Creo que este artículo ilustro un poquito sobre el tema en su momento:
Sentencia contra los MossosLa idea de perder mossos que llevan años jugándose la vida por nosotros es un pésimo escenario.
Pilar Rahola | 30/11/2008 |
Decía Lluís Foix que las sentencias no son "ejemplares" sino "normales" y que están para ser acatadas. No le falta razón. La democracia se basa en la credibilidad del sistema judicial. Pero que ello sea así no evita la crítica, también democrática, cuando sus sentencias siembran interrogantes y vienen acompañadas de demasiado ruido de fondo. En estas circunstancias, tan necesario para la democracia es acatar las sentencias como expresar, en paralelo, la perplejidad que pueden causar.
Así debe de haberlo sentido la consellera Montserrat Tura, que ha dejado patente su malestar por la sentencia que condena, por torturas, a cinco mossos d´esquadra a penas de hasta seis años de cárcel. Como participo del mismo malestar, y como se trata de policías con una impecable hoja de servicios, miembros de la unidad de lucha contra los crímenes más violentos, me veo en la necesidad de formular algunas preguntas altamente incómodas.
Estas son las cuestiones. Veamos. Hablamos de seis policías miembros de la unidad de élite que lucha contra los crímenes más violentos, desde atracos a mano armada hasta robos con violencia extrema en domicilios. Su hoja de servicios es tan notable, que sólo en los dos últimos años han resuelto 472 delitos graves, entre ellos 44 atracos y 35 asaltos a domicilios. Han detenido a 191 personas, de las cuales 90 están en prisión sin fianza, y 99 libres con cargos.
En el caso que nos ocupa, estaban investigando un atraco brutal que llevó a una joven a sufrir graves lesiones físicas. Cuando detuvieron, por error, al ciudadano rumano, tenían indicios solventes: su foto con antecedentes, una foto en un cajero y el reconocimiento de la víctima. De manera que no pasaban por ahí cuando fueron a buscar al joven, sino que creían estar ante un delincuente muy violento. La detención fue rápida, y pronto lo llevaron a la comisaría de las Corts. En pocas horas se aclaró el error y el joven retornó a casa.
A partir de aquí, el caso adquirió dimensiones tan notables que ha acabado con una condena por torturas de seis años contra tres de los policías, dos años contra un cuarto, y la inhabilitación de un quinto. Nada que decir. Sin embargo, mucho que preguntar.
Primero, ¿es normal que la judicatura sólo acepte el testimonio del acusador y no acepte el testimonio de varios policías con impecable hoja de servicios?
¿Es normal que considere que la declaración de los policías no tiene credibilidad?
¿Es normal que los jueces pidan a otro cuerpo de seguridad -la Policía Nacional- la búsqueda de testigos oculares y, cuando la Policía los trae, su testimonio contrario a las tesis de la tortura no sea tenido en cuenta?
¿Es normal que dos informes médicos, uno de ellos de Peracamps una hora después del arresto, aseguren que no hay ninguna lesión, a excepción de un pequeño hematoma -para el cual se receta paracetamol-, y ello no sea relevante?
¿Es normal que no existan lesiones físicas y, sin embargo, se les acuse de torturas?
¿Es normal que se base la credibilidad del ciudadano rumano en que vive en Rumanía y "se ha molestado en desplazarse a Barcelona"?
¿Es normal que un abogado no pueda acabar un alegato porque es la hora de comer?
¿Es normal que todo ello signifique que unos policías que se juegan la vida deteniendo a atracadores violentos puedan ir seis años a la cárcel por unos delitos que no significaron ni el ingreso en hospital de la víctima?
Y, finalmente, ¿es normal que todo ello ocurra mientras se hace pública la mala relación entre jueces y Mossos, incluyendo una insólita nota acusatoria contra los Mossos del juez decano José Manuel Regadera, después de que una juez se negara a hacer la prueba de alcoholemia?
Puede que sí, que sea normal, y que los legos como yo nos hagamos preguntas extraterrestres. Pero no puedo evitar ese hondo malestar que también sufre la consellera. Y no sólo por el drama de las familias de esos policías, también porque la idea de perder a mossos que llevan años jugándose la vida por nosotros y que tienen una hoja de servicios impecable es un pésimo escenario.
En fin. Veremos qué dice el Supremo. Y, sobre todo, esperemos que el Supremo no nos motive tantas preguntas incómodas.
http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20081130/53590250080/sentencia-contra-los-mossos-policia-nacional-montserrat-tura-lluis-foix-barcelona-supremo-rumania.html