Bueno está claro que las cosas ya no son como antes.
Cuantos recordaréis aquellos entra?ables a?os del EGB, el BUP y el COU.
En todas las clases estaba el típico empollón al que todo el mundo le pedía los apuntes y que a veces era el blanco de bromas inocentes (no como loas de ahora, que ya han dejado de ser bromas). Estaba el macarrilla de turno, que era un enrollao y siempre daba la nota para hacer reir a la calse y que ponía histérica a la profe pero de buen rollo. Al final de curso todos hacíamos una fiesta y eramos amiguísimos del alma. Nos depediamos hasta el siguiente curso con cierta melancolía y con un sentimiento de echar de menos a todos los compa?eros y maestros (bueno algunos maestros no).
En la clase reinaba el respeto ante todo. Era como un código que no se podía violar, que estaba ahí pero que no existía. Se podían hacer ciertas cosas pero hasta un cierto límite y el que se pasaba de la ralla era malvisto por el resto de comp?aeros.
Los insultos graves y agresiones a compa?eros y profesores hubiesen sido repudiados por la gran mayoría. Hoy los chavales creen que es normal que te queden 5 para septiembre o incluso repetir curso varias veces. Si no es así, eres un empollón y un lelo, no eres un tipo guay y eres un pringao. Amenazar y cagar de miedo al resto es de machos o de chicas con caracter, pegar a un profe es lo más de lo más, alcanzas el título de líder macarra de la calse. Plantarle cara a los maderos y a los papás es una demostración de superpoder y de que uno es invencible. Un rebelde que está por encima de todo y de todos, imparable, incontrolable. El consumo de drogas y alcohol, potencian esa sensación de superpoder y se acaban cometiendo delitos de todo tipo, pero da igual, estás por encima de la poli. La ley te ampara, unos a?itos en un reformatorio (que parece un parque de atracciones) y luego a la calle. O te escapas y ya te conviertes en un superhéroe de la ostia....
Sí, el cuento ha cambiado... y mucho.
Muchos padres piensan que sus hijos serían incapaces de cometer las barbaridades de que se les acusa. "Miralo ahí dormidito, pobrecito, si es un angelito".... Sí se?ora, lo es, pero solo cuando duerme. Pero su hijo acaba de quemar viva a una indigente que intentaba dormir en un cajero para salvaguardarse del frío invierno.
La educación y la ley han de cambiar mucho para que las cosas vuelvan a ser como antes, aunque sea un poco nada más. La dichosa ley del menor no protege al menor, todo lo contrario, lo desampara. Y la educación.... ay la educación... no solo depende de los profesores, depende en mayor grado de los padres. Los profesores están para educar a los ni?os intelectualmente, los padres son los únicos responsables de la educación en valores éticos, morales y humanos. El gran error de hoy es que educamos a nuestros hijos como si fueran colegas o amiguetes, y no hay que olvidar que los padres son mucho más que eso,deben ser padres por encima de todo.