoriedad (si alguien vuelve a verme repetir dad en las próximas seis líneas que me arrée un cantazo) de la asignatura porque atenta contra el derecho a elegir la ducación de sus hijos, de los padres. Pues bien, es cierto que estamos en una época de relativismo en la que vale todo y se entiende que es posible justificar lo más abyecto, lo más sucio, lo más mediocre, lo más violento, si invocamos de manera conveniente, nada menos que la libertad. Esa invocación a la libertad que realizan quienes se niegan a escolarizar a sus hijos aduciendo disconformidad con la escala de valores morales que la escuela impone a los jóvenes o los que los escolarizan en escuelas que cercenan su voluntad de SER, desde la más tierna infancia. ?Por qué una sola asignatura?. Relativicemos la conveniencia de la educación en general porque en conjunto, es posible que haga que nuestros hijos asuman una moral que no deseabamos para ellos.
Mientras estoy escribiendo esto, mi novia me entrega la hoja parroquial del XXVII Domingo del Tiempo Ordinario (07/10/2007) de la Parroquia Virgen del Carmen de Móstoles (Madrid) en la que se nos invita a defendernos de la asignatura. A objetar, a revelarme contra el Estado de Derecho, porque dice que la moral que el Estado pretende imponer tiene unos contenidos que "no son conformes a la Doctrina Social de la Iglesia". Parece que la cosa es clara. Lo que la asignatura pretende "imponer", es decir la igualdad de las personas, la existencia de la Constitución como fuente de convivencia y de derechos comunes, la percepción de la heterogeneidad social, los derechos humanos como norma inexcusable de justicia y tolerancia, no son principios con los que la iglesia católica (la romana, mejor dicho) se sienta identificada. Son contenidos peligrosos o, en todo caso, susceptibles de ser o no aceptados y, por lo tanto, de ser o no inculcados. Se entienden como valores que no tienen por qué ser comunes y generalmente aceptados, sino como una moral optativa. Bueno, esta iglesia acude en mi ayuda y pone frente a mí, negro sobre blanco, que es absolutamente imprescindible que defienda que el conocimiento de los derechos humanos, la moral del bien, el respeto a la diferencia y la busqueda de la justicia, no pueden ser optativos.
Salud y suerte.