MOSSOS
Maragall contrata a vigilantes privados para que ?protejan? a los Mossos d?Esquadra de una de sus comisarías de Barcelona
REdacción
Lleva uniforme, porra y hasta grilletes. Y, sin embargo, su presencia en la puerta de la flamante nueva comisaría de los Mossos d?Esquadra en el barcelonés barrio de Les Corts no deja de ser chocante? muy chocante. Es lógico, porque el susodicho guardián no es uno de los bien pagados agentes de la Policía Autónoma catalana sino el humilde empleado de una empresa de seguridad privada encargado de la custodia del edificio policial.
Fuentes del Consejería de Interior de la Generalitat, que dirige la socialista Montserrat Tura, han reconocido a El Confidencial la existencia de dicho vigilante, aunque se escudan en unas supuestas obras en la comisaría para justificar su presencia: ?Se encarga de protegerlas?, han asegurado a este diario, para a continuación recalcar que el coste de su presencia no sale de fondos públicos, sino que lo cubre la empresa encargada de dichas reformas.
Un parapeto que, sin embargo, no pueden utilizar cuando se les pregunta por el otro caso de vigilancia privada que da servicio al departamento de Interior catalán: el de los guardias de seguridad que controlan las entradas y salidas de visitas en el número 69 de la Via Laietana, sede de la propia Consejería. ?Aquí se encargan del control del arco de detector de metales?, apuntan entre titubeos.
Un llamativo despliegue de vigilancia privada que, sin embargo, no se produce ni en la sede madrile?a del Ministerio del Interior ni en las comisarías y cuarteles del Cuerpo Nacional de la Policía y la Guardia Civil, donde son miembros de ambos Cuerpos los que se encargan de la vigilancia de los edificios y el control de las visitas, incluido el manejo de las medidas electrónicas de seguridad de los mismos.
Un llamativo despliegue que, además, se conoce sólo veinte días después de que el Gobierno de Pasqual Maragall, con la consejera Tura a la cabeza, hubiera presentado a bombo y platillo el despliegue de 2.614 mossos en la ciudad de Barcelona. Un despliegue que incluyó la puesta en funcionamiento de diez comisarías -una por distrito- y sacar a la calle 538 vehículos entre coches, furgonetas y motos. Todo un alarde de medios que, sin embargo, no parece ser suficiente para garantizar la seguridad de la propia Policía Autonómica. Por cierto, ?quién protege, entonces, al vigilante?
en tres palabras, IM PRE SIONANTE