Racismo
La otra ma?ana fui a la Oficina de ?Extranjería? de aquí en Alicante, para renovar el permiso de residencia de mi mujer, de nacionalidad francesa, pensando que, casada con un espa?ol, con cincuenta a?os de residencia y cinco hijos nacidos en Espa?a, se trataría de un sencillo trámite burocrático, que podríamos resolver sin problemas.
Frente a la puerta de acceso a las oficinas, nos encontramos mi mujer y yo con dos policías nacionales y en ambos lados dos interminables filas de personas, que según me informaron llevaban algunas toda la noche haciendo cola para conseguir número y poder ser recibidas al día siguiente. Habían pasado horas en la calle, a la intemperie, sentados o tumbados sobre la acera; la noche había sido fría e incluso había llovido; la mayoría eran hombres, pero también había mujeres, no todas jóvenes, y muchos ni?os de todas las edades.
Ante tal perspectiva me dirigí a uno de los policías; mi mujer es mulata y al verla casi ni me escuchó; me ense?o la cola que nos correspondía y me aconsejó volver a primeras horas del día siguiente. Eso hice y a las siete de la ma?ana me presenté solo -mi mujer se quedó en casa a la espera de los acontecimientos-. Las colas eran aún más largas que el día anterior. Me dirigí al policía que me había atendido y le dije: ?Tengo 87 a?os, mi mujer 79 y sufre de los ri?ones, es francesa, lleva 50 a?os en Espa?a y necesita renovar su permiso de residencia; no estamos ni yo ni ella en condiciones físicas para hacer cola en la calle durante horas, ?qué solución me propone??.
Al oír que se trataba de una francesa, todo cambió; sonrisas y amabilidades casi diría que excesivas. ?No se preocupe?, me dijo; dígale a su esposa que venga en taxi y una de nuestras funcionarias la atenderá sin necesidad de que salga del coche. Y así fue; el propio jefe del negociado correspondiente salió a recibirnos y a disculparse de las molestias que podíamos haber sufrido. Por ser francesa se la trató como correspondía, humanamente. Y los demás extranjeros, magrebíes, subsaharianos, sudamericanos, chinos, rusos... ?No son personas como nosotros?, ?no se merecen ser tratados con la misma humanidad? ?Es justo obligarles a pasar la noche en la calle, sometidos al frío y a la lluvia, sin protección alguna, para cualquier trámite administrativo?
A eso lo llamo racismo, racismo de la peor especie.
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