Otra vez tengo que darte caña y no porque me caigas mal pero si por tu responsabilidad como sindicalista.
Le llamas amigo, por lo que presumo le conocerás de hace tiempo, pero también es un compañero y trabajador del Ayuntamiento de Madrid, y a estas horas, el sindicato, no sé si David pertenece a upm pero es igual, debería haber reaccionado oficialmente ante esa noticia de prensa, porque además dices que ya conocías su contenido, más razón para que upm defienda a todos los trabajadores y se posicione contra el acoso laboral en el trabajo.
Igualmente, a esos sindicatos de clase que se les llena la boca con las palabras en defensa de los trabajadores y trabajadoras se les deberia caer la cara de vergüenza para a estas horas no haber sacado un comunicado de repulsa y a la vez de apoyo a este trabajador municipal.
Ni en las páginas webs hacen mención a la sentencia y caso, en ninguna.
David no te lo tomes a mal pero tenía que darle caña porque me parece que la lentitud en reaccionar es un grave defecto.
Más razón que un santo, los trabajadores y trabajadoras, como gustan referirse a nosotros, estamos cansados de oir que se nos defiende, que si hay que luchar contra el acoso laboral, y para ello firmaron un acuerdo y lo incluyeron en él (por cierto, esos protocolos que dice la norma nadie los conoce y que sepamos nunca se hicieron), y ahora, que tenemos un caso sentenciado y firme, los sindicatos, todos ellos, enmudecen y miran para otro lado.
El compañero David ha debido sentirse más sólo que la una en este asunto, porque pocos se terminan implicando realmente y menos durante tanto tiempo, somos asi de egoístas, en un problema que le afecta sólo a él.
Ahora que el asunto, al menos en lo contencioso ha finalizado, ha de sentirse igualmente sólo, porque si bien todos nos hemos apresurado a darle la enhorabuena, lo cierto es que quienes tienen las responsabilidades de perseguir y denunciar estos casos vuelven a meterse en su caparazón sindical mirando para otro lado, y me estoy refiriendo claramente a esos que una y otra vez nos bombardean con los acuerdos protocolizados para perseguir el acoso laboral, y ahora que tienen la oportunidad de salir de sus caparazones para denunciar públicamente lo que la justicia ya ha sentenciado, se esconden en el silencio.
A todos compete, sindicatos con y sin responsabilidad en los distintos niveles de negociación denunciar este caso, porque además es el primer caso de un policía de base que gana una sentencia de este tipo, en la que además
era el derecho a la libertad de expresión lo que estaba en juego, ya que el acoso lo sufre por la apertura de la página, y como sentencia el juez:
una web legal con fundamento en su libertad de expresión. La próxima vez que un sindicalista me diga o me envíe un correo sobre el acoso, los protocolos y la lucha de los trabajadores y trabajadoras,
les recordaré a todos este caso y como todos miraron para otro lado,
antes, durante y ahora.