Un detenido rompe un cristal del Juzgado y hiere fortuitamente a su esposa, que iba con un bebé.
Un magistrado logra reducir al individuo y arrebatarle un trozo de vidrio que había cogido para huir tras conocer la orden de ingreso en prisión por robar.
La rápida acción y la sangre fría de un magistrado logró ayer reducir a un detenido que iba a ser conducido a Topas y para huir se había armado con un cristal tras romper la puerta de un juzgado y herir fortuitamente a su esposa, que le esperaba sentada en el vestíbulo con su bebé en brazos. El suceso, que requirió la intervención de los propios funcionarios de los juzgados número 4 y 5 para calmar los ánimos, se desarrolló a las 14.20 horas en décimas de segundos, los necesarios para que el detenido por un robo con intimidación, acompa?ado por varios familiares, lanzara un pu?etazo a la puerta de salida del Juzgado número tres y acceso al hall de la sala de vistas, según han informado fuentes judiciales.
Algunas versiones apuntan que el individuo lanzó un golpe a la puerta acristalada y cogió un trozo de vidrio para zafarse de los policías nacionales que le custodiaban en el pasillos del Juzgado. Al otro lado de la puerta estaría su esposa, con su hijo en brazos, a la espera de la decisión del juez que tomaba declaración a su marido. La mala fortuna quiso que al golpear la puerta un trozo de cristal cortara en el cuello de la mujer, que de inmediato comenzó a sangrar y a gritar, asustada por si el peque?o, de pocos meses, hubiera resultado herido. Otras fuentes apuntan que el cristal pudo proceder de la caja en la que se encuentra la manguera contra incendios, situada sobre las sillas donde estaba la joven con el ni?o, que habría saltado en pedazos al recibir un pu?etazo del arrestado.
Lo cierto es que el nerviosismo cundió en el peque?o y angosto recibidor, donde el matrimonio forcejeaba, ya que la joven comenzó a increpar a su esposo, mientras éste gritaba ?soy inocente?, indican funcionarios que acudieron al escuchar las voces.
La alarma cundió en los primeros instantes, cuando observaron que la joven sangraba abundantemente por el cuello, incluso se llegó a creer que el cristal podía haberle alcanzado alguna arteria. Los efectos de la herida eran más visible porque llevaba el cuello al descubierto y vestía una camiseta de tirantes, que en pocos minutos se llenó de sangre.
El primero en llegar a la escena fue el magistrado del Juzgado número 5, alto y de complexión fuerte, quien se interpuso entre el matrimonio y logró reducir al detenido, mucho más bajo y enjuto, así como hacerse con el trozo de cristal que exhibía para tratar de deshacerse de los policías nacionales que le custodiaban y de los guardias civiles que vigilan el Palacio de Justicia. Al parecer, otros familiares del arrestado se ocupaban de agarrar a los policías para impedir que actuaran. Los refuerzos llegaron rápido, aunque los testigos apuntan que los servicios médicos del 112 tardaron diez minutos en llegar a la sede judicial y atender a la víctima, de la que se ocuparon inicialmente los funcionarios del Juzgado número 5. Presentaba un corte de varios centímetros en el cuello, si bien comprobaron que no era profundo.
El altercado no tuvo mayores consecuencias porque no se produjo a primera hora de la ma?ana, cuando tienen lugar juicios en la sala de vistas situada en ese vestíbulo, donde suelen esperar también testigos e imputados.