Lo que nos quedaba por ver!!!!
Leed este artículo del Periódico de Barcelona
El Asesino de la Ballesta guionista de una película sobre su vida.
Al final lo van a convertir en un heroe, como pasó con el Baquilla
BARCELONA
?lex Brendemühl sabe que la película que rueda en las afueras de Manresa suscitará polémica y escándalo, pero a veces encender mechas es necesario. El reto al que se enfrenta como actor es dar vida a un personaje inquietante, lleno de claroscuros: un --en apariencia-- tranquilo estudiante de 20 a?os que de la noche al día se transformó en un monstruo tras matar a su padre arrojándole flechas. Era febrero de 1994 cuando Andrés Rabadán, conocido como el loco o el asesino de la ballesta, se entregó a la policía y se declaró autor del parricidio y de los sabotajes que provocaron tres descarrilamientos en la vía férrea del Maresme.
Bonaventura Durall estudiaba hace ocho a?os el último curso de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Catalunya. Buscaba un tema para una película documental cuando, "por casualidad" fue a cenar al restaurante Amaya. En las paredes colgaban cuadros que Rabadán había pintado en la cárcel. Quedó fascinado. "?Cómo alguien con esta capacidad creativa había sido capaz de tanta destrucción en el pasado?". Intentar descifrar esa incógnita le llevó a una obsesión: tenía que conocer a Rabadán y convencerlo de que colaborara en su proyecto. La película, su ópera prima, tenía que girar en torno a ese hombre que aún vive entre rejas. Lo escribió, y nada. Rabadán le cerró todas las puertas. "Consideraba que los artículos que se habían escrito sobre su exposición lo habían perjudicado".
A los dos a?os, tras una nueva exhibición de su obra pictórica, lo intentó de nuevo. El preso se mostró receptivo, incluso aceptó que fuera a visitarlo a Quatre Camins. Cientos de horas de conversación y más de 300 cartas han gestado durante tres a?os esta película que se titula Las dos vidas de Andrés Rabadán y cuyo rodaje empezó hace tres semanas. Rabadán, a quien se le diagnosticó esquizofrenia paranoide, aparece como coguionista y autor del storyboard de esta cinta de ficción que se acompa?ará de un documental sobre las raíces de su transtorno mental. "Presenció el suicidio de su madre, su padre lo maltrataba, conoció el infierno desde ni?o... Nada de eso afloró en el juicio", recuerda el cineasta que hace mención a un secreto que sólo conocían Rabadán y su hermana. Es la carta que se guarda.
UN MONSTRUO
Para Brandemühl supone un reto intentar comprender lo que motivó a Rabadán. No es la primera vez que el actor se adentra en el lado más oscuro de un comportamiento psicótico. Ya lo hizo en Las horas del día, de Jaime Rosales. Pero ahora se trata de un personaje real al que ha escuchado, ha observado, ha leído y ha dedicado horas a contemplar sus cuadros. Coincide con el director en que hay que huir de lo morboso, de lo más escabroso que rodea al caso. "No haré nada tendencioso, aunque moralmente me posiciono. Mi mirada no es la de los funcionarios ni la de los psiquiatras, sino la de un hombre al que le es muy difícil una segunda oportunidad". Para el actor, su personaje es un monstruo al que la sociedad ha ahogado en su propio mito. "Por eso ante todo esta película es una reflexión sobre la dura realidad de las instituciones penitenciarias y la problemática de la reinserción".