No es la primera vez que desde esta página se traspasan las líneas rojas.
https://h50policia.es/noticias/espana/un-policia-nacional-se-suicida-en-madrid-victima-de-la-ley-de-violencia-de-genero/Un Policía Nacional se suicida en Madrid víctima de la Ley de Violencia de Género
Una vez más un Agente decide quitarse la vida y llena de consternación y frustración a todos los compañeros que lo conocían y que no pudieron hacer nada para evitarlo.
Un Agente de la Policía Nacional destinado en Madrid, originario de Palencia y de tan solo 44 años, ha decidido quitarse de el medio tras meses de lucha contra su exmujer.
Deja un hijo pequeño, al que amaba más que a su vida, pero a pesar de ello ha preferido irse y dejar de luchar. Los compañeros que lo conocían, justifican la mala decisión tomada en base a una Ley de Violencia de Género que deja en indefensión a los hombres ante las mujeres, si bien, no existe justificación alguna para tal desenlace.
Desde PolicíaH50 jamás entenderemos estas decisiones, da igual el motivo, en la que un compañero, ese que tiene la obligación y el deber de defender a los ciudadanos, no es capaz de defenderse a sí mismo.
Igualmente no podemos obviar la desidia de un Gobierno al que no le importan las alarmantes cifras de suicidios en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y que, en estos casos, únicamente se detienen a lamentar la muerte de un terrorista.
Tampoco, nos olvidamos de esas asociaciones policiales que pretenden luchar contra el suicidio solo con palabras bonitas, como por ejemplo y por nombrar una, «Ángeles de Azul y Verde», que aunque vean a un compañero apuntándose con su pistola en la sien, solo se les ocurre decirle «Compañero, comprendemos y abrazamos tu dolor. Aquí nos tienes, para hablar, desahogarte, o lo que necesites.» Pero si el compañero, continúa y mantiene esa arma en su cabeza, prefieren denunciarlo a Régimen Disciplinario porque transmite una imagen que puede producir un efecto contagio en el resto de Agentes.
La solución no están en terceros, ni en el Gobierno ni en asociaciones, la solución están en nosotros mismos y en los compañeros que nos acompañan. Dejemos de obedecer las instrucciones y hablemos claro. A todos esos Policías que les toca de cerca, tienen que contar sin miedo qué ha pasado y por qué lo ha hecho, que otros compañeros puedan identificar esa situación antes de una mala decisión.