Homenaje a la primera promoción de mujeres policías municipales de Madrid
Jue, 31/03/2011
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CSI-F se felicita porque la actual Jefatura de policía municipal de Madrid haya homenajeado a la primera promoción de mujeres policías municipales de la capital
Con un encuentro Nacional de mujeres policías, la actual Jefatura ha querido rendir un homenaje a la incorporación de la mujer al Cuerpo de Policía Municipal, en las Policías Municipales que integraron aquella primera promoción, que fue además pionera en toda España. Previo a la clausura en la mesa de trabajo “Algunas historias de vida”, en la que se rememoraba los inicios y el trabajo que se ha realizado y se sigue realizando para que la mujer policía tenga el reconocimiento de igualdad en el Cuerpo.
La Mesa en la que se encontraba nuestra compañera, en la actualidad, Coordinadora Nacional de CSI-F, Sector Administración Local, Amalia Rol, integrante de esa primera promoción y a su vez artífice de muchas de las reivindicaciones que se tuvieron que hacer en aquella época y que gracias a su tesón marcaron un antes y un después en materia legislativa.
Amalia Rol en su intervención aprovechó para dar las gracias al actual Inspector Jefe de la Policía Municipal de Madrid, Emilio Monteagudo, de quien dijo que “era el primero que había tenido curiosidad para indagar lo que piensan y sienten las Mujeres Policías Municipales”, se detuvo en los inicios de aquella “aventura” en la que se embarcaron aquel grupo de mujeres, que como se puso de manifiesto, sabían quizá muy poco de disciplina y de jerarquía. Pero también lo poco que sabían sus superiores y los propios compañeros a la hora de tratar con ellas.
Ni tenían el mismo horario, ni las mismas funciones, ni siquiera la misma uniformidad. Tuvieron que soportar “el frío invierno de Madrid con faldas y tacones y con bolso incorporado al hombro, hacer tráfico y atender a las situaciones que se presentaban: desde correr, hasta repeler alguna actuación”. Amalia Rol, a quien la Oficial de la Policía Municipal de Madrid, Ema Teresa López, denominó como un “símbolo”, desgranó el rosario de acontecimientos con fina ironía, pero también con el gran cariño que el paso de los años va dejando. “Ni podíamos casarnos, aunque yo lo hice, me echaron y tras un contencioso, me tuvieron que readmitir y se creó jurisprudencia. Con ello, se abrió la vía para el resto. Pero tampoco tener hijos y se tuvieron y eso también abrió camino para las siguientes, no sólo porque tuvieron que pensar en la uniformidad, sino en todo lo demas”.
Recordó también lo esperpéntico de la situación en los Tribunales cuando una de las jóvenes Policía Municipal tuvo que acudir a los tribunales. “En aquella época, recordó Amalia, la tutoría llegaba hasta los 21 años, cuando en calidad de su cargo tuvo que presentarse en un juicio, el juez le dijo que donde estaba su padre. Ella iba en calidad de Agente de la autoridad”.
Amalia Rol tuvo también palabras de recuerdo, que arrancaron el aplauso de los asistentes, para las que ya no podían estar presentes, y les rindió un calido recuerdo personalizando en las tres fallecidas de la Primera Promoción. Fueron muchas las anécdotas que ahora se escuchan con una sonrisa y hasta provocan carcajadas, pero que entonces eran la vida misma. Estamos hablando del año 72. Una España en la que, como la definía Amalia Rol, era una España en blanco y negro, como la televisión que veíamos entonces.
El anecdotario sirvió para tomar conciencia de la gran labor que estas primeras Mujeres Policías Municipales hicieron, allanando el camino de las siguientes compañeras y generaciones. Lo que quisieron poner en valor las integrantes de esta mesa, además de nuestra compañera Amalia Rol, Teresa Carrasco López, Intendente-Jefa de la Policía Local del Prat de Llobregat (Barcelona), Francisca Borrero Núñez, Inspectora de la Policía Local de Almonte (Huelva) y Ana Alvárez Alvárez, Oficial de la Policía Municipal de Madrid, e integrante de la Primera Promoción femenina, es que nada se consigue si no se pelea ni trabaja y sobre todo que ya es hora de que se actúe con plena igualdad, porque ya no tienen que demostrar nada las mujeres y en este colectivo tampoco.