El 'Despedroche'Cristina Pedroche en 'Zapeando', algo así como una Chiquita de la Calzada, aunque sin puñetera gracia, que cada día se crece más ante sus pésimos chistes. Carne de 'teleprompter'. Sobre todo eso. Carne. Carnaza. Otra chica mona que acaba por estragar a cualquiera. Molan de ese programa Ana Morgade, Miki Nadal y Leo Harlem. Pero no 'la' Pedroche. Ni Anna Simon. Será porque los primeros sí que son humoristas profesionales, ¿no? Será porque las segundas no sabe uno lo que son.
Oído en multitud de hogares: "¡Esconded a los niños, al caniche y al abuelo, que 'la' Pedroche va a dar las campanadas!".
¡O sea, 'la campanada'!
¡Y tanto que la dio! ¡Qué Nochevieja! Pero si estaba la pobrecilla más desorientada, y fuera de contexto, que el estilista de Jorge Javier Vázquez. Eso sí, medio en pelota picada.
'La' Pedroche. Cristina Pedroche. Pedroche, Cristina. 1,68 millones de seguidores en Twitter. E insultos a 'cascoporro'. La vallecana Pedroche. ¡Madre del Amor Hermoso! ¡Empezamos bien el año! Con la Pedroche como concepto. Como entelequia. Como burda 'top-model' de lencería nada fina que, sin saber hacer la o televisiva con un canuto, se convierte en 'trending topic' y reina catódica por aquello de enseñar el braguerío. Resulta ahora que el burka cañí son las transparencias 'chonis'.
De la 'Princess of the Spanish Pueblo' (esa Belén Esteban, que cada día que pasa 'sobándola' cual lirón tras una noche de farra en 'Gran Hermano VIP 3', se parece un poco más a cualquiera de las picassianas señoritas de Aviñón) hemos pasado a la monarca de las sexy babydolls. Es la televisión dodotis. Del 'Mundo Obrero' al 'Mundo Braguero'. Resulta, por lo menos para mí, totalmente inexplicable el éxito de esta chica. ¿Qué hace 'la' Pedroche ocupando el espacio que deberían ocupar, en su lugar, eso sí, en programas serios y de calidad, filósofas como Adela Cortina o poetas como Chantal Maillard? ¿Cuál es su mérito aparte de dárselas de vecinita del 5º en versión chistosilla?
Corre el rumor de que hasta el pobre Stephen Hawking se atragantó a la tercera uva mientras seguía las campanadas de La Sexta a través de Internet. Nos dio a todos la 'precampana' electoral Cristina Pedroche y, por mi parte, estoy metido en un bucle del que no sé si podré salir. Imposible soportarlo más. Catorce días justos llevo metido dentro de él. Yo, al igual que Hawking, llevo catorce noches despertándome de madrugada, entre sudores fríos y temblores, tras haber contemplado esa recurrente y horripilante pesadilla: Cristina Pedroche, en plena Puerta del Sol, junto a ese 'quiero-ser-pablo-motos-y-no-puedo' denominado Frank Blanco, mostrando sus braguitas negras entre transparencias que parecían salidas de la sección de lencería de un 'Todo a un 'eulo''. Lo que hubiera dado yo por haberme comido las uvas en Sevilla capital, no viendo las campanadas gracias a Canal Sur.
Transparencias. Eso es lo que le pido yo al nuevo año. Pero nada que ver con el salto de cama de 'la' Pedroche. Sino con las transparencias de Correa, Bárcenas, Camps, 'la' Pantoja, Urdangarín, Rato y demás presuntos 'amiguitos' de lo ajeno. Que muestren lo mejor de sí mismos. En bragas y calzoncillos. Pero lo dicho. Empieza fuertecito el año.
¿Cambiar la Constitución? Vale, de acuerdo. Pero cambiémosla por un catálogo de Victoria's Secret. Y volvamos, si cabe, casi a los tiempos de Alatriste. Y es que lo de 'la' Pedroche fue algo así como muy de los años del destape. Aquellos maravillosos 70. 'Lib', el 'Interviú' verdadero... Que si Bárbara Rey, que si Norma Duval, que si Rocío Durcal. Época de felpudos y pezones a mansalva. Retrocede España a ritmo de campanada sonrojante y caducada, y uno, que es muy suyo, entre el 'despedroche' y la capa de 'Condemor' Drácula de Ramontxu, ya no sabía si estábamos entrando en el 2015 o en un episodio 'viejuno' de 'Cuéntame' con Antonio Alcántara entupetado hasta el cerebelo y gritando a los cuatro vientos: "¡La plaza lo peta! ¡La plaza está petada!".
¿Habrá en esta vida (televisiva) algo más hipnótico que un salvaeslip o uno de esos escotes que pueden acabar convirtiendo en una especie de clon del bueno de Rompetechos a cualquiera?
Ahora caigo en lo que es, en realidad, la Marca España: Bragas Princesa.
¡De vergüenza ajena, vamos! ¡Pero es que esto es lo hay, amiguitos!
